Por Tiempo Argentino
El 2 de diciembre de 1989, tres décadas atrás, la entonces ascendente y ya legendaria banda Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota concretó el primero de sus recitales grandes y formales en el porteño estadio Obras. Mudarse hacia ese establecido templo del rock local fue un hecho importante para el discurso y el andar independiente y autogestivo de la experiencia artística del grupo.
Ese paso marcó no solamente la historia del grupo y del rock argentino sino que reconoce derivaciones varias que van desde el asesinato de Bulacio al siempre vigente problema de Los Redondos entonces y de “Indio” Solari luego: la demanda creciente de público que los obligaba a tocar en lugares cada vez más grandes.
En tiempos de crisis económica, recesión e hiperinflación, Los Redondos asomaron no sólo como una banda de rock que desafió los moldes de la contracultura sino como un fenómeno social en crecimiento que no volvió a repetirse en la escena local.
Corría fines de 1989 para una agrupación que ya llevaba más de diez años sobre escenarios en los que esa representación inicial de músicos participando, si se quiere, de un espectáculo emparentado con lo teatral había devenido en potentes shows rockeros, con una conformación singular.
La agrupación platense liderada por Carlos “Indio” Solari había lanzado recientemente el disco Bang bang! Estás liquidado, cuarto material de una carrera que iba en ascenso.
Por aquellos días de especulación financiera y corridas de un dólar inestable, el grupo era víctima de la crisis para exhibir su material en la calle: la falta de vinilo. A mediados de 1989, tras ofrecer actuaciones en ciudades bonaerenses como Tandil, Mar del Plata o Balcarce, la banda consiguió un salón en el que pareció sentirse confortable. Se trataba de un viejo cine sobre la calle Bernardo de Irigoyen, en la barriada de Constitución, que había sido bautizado con el nombre de Satisfaction.
Los Redondos habían declarado que no querían tocar en Obras, pero el crecimiento de su público lo hizo inevitable. Aquel sábado 2 de diciembre, primera de las 14 veces que Los Redondos utilizó a lo largo de su trayectoria el estadio de la Avenida del Libertador al 7300, alrededor de cinco mil fanáticos colmaron las instalaciones.
La noche del debut a lo grande
El show comenzó pasadas las 22.30, con “Unos pocos peligros sensatos”, canción del disco Gulp (1985). Luego llegaron, unos tras otros, los temas del disco elegido para la presentación.
Los Redondos repitieron el recital el domingo 3 y efectuaron una apuesta mucho más ambiciosa para el viernes 29, en donde tocaron para cerca de 20 mil espectadores, pero en un escenario montado en la vieja cancha de hockey sobre césped y al aire libre, en donde hoy funciona el estacionamiento vehicular de la entidad de Núñez.
Los shows del grupo en el ámbito de Obras tuvo un episodio bisagra el 19 de abril de 1991 cuando Walter Bulacio, un joven nacido 17 años antes en la localidad bonaerense de Aldo Bonzi, falleció una semana después de haber sido detenido durante una razzia policial y golpeado brutalmente. El de Walter se convirtió desde entonces en un caso emblemático de violencia institucional por el que se sigue reclamando justicia.