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Robo al voleo o ataque mafioso: hipótesis de una emboscada al jefe de la Federal

El comisario Mariano Valdés fue atacado a balazos por encapuchados que lo interceptaron en la autopista Rosario-Buenos Aires cuando paró en la banquina junto a su compañera para cambiarle la yerba al mate. Recibió dos tiros y está fuera de peligro. Su antecesor fue desplazado por causa narco

A sólo cuatro meses de quedar a cargo de la Policía Federal en la capital provincial, el comisario Mariano Valdés, de 51 años, fue emboscado este lunes por la noche cuando regresaba en un auto oficial de un curso de ascenso en la Capital Federal por la autopista Rosario-Buenos Aires, a la altura de Fighiera. El jefe policial tomaba mates con una agente y detuvo la marcha en la banquina para cambiar la yerba, cuando se acercó una camioneta de la que bajaron tres personas encapuchadas y abrieron fuego. Luego de un enfrentamiento, los agresores huyeron, la uniformada resultó ilesa y Valdés recibió tiros en el brazo y la ingle. Logró conducir hasta una estación de servicio cercana para pedir ayuda y terminó internado en un sanatorio de Rosario fuera de peligro. Desde allí declaró que vivió momentos “de máxima tensión con peligro de muerte” pero que demostró su preparación para sortear “situaciones extremadamente difíciles”. También deslizó que el móvil del ataque podría haber sido un robo al voleo, porque escuchó decir: “Dame todo”, aunque las máximas autoridades del Ministerio de Seguridad de la Nación adjudicaron el atentado “a las mafias” y no descartaron que esté vinculado al desplazamiento de la anterior cúpula de las Fuerzas federales en Santa Fe, actualmente bajo procesamiento judicial por connivencia con el narcotráfico.

El ataque ocurrió minutos antes de las 21 del lunes a la altura del kilómetro 256 y recayó en la Fiscalía de Villa Constitución, a cargo de Eugenia Lasciarandare. La funcionaria ordenó las primeras medidas de rigor: relevamiento de las cámaras de seguridad y de las cabinas de peaje de la autopista y toma de declaración a posibles testigos del hecho.

El auto oficial de la fuerza federal que manejaba el comisario e iba como acompañante la agente Roxana González, un Ford Focus, tenía siete impactos de bala y en el interior al menos diez vainas servidas calibre 9 milímetros, estos últimos que se estima salieron de las armas reglamentarias de los agentes atacados, describieron las fuentes consultadas.

Los agresores viajaban en una camioneta 4×4 doble cabina, color gris oscuro y con vidrios polarizados, de la que bajaron al menos tres hombres encapuchados, quienes dispararon directo a Valdés, quien repelió el ataque al igual que su acompañante, describieron los investigadores.

Una de las pistas quer siguen los pesquisas para dar con los desconocidos es que el comisario dijo que creyó herir a uno de ellos, quien era buscado en hospitales públicos y privados de la zona.

Tras el enfrentamiento que duró varios segundos, Valdés logró conducir hasta una estación de servicios YPF donde pidió auxilio. Los médicos lo llevaron al hospital de Arroyo Seco y luego de recibir las primeras curaciones fue derivado al Sanatorio Mapaci de Rosario.

El cirujano Gustavo Moreno dijo que el paciente se encontraba “estable, sin riesgo de vida, ni secuelas funcionales”. El profesional de la salud agregó que los dos disparos que recibió el policía le impactaron en el antebrazo y la ingle y tenían orificio de entrada y salida. También que el paciente estuvo todo el tiempo lúcido y que no hubo necesidad de transfusión.

Por su parte, el mismo Valdés declaró este martes por la tarde desde la habitación donde quedó internado y dijo que disparó unas diez veces, igual que la oficial que lo acompañaba. Además, señaló que cree haber herido a uno de los desconocidos, a la vez que resaltó que su respuesta ante el ataque “fue de manual” y que si bien se dio cuenta que lo habían herido nunca perdió la lucidez.

En su declaración oficial agregó que cree haber escuchado un “dame todo” en boca de uno de los agresores, por lo que no descartó un robo al voleo.

Fueron las mafias

Sin embargo, tanto la ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich, como el jefe de la Policía Federal, Néstor Roncaglia, dijeron que la principal hipótesis es que se trató de un ataque mafioso y no descartaron que esté vinculado a la reciente purga de la cúpula policial en Santa Fe que motivó el nombramiento de Valdés en el cargo.

«Los hechos son de carácter mafioso, las personas estaban encapuchadas y tiraron contra el auto, así que ahora investigaremos sobre las características y los autores, no voy a adelantar una opinión sobre esto», dijo Bullrich a radio Universidad de Santa Fe.

La funcionaria recordó que en mayo pasado nombraron a Valdés luego de relevar a la cúpula de la federal santafesina por «un acontecimiento de corrupción». Agregó que el ataque a balazos no es de “carácter común, sino mafioso” y remarcó que no se dejará “amedrentar en la lucha contra el narcotráfico».

«Esto es evidentemente, algo muy serio, muy grave, que lo ligamos a la tarea que está llevando adelante la nueva jefatura», añadió la funcionaria, quien al ser consultada sobre si sospecha de los policías desplazados dijo: «No necesariamente partimos de la idea que fueron ellos, pudo haber sido una banda narcocriminal».

En la misma línea se expresó Roncaglia quien recordó el “episodio desagradable en la delegación de Santa Fe” donde “reemplazamos a un montón de gente”. El jefe de la Federal advirtió que “el problema puede venir por ahí” y dijo que si bien está siendo investigado por la Justicia ordinaria la causa podría pasar a la competencia Federal. No obstante, observó que Valdés no había recibido amenazas antes del ataque de este lunes por lo que tampoco descartó un fallido intento de robo.

Pesada herencia

El atentado contra Valdés trajo a la memoria las circunstancias que lo pusieron al frente de la jefatura que hoy ocupa en la Delegación Santa Fe de la Policía Federal. El pasado 10 de mayo, el escándalo se hizo público cuando la institución fue allanada a pedido de la Justicia Federal. El entonces jefe en la capital provincial, Marcelo Lepwalts quedó detenido junto a cinco de sus subordinados bajo sospecha de connivencia con el negocio del narcotráfico. Un mes después, todos ellos quedaron procesados por distintos delitos.

Hace justo cuatro meses, en la delegación santafesina fueron halladas 88 bochitas de cocaína cuya procedencia y permanencia en el lugar no estaban claras. Néstor Roncaglia, máxima autoridad de la fuerza de seguridad nacional, encabezó personalmente los operativos. “Vine a dar la cara, no escondimos esta basura bajo la alfombra”, dijo entonces, casi con la certeza de estar ante un cuadro de corrupción.

Habían pasado pocas horas del allanamiento y ya Valdés ocupaba el cargo de jefe de la fuerza en la capital provincial. Su antecesor no había sido el único removido: rodaron también las cabezas de los supervisores regionales, todo a pedido de Roncaglia.

Trasfondo narco

El entonces jefe Marcelo Lepwalts y otros cinco efectivos federales de la delegación santafesina fueron detenidos en el marco de una investigación por diversos delitos en sus funciones como connivencia con narcotraficantes, encubrimiento y falsificación de documento público.

Sobre los funcionarios policiales confluyeron dos causas iniciadas por las Fiscalías Federales 1 y 2, a cargo de Walter Rodríguez y Gustavo Onel, y las investigaciones de Asuntos Internos. Con los datos recolectados, se ordenaron nueve allanamientos. Uno de los resultados fue el hallazgo de 88 dosis de cocaína en la propia sede de calle San Martín 3381. La droga no tenía cadena de custodia, se dijo entonces.

El jefe de la Federal a nivel nacional, Roncaglia, desembarcó en helicóptero en la ciudad de Santa Fe el mismo día de los operativos. “Como jefe de Policía vine a dar la cara; no escondimos esta basura bajo la alfombra bajo ningún punto de vista. El que saca los pies del plato, el que decide delinquir, sea lo que sea, y más complicado si es policía, vamos a investigar. Y este es el resultado. La investigación la hizo la propia Federal; nosotros generamos nuestros propios anticuerpos. No vamos a permitir este tipo de conductas”, dijo entonces el comisario.

Casi un mes después, el último día de mayo, el juez federal Francisco Miño procesó a Lepwalts y a los cinco subalternos por proteger a traficantes de sustancias prohibidas.

El narco con quien –según el expediente– los federales arreglaban es Guillermo Kernc, quien fue procesado por tenencia de drogas con fines de comercialización, cohecho y portación ilegal de arma de fuego.

A Lepwalts y a los suboficiales Cristian Bogetti, Michael Arbildo y Carlos Navarro los procesó por falsedad ideológica, sustracción de elementos probatorios, encubrimiento, incumplimiento de los deberes de funcionario público, falso testimonio y tenencia simple de estupefacientes. Quedaron detenidos y embargados en 300 mil pesos. Por otra parte, Miño procesó sin prisión preventiva a Dario Duarte y Lucas Bustos por tenencia simple de estupefacientes. El magistrado los embargó por 5 mil pesos.

Rodaron cabezas

Ese escándalo puso a Valdés, hombre de confianza de Roncaglia, al frente de la Delegación de la ciudad de Santa Fe. No sólo eso, Roncaglia removió a los superiores de Lepwalts: los comisarios Gustavo Ghiglione y Fabricio Geist.

Ghiglione, era el ex jefe del Área III en Rosario y supervisaba 11 delegaciones de la Policía Federal, entre ellas la de Santa Fe. Voceros del Ministerio de Seguridad señalaron que “no está involucrado con las causas judiciales federales que derivaron en los operativos” y agregaron que la decisión de Roncaglia fue “para garantizar la transparencia en la gestión”.

Otro federal que cayó en la volteada fue el ex director general de la Agencia Regional de Córdoba, el comisario mayor Guillermo Guardia, superior de todos ellos.

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