Alguien avisó que dos personas habían entrado en la noche del martes último al cementerio municipal de Granadero Baigorria, en el amplio predio de calles J.C. Orsetti y Felipe Varela. Un móvil policial se acercó a las dependencias, en el oeste de la ciudad vecina a Rosario, y allí detuvo a uno de los intrusos, un muchacho que ya había cumplido parte de su tarea: le encontraron en una bolsa varias manijas, la mayoría de bronce, y hasta tuercas que minutos antes estaban atornilladas en ataúdes y tumbas.
La denuncia de la incursión al cementerio fue alrededor de las 21.20. Los policías que fueron hasta el cementerio hablaron con el sereno del lugar, un hombre de 43 años. Él les dijo que había un par de intrusos en el camposanto y allí, juntos, empezaron a recorrer las instalaciones.
Entre las tumbas, agachado, vieron a un muchacho con dos bolsas de arpillera. Sin escapatoria, se quedó en el lugar cuando los policías lo increparon. Juan Emanuel L., de 25 años, tenía en ya empacadas 15 manijas de bronce, 19 con base del mismo metal, tres del más barato aluminio, 14 tuercas de bronce, cuatro de aluminio y dos bases de hierro.
Los uniformados y el sereno siguieron la recorrida para buscar al compinche del detenido, pero no lo encontraron.
El muchacho fue trasladado a la sede de comisaría 24a, donde quedó a disposición de la Justicia.
Los robos de elementos metálicos en los cementerios, y en particular en el de Granadero Baigorria, se suceden con regularidad sin acciones públicas que les pongan coto. El último episodio difundido fue el jueves 31 de octubre último. Ese día, pero en la mañana, detuvieron a otro muchacho, identificado como Oscar G., de 24 años, que en una mochila tenía dos jardineras de bronce, tres candados y una pinza como herramienta de «trabajo».