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Un romance exacerbado con textos de Astronomía transformados en poemas

Enana blanca es el título de la última novela de Daniel Guebel, quien toma un hecho científico, el avistaje en 1572 de esa supernova por el danés Tycho Brahe, para contar una historia a partir de textos de astronomía que transforma en poemas

Enana blanca es el título de la última novela de Daniel Guebel, quien toma un hecho científico, el avistaje en 1572 de esa supernova por el danés Tycho Brahe, para contar una historia a partir de textos de astronomía que transforma en poemas y que le sirven de excusa para un romance exacerbado.

El texto narra el vínculo entre el astrónomo chino Chian Kwai Feing y su amante Mei Nung, una espía del imperio de Longquing reclutada por el eunuco Gong Li en el año 1300.

“El amor en Enana Blanca es un arrebato poético, el modo en que dos completos inadecuados para la tarea de la producción estética de golpe escriben dos poemas inolvidables para ellos, donde se habla de las estrellas y del amor”, dice Guebel.

El libro también especula sobre el origen y el fin del universo, y reflexiona sobre el modo que tiene el poder para poner en contacto al pueblo con los poderes sobrenaturales y la ley terrena.

“Durante años quise escribir sobre Brahe, un científico loco que armó un observatorio astronómico con sus propias reglas, el Uraniborg, en la isla de Ven, y que en una pelea por cuestiones de amor perdió la nariz y la sustituyó por un instrumento de oro”, resume el autor.

Premio Nacional de Novela, Guebel (Buenos Aires, 1956) escribió, entre otros libros, Ella, Las mujeres que amé, Pornografía sentimental y La carne de Evita.

—La novela parte de un suceso real, la supernova que en el siglo XVI iluminó durante 16 meses el cielo europeo, pero el resto es invención.

— Cuando me senté a escribir no obré mediante un trabajo de acumulación de información, agarré Wikipedia, vi qué había ahí, empecé con Tycho Brahe y después llené. La “chinosserie” es toda una invención, no hay un por qué. De una manera u otra en mis textos opera la castración, que en esta novela rápidamente pasó al eunuco Gong Li, de quien me gustó que tuviera un nombre con resonancia testicular. El gong es un gran testículo sonoro de cobre.

—El libro trabaja sobre la idea de la interpretación, cuando el responsable de la inteligencia del imperio interpreta el poema de Chian Kwai Feing.

—Gong Li aplica un sistema de interpretación que va de la estética a la política, una lectura cifrada en clave conspirativa al modo de Ricardo Piglia. Es también una suave vocación del modo de construcción poética que aparece en el cuento de Saer Sombras sobre un vidrio esmerilado, donde una mujer compone un poema mientras mira a través de un vidrio esmerilado cómo se baña su cuñado. Una mujer que no tiene vida sexual, como el eunuco, quien lee de manera paranoica en relación a la lealtad con su amo. Ese primer poema es un texto que genera la demencia de la interpretación. Y el trabajo de traducción, si lo hay, fue escribir los poemas en castellano y traducirlos al chino con Google Translator.

—”Enana blanca” podría funcionar como un libro de divulgación astronómica.

—Los poemas cosmológicos tienen algún aporte mío y son un trabajo de apropiación y recomposición de “Cosmos”, un cofee-table book hermoso, con unas fotos extraordinarias y textos que cuando los fui leyendo me pregunté cómo los autores no se dieron cuenta de que estaban escribiendo poesía. Trabajé por rapto, inspiración, mi teoría de la invención estética es romántica, mis operaciones tal vez no. Es un libro escrito en un estado de exaltación narrativa y me siento orgulloso de haber podido escribir dos poemas cosmológicos aunque buena parte de la prosa no me corresponda… pero si el autor de Cosmos los leyera, probablemente no los reconocería.

—Hay una exaltación de lo erótico y lo romántico en la novela.

—Longquing y Gong Li quieren averiguar el secreto del amor, quieren saber por qué Mei Nung, que es empleada de ellos, se enamora de un gordo, fofo, impotente, que se dedica a mirar las estrellas. Y es inexplicable: el gordo sabe que ella lo traicionó, no obstante la ama, sabe que va a morir, no obstante la ama, y en esa entrega íntegra al secreto del amor Mei Nung descubre el paisaje a la luz de toda estrella, que es la iluminación amorosa.

La luz de una estrella que ya no existe podría ser la definición perfecta del amor. El amor no es nada y sin embargo hace que la gente se case, tenga hijos, compre casa, se vaya de vacaciones: es un inaferrable. El amor es el nombre que precipita la demencia de un discurso.

—¿Puede decirse que el libro es parte de una saga oriental?

—Mi etapa oriental nace en mi segunda novela, La perla del emperador, una versión de Las mil y una noches donde la gente muere pero el cuento se sigue contando. Hace dos años publiqué Tres visiones de las mil y una noches, donde hay textos del Oriente árabe con cierta dimensión metafísica. De Enana blanca deriva Shibari, una especie de Hamlet japonés del siglo XIV que está por publicarse. Y en la novela que estoy escribiendo ahora Lun Pen Lui ya es un cohete del estado comunista chino, un homenaje.

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