La carrera de la actriz, directora y docente rosarina radicada en Buenos Aires Claudia Cantero está teñida de una serie de logros que en la última década y un poco más fueron directamente proporcionales a su conocido talento. Luego de trabajar con grandes maestros-directores como Guillermo Angelelli, Ricardo Bartís o Cristina Banegas, entre muchos otros, y de incursionar en el cine con Lucrecia Martel como el primer nombre de una larga lista, la docencia y una curiosidad innata que la destacan desde sus primeros trabajos la llevaron a indagar en lo nuevo y hasta en lo desconocido en materia de dramaturgia.
Es a partir de este interés y de su acercamiento a la militancia feminista que llegó a sus manos un texto de la joven dramaturga y directora porteña Laura Sbdar, Vigilante, que este sábado y domingo se presenta en Rosario, en dos únicas funciones, en La Comedia.
La puesta llega a la ciudad luego de su participación en el Festival Novísima Dramaturgia Argentina en el Centro Cultural de la Cooperación y de haber sido seleccionada por la Bienal de Arte Joven 2019.
“Quería hacer un unipersonal; medio que me lo mandó el universo. Hacía rato que estaba leyendo materiales para encontrar uno que me resonara. Estuve bastante tiempo dándole vueltas a eso, pero no encontraba el material que me interesara para meterme con algo que es tan privado o íntimo como un unipersonal, hasta que apareció Vigilante”, recordó la actriz que tiene en su haber otros dos unipersonales que estrenó en Rosario, La Luna, una adaptación de un texto de Darío Fo y Franca Rame, con dirección de Marcelo Díaz, y un trabajo de investigación con Beatriz Seibel y especialmente con Guillermo Angelelli, donde puso en primer plano su propio método para el entrenamiento en actuación.
En la obra, un monólogo atravesado por algunos interlocutores con los que el personaje se comunica, una vigilante trabaja, entre la contradicción y la ambigüedad, en el silencio de la calle. “Ella cuida a sus hijas a la distancia, se enamora de un pibito hermoso que entra a las casas del barrio y sueña con volverse pelo, bolsa o fantasmita”, adelantan.
Actuar el presente
“En el proceso de búsqueda de un material me interesó mucho una nueva dramaturgia feminista, donde hay muchos nombres que podría citar, y donde hay uno que suena mucho en este presente, quizás por su última novela, Las aventuras de la China Iron, que es Gabriela Cabezón Cámara. Es una escritura que narra pero que no le escapa a la poesía. Me enamoraron esos textos, me impactó mucho el modo en que se podían contar, entrarle a los temas más duros desde una escritura simpática, singular, poética. Todo eso tiene para mí este texto de Laura Sbdar: es un poema, toda la obra es un gran poema, y hay algo de esa escritura que es delicioso”, dijo Cantero. Y en relación a las formas en las que la actuación se enfrenta a un texto semejante, profundizó: “La actuación tiene que pegar un salto para lograr perforar eso, porque de otro modo el texto te puede comer, quedando muy por delante de la actuación. Eso volvió tan interesante el desafío: el texto trabaja desde la superficie hacia adentro, algo que busqué repetir desde la actuación”.
“Yo soy militante feminista, y todos mis textos y mis obras parten de ese punto de vista”, dijo a su tiempo Laura Sbdar. Y continuó: “Tengo un grupo de escritura feminista que se llama Cabeza, y Vigilante es la primera de estas obras donde también trabajo desde el punto de vista feminista pero desde un lugar un poco más incómodo y contradictorio; el personaje no se para desde ese lugar ni mucho menos”.
“Lo que me interesaba era ese lugar de una mujer trabajadora, que es madre soltera y que además es marginal y proletaria, con un trabajo que socialmente ha sido designado a los hombres, asociado a la vigilancia y a la fuerza, con la posibilidad de tener que ejercer violencia. Y otro aspecto que me interesa es la cuestión de clase en relación a quién vigila esa vigilante, que trabaja doce horas adentro de una garita en pésimas condiciones laborales, donde custodia a sus compañeres de clase en pos de cuidad la seguridad de sus patrones”, dijo la dramaturga y directora, quien entre otros trabajos tiene en cartel en la actualidad Turba, con la actuación de Iride Mockert y dirección de Alejandra Flechner.
“Este material nos permitió pensar en la relación entre el feminismo y la poesía en un término amplio, al menos desde donde yo lo pienso y lo pongo en práctica, tiene que ver con nuevos modos de construir poéticas feministas, porque por un lado tenemos temas urgentes sobre los que hay que decidir y por otro tenemos la tarea de encontrar los modos o las formas de esas palabras dislocadas, ese lenguaje a reconstruir o a inventar”, expresó Sbdar.
Un tiempo nuevo
Respecto de este tiempo de su carrera, con su nombre instalado en la escena porteña que va mucho más allá de los procesos que en el teatro desarrolló junto a Bartís o su salto al cine de la mano de Lucrecia Martel, Cantero disfruta de trabajar cerca de las nuevas generaciones. “Me gusta trabajar con gente joven, es algo que busco, me gusta acercarme a esa dramaturgia joven, estoy curiosa de lo que se está escribiendo por fuera de lo que conozco; además tengo una hija de esa generación que es bailarina (Quillen Mut Cantero), la ayudo con sus cosas, voy a ver sus espectáculos y es un mundo que me gusta, me gusta lo que produce ese choque de universos; siempre me gustó juntarme con gente que no conozco para trabajar para ver qué cosas nuevas aparecen de ese encuentro”, dijo Cantero acerca de esta etapa de su carrera.
En relación con aquello que la movilizó de este personaje, la actriz habló de un primer encuentro grato que se dio a partir del texto de Sbdar. “Me gustó mucho el texto en sí; uno siempre tiene intuiciones y sospechas, y me llevó a preguntarme por qué tenía tantas ganas de enfrentarme a ese texto, al punto que al primer ensayo fui un día antes (risas). Estaba deseante con ese material, más allá de que a primera vista tenía algunos desacuerdos y hasta le confesé a Laura que no tenía ninguna conexión emocional con el material y que era un misterio abordarlo. Fue entrarle por capas al texto para empezar a descubrir un poco qué cosas, en definitiva, está contando”, dijo Cantero.
Casi una tragedia
“La obra cuenta casi una tragedia: hay una voz feminista ahí que es la de Laura. Yo tengo una tensión con el texto, y le pongo mis cosas, despliego algunas cuestiones en relación con lo complejo y las contrariedades que tiene el material y me planteo cómo poder generar humor desde la tragedia, que es una de las cosas más interesantes, quizás por algunos registros de actuación que yo puedo desarrollar o en los que me interesa investigar y meterme. Además, es del único modo que yo le puedo entrar a estos temas: es un desafío meterse con estos temas y que inviten a la genta a verlos”, dijo la actriz.
Y cerró: “A esta vigilante le salen las cosas como el orto como le salen las cosas a la gente que tiene pocas posibilidades de soñar; una mañana me levanté y lloré como una loca por ella, porque pensaba: «Pobrecitas todas esas mujeres que la luchan como pueden y después todo les sale mal», como si no hubiese posibilidades de levantar cabeza para todas ellas, gente con menos posibilidades económicas y de educación, pero además porque las mujeres seguimos estando todavía varios escalones abajo. Ponerme en su lugar fue muy conmovedor para mí: ella me parte el alma, y por otro lado es muy simpática y muy valiente, y está todo el tiempo luchando por pasarla bien, y eso está buenísimo”.
Para agendar
Vigilante, con dramaturgia y dirección de Laura Sbdar y la actuación de Claudia Cantero, se presentará este sábado por la noche a las 21 y el domingo a las 20, en el Teatro Municipal La Comedia, de Mitre y Ricardone, donde también se venden las entradas. Las localidades son limitadas y el público estará ubicado sobre el escenario