Al final de cada jornada, la elaboración de la portada de cada edición impresa resume buena parte de los criterios y estilo periodístico de El Ciudadano. El resultado final, atinado o no a gusto del consumidor, suele dar que hablar. Cumplidos los 21 años, podría decirse que después de todos los avatares y metamorfosis empresariales y editoriales que atravesaron la historia de este medio, uno de los resultados de ese variopinto devenir, que a esta altura más caracterizan a El Ciudadano es el estilo de su portada. Habiendo renunciado ya años atrás al diseño formal y enunciativo que otrora fuera el modo tradicional e indiscutido de presentar las noticias de los diarios impresos, la construcción de la tapa ciudadana se ha consolidado en este 2019 como pieza icónica que –creemos, o al menos es nuestra intención– aporta día a día una singular mirada e interpretación de las noticias que a juicio de los editores (a menudo arbitrarios en su valoración, claro) son las que merecen la mayor atención, sea por su impacto en la vida cotidiana de la gente, por sus eventuales consecuencias a futuro, por sus cualidades intrínsecas de espectaculares, novedosas, particulares o inéditas, o simplemente porque –vale confesar– no se tiene a mano mucha otra cosa para destacar como tema del día.
Creadores del sarcasmo
Como sea, ese modo de “vender” la edición formateando el tema de tapa a través de un juego articulado entre texto e imagen (lo que multiplica posibilidades y hasta generalmente facilita la construcción de sentido bastante más allá de los siempre estrechos márgenes del titular escrito) avanzó de algún modo forzado por el avasallante contexto tecnológico de internet, redes sociales, celulares inteligentes e información al instante que obligan a cualquier medio gráfico a innovar para sobrevivir. Eso hicimos, y cruzando los dedos celebramos en voz baja que al día de hoy (quién sabe mañana) aún no hemos muerto en el intento. Por lo demás, el año que está pronto a culminar –con esa imparidad matemática que en la Argentina es sinónimo de agitación electoral– ha sido más que generoso en alimento informativo, aunque en general de muy amargo sabor. Y así como con bastante aproximación se suele asociar a las tapas de El Ciudadano con los populares “memes” que circulan por redes sociales, hay que admitir que en estos años de urnas a la vista es muy frecuente que los propios funcionarios y dirigentes –y ya no sólo en el orden político– con sus dichos y actos son los propios creadores del sarcasmo. O sea, personajes públicos de alto cargo y responsabilidad institucional –con el presidente a la cabeza– que parecen esforzarse en autogestionar sus propios memes. No por arbitrio o casualidad, un alto porcentaje de las primeras planas ciudadanas 2019 han tenido a la actualidad política nacional como eje, y a su máxima autoridad como personaje, todo desde una mirada decididamente crítica, algo que la voluntad popular expresada en las Paso nacionales y las cifras del Indec han ratificado como lógico y pertinente en el pasado más reciente.
Te la dejan picando
Como dirían los colegas de “El Hincha” en su acostumbrada jerga, pasa que muchas veces esta gente “te la deja picando”, sin IVA y con el arco vacío. Y en estos casos –que no son pocos– es cuando aparece esa rara sensación de golazo editorial, aunque cueste festejarlos si de malas nuevas se trata. Porque más allá del deber cumplido en el oficio, y como dijera otro ilustre mandatario cuya última postal lo mostró de raje y por los techos, lo único lindo sería dar buenas noticias.