Este lunes tendrá lugar la última audiencia preliminar al juicio oral por un caso emblemático de gatillo fácil en Rosario: Los asesinatos de Emanuel Medina y David Campos, fusilados por efectivos policiales al final de una persecución vehicular en junio de 2017. Se trata de una jornada clave en el reclamo de Justicia de los familiares de las víctimas ya que el juez Hernán Postma deberá resolver si el policía Alejandro Bustos, principal acusado del doble homicidio, era capaz de comprender sus actos al momento del brutal ataque en el que Medina, de 32 años, recibió 9 balazos, y Campos, de 28, murió de cinco disparos.
Este fin de semana, al cumplirse 29 meses del crimen, querellantes en la causa que tiene a 21 uniformados imputados con distintos grados de responsabilidad, anunciaron una movida frente al Centro de Justicia Penal, a las 14 de este lunes y previo al inicio del debate, para pedir apoyo en su reclamo de Justicia.
“Ayer se cumplió un mes más del fusilamiento de David y Ema. Recordamos a los chicos como si fuera ayer que nos pasó esta desgracia. Cada día es una batalla más que salimos a pelear. Hemos tenido millones de audiencias y nunca hemos faltado a ninguna. Por eso este lunes tenés que acompañarnos más que nunca: está en manos del juez Postma la situación del oficial Alejandro Bustos, oficial que la defensa quiere declarar inimputable pero para nosotros y para la Fiscalía se encuentra en buen estado de salud”, escribió en un comunicado Germán Campos, uno de los querellantes de la causa.
La controversia surge a partir de un planteo de la defensa del policía Bustos, que presentó un informe psiquiátrico que establece que el uniformado es inimputable. Pero tanto los querellantes como la Fiscalía entienden que se trata de una estrategia cuyo único fin es atenuar la pena que puede recaer sobre el principal acusado del doble homicidio. En ese sentido, el perito psiquiátrico Oscar Aníbal Pellegrini, ex director de la colonia psiquiátrica de Oliveros y representante de las familias querellantes, consideró que el uniformado incurrió en la «clásica simulación o sobresimulación para conseguir beneficios personales».
