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Seis tiros, el anunciado final para una vida marcada por la pobreza y las drogas

Juan Manuel "Chan" Arias era el soldadito que cuidadaba día y noche el búnker de 24 de Septiembre y Manantiales, hasta que el domingo dos motociclistas lo mataron frente a su novia. Los móviles del crimen, según la Fiscalía, en una zona acostumbrada a episodios de alto voltaje

“Un esclavo de la droga”. Así definieron vecinos de la Vía Honda a Juan Manuel Arias, un joven de 27 años que pasaba sus días como soldadito de un pasillo que comienza en el cruce de las calles 24 de Septiembre y Manantiales y se extiende hacia el oeste. Allí hace años funciona un puesto de venta de drogas al menudeo, uno de los tres que hay en la zona, y la tarea de Chan, como apodaban a Arias, era alertar a los gritos sobre la llegada de la Policía y Gendarmería. Esa actividad le reportaba unos pesos diarios para mantener a su familia y solventar la adicción que padecía. El domingo por la noche, Chan murió asesinado de seis disparos por motociclistas que “pasaron y tiraron”, frase que describe una modalidad que se volvió un lugar común en la crónica policial de Rosario. El fiscal Adrián Spelta dijo que el posible agresor está identificado, y señaló que el móvil del crimen tiene como trasfondo la disputa por el control del territorio para el narcomenudeo.

Destino sellado

Vecinos de la Vía Honda relataron a El Ciudadano que era usual escuchar las discusiones entre Chan y su novia en la entrada del pasillo: “La piba lo buscaba y le decía «vos por 1.500 pesos te vas a hacer matar; o cuando caigas preso la única que va y transpira la camiseta soy yo. Y no te voy a volver a ver si a vos te meten preso»”. También deslizaron que Chan “no andaba armado y no se metía con la gente del barrio” y tenía tres hijos chiquitos. A ese lugar, botón de muestra de la descomposición del tejido social, «llegan tanto autos de alta gama como carretas tiradas a caballo para pegar falopa».

El pasillo de 24 de Septiembre y Manantiales. A metros del lugar, sobre la calle, fue acribillado Arias. Foto: Franco Trovato Fuoco.

 

A las 21 del domingo el pasillo se transformó en una boca de lobo. De acuerdo con la información de fuentes policiales, un dúo en una Honda CG Titan emboscó a Arias, que estaba acompañado de su novia, y le disparó media docena de detonaciones en la espalda. Enseguida arreciaron los llamados al 911 y mientras Chan agonizaba en medio de calle Manantiales llegaron la Gendarmería y la Policía. “La ambulancia tardó media hora en llegar”, dijo un vecino que presenció esos momentos. Cuando Chan llegó al Heca en un móvil del Sies ya era tarde.

Los móviles

Un factor común subyace en las hipótesis que maneja el fiscal Spelta para explicar el asesinato de Arias: peleas por el control de la venta de droga a baja escala en la Vía Honda. “Una de las líneas que pudimos investigar es un ajuste de cuentas por un conflicto previo que tenía con una persona que está identificada y procuramos dar con ella”, dijo el fiscal. Según esta versión, a Arias lo ajusticiaron en represalia porque habría violado a una niña, hija del presunto autor. Pero la veracidad de esa denuncia en la Justicia no está comprobada: “Sospechamos que ese conflicto sea una excusa de la persona buscada, porque el motivo principal era que quería que la víctima se fuera de la casa que habitaba junto con su mujer y para lograr eso lo acusó de una violación que no pudimos probar. Entendemos que el motivo por el cual quería que deje la casa está relacionado con la venta de drogas”.

Murió dos veces

El cuerpo de un Juan Manuel Arias que acababa de cumplir 27 años apareció en un descampado de Tío Rolo el último día de julio de 2018. Lo habían buscado durante 19 días. Estaba calcinado y la cara desfigurada. Aun así familiares lo reconocieron y los restos fueron sepultados con esa identidad. Pero la sorpresa y las especulaciones surgieron con el asesinato del apodado Chan. ¿Era la persona hallada hace más de un año realmente Juan Manuel Arias, o bien Chan tuvo la oportunidad de sustraer su DNI y lo usó como si fuese suyo hasta el día su muerte? Al parecer ninguna de esas suposiciones son correctas y ambos serían homónimos, lo que se desprende de un cotejo de los registros de personas del Estado.

Vía de sangre

En primer día de marzo de 2019 el mismo lugar del barrio fue noticia por otra balacera que dejó dos muertos y ocho heridos. Los atacantes se movilizaron en un Chevrolet Corsa y al bajar del vehículo dispararon a mansalva contra un grupo de vecinos. Emilse “Pipi” Sosa, de 16 años, y Miguel Ángel Quintana fueron las víctimas fatales. Pocas horas después de ese hecho alguien dejó un cartel sobre el Pasaje 1801 con la leyenda “no se vende más droga”.

Balacera fatal en la Vía Honda: el relato de un ataque despiadado

En abril, otra vez, tres jóvenes afincados en ese mismo sector fueron víctima de disparos con la misma mecánica.

“Muchos de los homicidios dolosos están vinculados no con el tráfico a gran escala sino que son cuestiones territoriales, en este caso es por el domicilio que Arias habitaba, que era el posible búnker de venta. A ese nivel tan pequeño se llegan a arreglar los conflictos con arma de fuego”, cerró su exposición el fiscal Spelta durante el mediodía.

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