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Caso Zulatto: condena a perpetua para un asesino irascible y para su cómplice

Soza Bernard y Pio Motier fueron condenados por asesinar brutalmente a un joven de 21 años en 2016. La ira que le generó a uno de los asesinos tras un entredicho derivó –para la Fiscalía– en la concreción de un plan criminal que terminó con la vida de Fabricio

Fabricio Zulatto tenía 21 años, jugaba al futsal en Newell’s y conoció a su asesino unos dos meses antes del crimen. Andrés Soza Bernard había logrado un beneficio penitenciario que lo llevó a la calle unos 10 meses antes. Por aquel entonces purgaba una condena por el femicidio de su ex pareja, ocurrido en agosto de 2008, aunque en aquellos tiempos la condena fue por homicidio agravado por el uso de arma de fuego, ya que el crimen en contexto de género no figuraba en el Código Penal. Tras salir de la cárcel convertido en licenciado en comercio exterior, vendía drogas al menudeo en la zona del actual Mercado del Patio. Un mes antes había tenido un encontronazo con Fabricio y le mandó un mensaje a un amigo de la víctima anunciando que lo iba a matar. En agosto de 2016, la víctima salió de su casa en auto y no regresó. Lo encontraron algunos días después en un pozo. Había sido golpeado y tenía tres tiros en la cabeza. Por el crimen, Soza Bernard y Omar Darío «Pilo» Motier –quien recibió una promesa de pago de 20 mil pesos por matar a Zulatto– fueron enjuiciados. Este lunes, los jueces Ismael Manfrín Juan Carlos Curto y Facundo Becerra dieron a conocer el veredicto: ambos fueron condenados a prisión perpetua.

Fabricio Zulatto.

 

Un amigo de Zulatto contó que un mes antes del crimen, Fabricio y Soza Bernard tuvieron un entredicho cuando el primero llevaba en su auto al agresor. Al otro día, el testigo recibió un mensaje del dealer en el que le decía que iba a matar a Zulatto. Esa amenaza se concretó el 9 de agosto de 2016. Según la reconstrucción, Soza Bernard lo llevó engañado hasta un búnker de zona norte donde esperaba Omar Darío Pilo Motier, de 33 años. Llegaron hasta una precaria vivienda en Genova al 2100 y concretaron el plan macabro: Zulatto fue golpeado y asesinado a tiros. Lo tiraron en un pozo en el patio del lugar donde estaba el kiosco de drogas y lo taparon con escombros. El auto de la víctima apareció en Suipacha al 700, a unos 200 metros del edificio donde vivía Soza Bernard. Una cámara de seguridad registró el auto esa misma tarde, cuando fue estacionado por un hombre que se bajó del coche y se fue caminando. Luego se determinó que el conductor era Soza Bernard y el auto era del Volkswagen Gol de la víctima.

Un llamado a la Fiscalía alertó que Zulatto estaba enterrado en un pozo en el búnker y que el lugar estaba a cargo de un tal Pilo. Con estos datos se libró una orden de allanamiento y en la precaria vivienda que hacía las veces de kiosco de drogas en calle Génova se encontró el cuerpo de la víctima. Esa misma madrugada se allanó la casa de Pilo, quien marchó preso. Casi una semana después, fue el turno de Soza Bernard. Con una orden de allanamiento la Policía llegó hasta la casa de su madre en barrio Belgrano. El acusado estaba escondido tras un sommier en el altillo de la propiedad. Del lugar secuestraron dinero, un arma y drogas, lo que generó además una investigación en el fuero federal.

El juicio

En la Justicia provincial, ambos detenidos fueron imputados por homicidio calificado por promesa remuneratoria y el concurso premeditado de dos o más personas y desde entonces están presos en calidad de coautores. Para la Fiscalía, ambos participaron en el crimen. Mientras se esperaba la llegada del juicio, la familia Zulatto se presentó como querellante a través del Centro de Asistencia judicial (CAJ) y a fin de julio de este año comenzó el juicio oral. La fiscal Georgina Pairola solicitó la prisión perpetua de ambos acusados. Este lunes, el tribunal que presidió el debate dio a conocer la decisión y condenó a Motier y a Soza Bernard a la pena de prisión perpetua.

El femicidio

En 2008, Soza Bernard era un estudiante de ciencias económicas y mantenía una relación amorosa con Gabriela Nuñez, una adolescente de 16 años. La chica descubrió que su novio tenía una relación paralela con una joven con la que llevaba años de novio, pero no pudo terminar la relación. Él le decía que iba a dejar a su novia, pero Gabriela se enteró que se había comprometido. Una reunión de Soza Bernard con sus dos novias pasó a mayores cuando la mayor de las jóvenes debió intervenir para evitar que el hombre golpeara a la adolescente. El 5 de agosto de ese año Gabriela fue a clases de inglés. Salió esa tarde del instituto y tomó por calle Sucre hacia San Juan para tomar el colectivo y volver a su casa.

Soza Bernard se apareció y le pegó un tiro en la cabeza. Como la chica no llegaba su padre fue a buscarla en auto. Pasó por el instituto y le dijeron que ya se había ido. Cuando dio la vuelta a la manzana para volver hacia su casa se topó con un tumulto de gente y policías. En medio del gentío, su hija estaba tirada sobre un charco de sangre.

Andrés Soza Bernard fue procesado y enjuiciado en el viejo sistema por el delito de homicidio agravado por el uso de arma. Aún no estaba legislado el femicidio. En 2010, fue condenado a 13 años de prisión por el crimen y el año pasado le unificaron esa sanción con una condena dictada por el tribunal federal por la droga encontrada en la casa de su madre. Hasta allí, Soza Bernard debía cumplir 17 años de cárcel, a lo que se suma esta nueva sentencia de prisión perpetua.

Para la fiscal Pairola, el móvil del crimen de Zulatto tuvo que ver con un comentario desafortunado o un entredicho que la víctima tuvo con Soza Bernard dentro de su auto cuando se trasladaron por unas pocas cuadras. Para la Fiscalía, el acusado “es un hombre irascible, con características particulares que se vieron cuando mató a su pareja” por lo que puso en marcha un plan criminal para matar a Fabricio del que participo Pilo Motier.

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