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Insomnio

Marcelo Herrera*

¿Cómo poder dormir con tanto ruido en la mente? Son las dos de la mañana y sigo moviéndome de un lado a otro de la cama. Doy vuelta la almohada para sentir el lado más fresco, una y otra vez. Pienso en aprovechar el insomnio para volcar mis torturadores pensamientos en un texto, pero sé que si lo hago ya no voy a poder reconciliar el sueño. Me repito a cada instante: no tengo que pensar, no tengo que pensar, hasta que me doy cuenta que estoy pensando.

Otra vez estoy en éste campo, pero no sé para dónde ir, cómo llegué acá. Si parece no haber forma de salir con tanto barro y arroyos a mi alrededor. ¿Qué hacen mis hermanos ahí? ¡Se van a caer en el agua!

¡¿Por qué siento tanto calor?! Se supone que la ventana está un poco abierta y el ventilador prendido. Agarro el celular y trato de ver la hora. Son las tres y diez, faltan cuatro horas para levantarme. Hay varias notificaciones pero no llego a ver bien de qué son, se supone que el brillo está en lo más mínimo, pero aun así me quema los ojos.

¿Qué hago acá? Hace tiempo no vivo en ésta casa. Yo vi perfectamente caer éste lugar. Veo a mi mamá y mis hermanos riendo a carcajadas entre un techo de chapa y cuatro paredes sin revocar.

Hace un rato estaba dentro de mí casa. ¿Qué estoy haciendo afuera? Está mi amigo Rodrigo sonriendo frente de mí. Aparece su hermano Leandro, se lo ve feliz. Hay que aprovechar que estamos los tres y salir por ahí. Nos quedamos mirando con Lean, hasta que recordé que él hace tiempo nos dejó. Se supone que te mataron.

Trato de acercarme para hablarle: Lean ¿Qué hacés acá? ¡No te vayas! ¿Te voy a volver a ver? Sé que esto es un sueño, pero no quiero despertar.

Siento mucho frío. Me levanto para cerrar la ventana, apagar el ventilador, ir al baño y tomar un poco de agua. Me fijo la hora. Ya están por ser las cinco, así que intento dormir un poco más.

Falta poco para llegar a casa, siento el cuerpo muy pesado y el terrible viento no me deja avanzar. Está comenzando a llover, trato de tirar mi cabeza hacia adelante, pero algo me empuja hacia atrás. Alguien parece que quiere robarme con una faca, trato de correr pero permanezco en el mismo lugar, intento dar golpes pero los lanzo sin fuerza.

Me despierto y tengo dudas de que la alarma no haya sonado. Son las seis, todavía puedo seguir durmiendo una hora más pero mi cabeza ya empieza a maquinar. Sólo me puede salvar ponerme los auriculares para escuchar un poco de música.

Así comienza mi día antes de tiempo, por la ansiedad.

*Herrera conoció el programa Nueva Oportunidad y cada semana comparte el taller de escritura de la Cooperativa La Cigarra con 15 jóvenes para sumar herramientas y hábitos de convivencia que la lleven a una vida mejor. Acompañados por periodistas de El Ciudadano se animan escribir. Hablan de su barrio y su familia, de aventuras con amigos, recuerdos lindos (y no tantos) de la infancia y muchos temas más que fueron surgiendo luego de ir conociendo distintos autores como Gabriel García Márquez, Julio Cortázar, Abelardo Castillo, Mauricio Rosencof, Osvaldo Soriano o Eduardo Sacheri, entre tantos otros.

En Santa Fe hay 17 mil chicos y chicas como Jaquelina, en situación de vulnerabilidad, que son alcanzados por esta política de contención que capacita y busca un ingreso al mundo laboral.

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