Luego de una larga reunión entre los directivos de River, Flamengo y Conmebol, finalmente se designó al Monumental de Lima como sede de la finalísima de la Copa Libertadores que se disputará el próximo 23 de noviembre. Pero el cambio de ciudad trajo también su cuota de polémica. Y no por el lógico y necesario hecho de quitarle ese privilegio a Santiago debido al convulsionado momento político y social que atraviesa Chile, sino porque ahora habrá que repartir los más de 30 mil lugares disponibles que surgieron al modificar el escenario.
El Estadio Nacional de Santiago no llegaba a los 49 mil lugares y el Monumental de Lima tiene 80 mil. Así se le abre la puerta a los hinchas que no habían podido conseguir un ticket. Pero todavía falta.
El estadio de la capital peruana dispone de unos 60 mil lugares en tribunas, más otro 20 mil en palcos, los cuales tienen dueños (como sucede en todo el mundo) y habrá que esperar para conocer cómo los distribuirán. Tras definir eso, se sabrá cuántas nuevas entradas irán para River y Flamengo.
Cuando los tickets salieron a la venta, y el partido se iba a jugar en Chile, había 12.500 exclusivas para cada club finalista, todas ellas de categoría C (las más baratas). Y las de categoría A y B se vendieron para público general. Ahora es otra historia.