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Macri prometió una «transición ordenada» e invitó a Fernández a desayunar

El presidente Macri reconoció la derrota e invitó al mandatario electo Alberto Fernández a desayunar hoy en la Casa Rosada. El jefe del estado busca enviar señales positivas para evitar un lunes adverso en materia financiera. Juntos por el Cambio protagonizó una levantada de 9 puntos porcentuales

Mauricio Macri tuvo otra actitud al subir al escenario de su bunker ubicado en Costa Salgüero. Al igual que el 11 de agosto, tuvo que reconocer una derrota. Si bien se terminó su sueño reeleccionista, esta vez dijo que buscará de aquí al 10 de diciembre lograr una “transición ordenada”. Tras las Paso, el malhumor del actual mandatario fue evidente, incluso mandó a dormir al pueblo argentino. Ahora, anticipóel desayuno de este lunes con el presidente electo Alberto Fernández. Macri busca enviar señales que eviten un lunes trágico, más que nada con el antecedente del 30% de devaluación posterior a los comicios primarios.

“Quiero felicitar al presidente electo Alberto Fernández, acabo de hablar con él, lo invité a desayunar porque tiene que empezar el proceso de transición ordenada, que lleve tranquilidad a todos los argentinos. Lo único importante es el bienestar de los argentinos”, expresó Macri, mientras de fondo la pantalla gigante exhibía la palabra “Gracias”.

A pesar de la dura derrota, es el primer presidente de nuestro país que busca una reelección y la pierde, los motivos del cambio de actitud de Macri están puestos en la remontada. “Lo damos vuelta”, era la consigna en la previa. No lo logró, pero creció en porcentaje y en total de votos en alrededor de 9 puntos porcentuales. Es probable que haya recibido electores de otros candidatos que se desinflaron y que haya obtenido la mayoría de los votos que se sumaron a sufragar en las generales (con un nivel de participación por encima del 80 por ciento).

 

Cambio de estrategia

Sorprendió luego de las Paso del 11 de agosto el cambio de estrategia. Luego de ningunear a la política “tradicional”, aquella de los actos multitudinarios y la militancia en la calle, Juntos por el Cambio recurrió a ella para intentar revertir la elección. El manual duranbarbista de la no política y la microsegmentación, le cedieron el protagonismo a la marcha del “Sí, se puede”, recorriendo 30 ciudades en 30 días, convocando a sus adherentes a las plazas, buscando despertar una mística que les permita forzar un balotaje.

Está a las claras que no les alcanzó, pero le permitió recuperar 9 puntos porcentuales y achicar de 16 a 7 la diferencia. Incluso dando vuelta elecciones en provincias como Mendoza y Santa Fe, dos de las 5 más importantes (además de Córdoba y Capital Federal que ya las tenía adentro desde las Paso).

Con el 93,33 por ciento de las mesas escrutadas, Macri y Pichetto llegaban al 40,58 por ciento, lo que significaban 10.121.605 de votos.  Si se compara con los 8.121.689, sumó 2 millones de votos, una cifra nada despreciable.

En el mapa de provincias “amarillas”, es decir aquellas en las que se impuso Juntos por el Cambio, figuran Capital Federal, Córdoba, Mendoza, Entre Ríos (aunque con un cabeza a cabeza final), Santa Fe y San Luis.

La provincia mediterránea le dio la ventaja más amplia. Como en las Paso del 11 de agosto, el triunfo fue abultado. Esta vez, arribó al 61,30 por ciento, duplicando los votos del binomio Fernández-Fernández.

Capital Federal, el bastión histórico del PRO, también legó un triunfo. Allí, en territorio porteño, Macri sacó el 52,19 por ciento, 17 puntos por encima del Frente de Todos.

En Mendoza había recibido un resultado adverso en las Paso nacionales, sin embargo en la elección provincial de gobernador, posterior a las primarias, ganó la alianza Cambiemos (Cambia Mendoza). Ese empujón le permitió revertir la general. Con los datos de ayer, Mendoza se tiñó de amarillo: 50,06 por ciento.

Santa Fe y San Luis fueron las grandes sorpresas macristas. En ambas provincias las gobernaciones quedaron en manos del justicialismo, y en las primarias nacionales se habían impuesto los Fernández. Sin embargo, Juntos por el Cambio lo dio vuelta en la general de ayer.

En territorio santafesino fue ajustado, sin embargo prevaleció Macri-Pichetto con el 43,52 por ciento, sobre el 42,63 por ciento de Fernández-Fernández.

Mismo caso en San Luis,bastión de la familia Rodríguez Saá. Los amarillos terminaron arriba con un 45,09 por ciento sobre el peronismo, que llegó al 41,59 por ciento.

 

 

“Esto recién empieza”

«Esto recién comienza y, como les prometí, más juntos que nunca vamos a estar ahí para defender los valores en los que creemos», sostuvo Macri al subirse al escenario de Costa Salguero, solamente acompañado por su candidato a vicepresidente peronista Miguel Ángel Pichetto.

El líder del PRO anticipó que «ejercerá una oposición sana, constructiva y responsable que reafirme las conquistas logradas y alcance la estabilidad que lleve a un camino de crecimiento».

“Quiero decirles que transformar nuestro maravilloso país depende de los argentinos, de cada uno de nosotros y nadie más. Sabemos que gracias al trabajo que hemos realizado, hoy estamos parados sobre bases más sólidas. Pero tenemos que cuidar lo que hicimos porque son cosas muy valiosas”, amplió.

«En mí siempre van a encontrar una persona de diálogo y siempre voy a poner el bien común por arriba de cualquier cosa», agregó, aunque no fue la sensación que quedó pos Paso.

Macri se hizo un tiempo para hablar de la Capital Federal, su bastión histórico, al resaltar que por primera vez desde que se reformó la Constitución nacional y el jefe de Gobierno porteño es electo por una elección, se evitó un balotaje. Se está refiriendo a su delfín Horacio Rodríguez Larreta, quien esquivó la segunda vuelta merced a que superó el 50 por ciento (sacó 55 puntos porcentuales) y le sacó 20 puntos a su adversario Matías Lammens, del Frente de Todos.

“Es un muy justo reconocimiento”, dijo sobre la confianza que los porteños depositaron en Rodríguez Larreta.

Acto seguido, se refirió al otro resultado muy duro para el PRO y la alianza gobernante, la derrota por la gobernación de la provincia de Buenos Aires. “Ha dejado una vara muy alta”, dijo de la derrotada María Eugenia Vidal, que perdió ante Axel Kicillof.

No se dijo sobre el escenario, pero en esa derrota gran parte de la responsabilidad es suya. Macri no dejó que la provincia de Buenos Aires separe su calendario electoral del nacional. Nadie sabe qué hubiera pasado, es contrafáctico, pero hubiera podido esquivar el lastre nacional de la candidatura de Macri, muy debilitada por la crisis social y económica que golpea al país.

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