Search

La lucha travesti trans llegó al Concejo Municipal

Michelle Vargas Lobo será parte del equipo de la flamante edila Alejandra Gómez Sáenz, quien reemplazará a Roberto Sukerman. “Uno de mis sueños es que el promedio de vida de una persona trans deje de ser de 35 años y llegar a una vejez tranquila", dijo

Michelle Vargas Lobo nació en Comodoro Rivadavia, provincia de Chubut. Tiene 38 años y se define rosarina por opción. Es travesti, militante y peronista. Esta semana se incorporó al equipo de la concejala Alejandra Gómez Sáenz del bloque Frente de Todos-PJ donde trabajará como asesora. Su tarea será aportar una nueva mirada a los temas que se discutirán en el Concejo.

“Mi paso por el Palacio Vasallo apuntará a transversalizar la lucha trava como la salud, la vivienda y el transporte, entre otros.  Fuimos históricamente un colectivo postergado y vulnerado. Ahora tenemos una vía directa para transformar la realidad desde el Estado”, expresó Vargas Lobo en diálogo con El Ciudadano.

La Miya, como la llaman cariñosamente, asegura que ésta es una oportunidad única para poder levantar las voces de sus compañeros y compañeras travestis y trans en el Concejo.

Vargas Lobo dijo que hay un compromiso del bloque peronista para poder ocupar el lugar de asesora en el Concejo de la flamante edila Alejandra Gómez Sáenz (en reemplazo del justicialista Roberto Sukerman, quien renunció para asumir como ministro de Trabajo en la provincia).

“Es una responsabilidad y un gran compromiso con el que asumo este lugar. Estamos en una coyuntura donde hay hambre, pobreza y desigualdad. Espero estar a la altura de las circunstancias”, señaló.

 

Un poco de su historia

 

Michelle nació el 1° de agosto de 1981 en Comodoro Rivadavia. A los cuatro años, por cuestiones laborales de sus padres, se fue a vivir a Río Gallegos, provincia de Chubut.

Vargas Lobo no se sentía varón y por parte de su familia no tuvo ningún tipo de contención. “A los 15 años ya había empezado a andar sola. A los 18 años me fui a vivir a Chile donde me quedé hasta los 21”, contó.

Michelle fue durante muchos años trabajadora sexual y entendió que era la única posibilidad para poder vivir.

La joven travesti llegó a  dedo de Río Gallegos a Rosario y aseguró que vino a buscar su identidad. “Río Gallegos era como un pueblo chico y cuando llegué a Rosario me asusté”, recordó.

Michelle sufrió todo tipo de situaciones de exclusión y discriminación por su identidad trans durante su adolescencia. “Por eso un gran porcentaje de la población trans del interior migra a las grandes ciudades como Rosario, Córdoba y Buenos Aires en busca de una mejor calidad de vida”, aseguró.

“La Miya” se auto percibe travesti y hace más de 10 años que comenzó a militar, un recorrido  que le permitió conocer sus derechos.

“Me defino como travesti. Esa palabra tiene un peso. Sería más sencillo autodefinirme como trans, pero sería como invisibilizar la historia que hay atrás.  La palabra travesti en Argentina es sinónimo de perseverancia”, advirtió.

 

Sus estudios

 

En 2015 Vargas terminó el secundario en el Eempa N° 1147: tuvo uno de los mejores promedios de la promoción y además fue abanderada.

Actualmente estudia la carrera de Enfermería de la Universidad Nacional de Rosario. Está cursando tercer año y se define como una buena alumna.

 

Primer trabajo formal

 

Michelle trabajó durante cuatro años en una consultora de venta y comercialización, a través de un programa nacional, hasta el 18 de diciembre de 2017.

“Fue la primera vez que tuve un trabajo en blanco y una obra social”, recordó.

 

Llegar a la vejez

 

Las personas trans tienen una expectativa de vida de 35 años, producto de las sucesivas discriminaciones y exclusiones que sufren a lo largo de toda su vida. “Uno de mis sueños es que el promedio de vida deje de ser de 35 años y llegar a una vejez tranquila, con ingresos económicos, con derecho a la salud, y a la vivienda. Hay que seguir militando y ocupando espacios”, concluyó.

10