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Bárbara Paz: «Babenco filmó toda su vida creyendo que se estaba por morir»

Bárbara Paz fue la última mujer del director argentino-brasileño nominado al Oscar por “El beso de la mujer araña”. En Mar del Plata, su ciudad natal, presentó un documental sobre sus últimos meses de vida que fue ovacionado por el público 

Paula Bistagnino / Especial para El Ciudadano

«Ya viví mi muerte y ahora todo lo que queda es hacer una película al respecto». Eso le dijo el cineasta Héctor Babenco a su mujer, la actriz brasileña Bárbara Paz, cuando el médico le dijo que le quedaban tres meses de vida en 2016. Y ella cumplió su último deseo: tomó una cámara bajo sus órdenes y retrató el fin de la vida de quien fuera su compañero por nueve años y uno de los grandes realizadores latinoamericanos contemporáneos. “Es una película que habla de la muerte, pero sin embargo es una película de amor a la vida”, dice la directora de Babenco. Alguém tem que ouvir o coração e dizer: Parou.

Además de tener uno de los títulos más hermosos de la programación del 34° Festival Internacional de Cine de Mar del Plata (en inglés se tituló Tell me when I die) es una de las joyas documentales de esta edición luego de ganar como mejor documental en el Festival de Venecia. No sólo porque se trata de una figura reconocida, sino porque aunque se nacionalizó brasileño y se hizo cineasta allá, Babenco nació y creció en Mar del Plata, y según cuenta Bárbara, fue gracias a este festival que nació su pasión por el cine que lo hizo famoso en el mundo con títulos como Pixote, la ley del más débil (1981), El beso de la mujer araña (1985) (por la que fue nominado a los premios Oscar), Tallo de hierro (1987), con Jack Nicholson y Meryl Streep, y Carandiru (2003), entre muchas más.

—Hay una frase de él muy fuerte en el comienzo: “¿Cuándo empieza una película? Cuando el médico te dice que te quedan tres meses de vida”.

—Es que él estuvo enfermo toda la vida: la primera vez que le diagnosticaron cáncer fue a los 38 años. Y hasta su muerte, a los 70, fue y volvió. Y entonces filmó cada película pensando que era la última. Hizo del cine su remedio y alimento para ayudarlo a seguir viviendo. Y así fue. Así se mantuvo vivo. Todas sus películas estaban mezcladas con su vida. Él estuvo enfermo desde los 38 años. El vivió la vida como una gran película, de alguna manera.

—¿Qué sentiste cuando te dijo que filmaras el fin de su vida?

—Entendí. Porque lo que él quería con eso no era que nadie más que él contara su historia. Que no vinieran otros a hacer el documental de su vida. Pero yo no creía que se iba a morir, porque tantas veces había estado a punto de morir según los médicos y volvía a reponerse. Él no quería morir. Yo creía que de esa también volvería. Y además yo tuve una mamá enferma toda la vida, que enfermó después de tenerme a mí y murió cuando yo tenía 17 años. Y yo aprendí a vivir cuidando. Para mí es normal en la vida cuidar de otros.

—El documental se editó después de su muerte. ¿Él te dejó directivas?

—No, yo decidí cómo contarlo. Y me propuse no sólo retratar a este hombre que hacía películas tan lindas, sino también retratar lo que yo conocía por vivir con él, por amarlo. Su padre, sus historias, sus recuerdos, Mar del Plata. Es un poema para él y tiene ese espíritu que él tenía: que los sueños continúan, que la vida continúa en los sueños y no tiene fin.

—¿Por qué tardaste tres años en hacerlo?

—El montaje fue difícil. Tengo material para muchísimo más, de hecho hice un libro. Pero además de lo difícil, yo trabajo como actriz y tengo bastante trabajo. Y entonces este último año decidí no actuar para poder terminarlo. Porque todas las personas que me rodean me decían que no quería terminarlo porque no me quería despedir de él. Y en realidad no es así. Yo quería dedicarle el tiempo necesario para hacer algo profundo. Y siento que lo hice: es un documental que siento como un poema de amor.

—Hay un pasaje muy emotivo cuando suena «Libertango» de Astor Piazolla, otro marplatense. ¿Le gustaba?

—Sí, pero no fue por eso. Yo buscaba una música clásica, porque el escuchaba mucha música clásica. Quería una orquesta y elegí una de Mina Gerais. Cuando les pregunte qué tenían, me dijeron que tenían esta pieza de Piazzolla. Y pasó algo más increíble que fue que el día de la cremación, su hermano Norberto dijo que quería escoger la música y eligió esta música. Todo esto es una coincidencia muy bella.

—Sos una actriz muy popular en Brasil. ¿Vas a volver a la televisión o vas a seguir dirigiendo?

—Yo lo conocí a Héctor cuando justo estaba buscando en mí un cambio respecto de eso: no estaba feliz con esa popularidad y buscaba cambiar mi carrera y mi vida. Hoy deseo volver a actuar pero en el teatro y tengo un guion escrito para una próxima película.

Foto gentileza: Infobae.
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