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Claudio Perrin: “Los proyectos parecieran tener o trazar un destino”

El cineasta rosarino Claudio Perrin habla de “El Desentierro”, película rodada entre Rosario y Jujuy que este sábado se conocerá en El Cairo con entrada gratuita, y que cuenta con las actuaciones de, entre otros, Claudia Schujman, Roberto Chanampa y Zahir Perrin

El cine del realizador rosarino Claudio Perrin se erige a partir de la mixtura de lo popular, la evocación de los mundos que le son propios, su entorno inmediato y lo político, todas marcas indelebles en películas como Bronce, Umbral y El Cuento, donde, en cada una, elabora una serie de estrategias para hablar, entre otros temas, de la muerte, de las injusticias y complicidades y de la infancia, ese tiempo donde se construye la patria íntima y personal.

Con su actriz fetiche a la cabeza, la talentosa Claudia Schujman, además su compañera y madre de su hijo Zahir que también integra el elenco, Claudio Perrin estrena este sábado en Rosario El Desentierro, a la fecha su película más universal, aunque no reniega de esos mundo íntimos y personales. “Es una road movie sudamericana en medio de una festividad típica de pueblos originarios”, tal como el mismo la define a la hora de pensar qué es y qué cuenta su nueva película, cuyo guión aparece entre los primeros de su producción hace casi dos décadas.

Rodeado de un gran elenco que completan, desde los protagónicos, Roberto Chanampa, con las destacadas participaciones de Mirta Maurizzi y Rodolfo Pacheco, la película cuenta la historia de una pareja y un niño que se escapan hacia el norte argentino con la idea de cruzar la frontera, llevando un bolso con miles de dólares, pero quedan varados en Jujuy. Hay un eco de las dificultades que atraviesa un director al intentar filmar una película que pareciera saltar dentro de la ficción. El del rodaje fue un viaje con destino al norte del país que duró poco más de dos semanas, además de las escenas filmadas en Rosario.

https://vimeo.com/372993451

“Un dato de lo que nos cuesta hacer cine independiente tiene que ver con que es un guión que tengo escrito hace 19 años; es muy terrible pensar que hay que esperar casi veinte años para poder hacer una película, pero los sueños son así, en algún momento se concretan. Y esta era una película muy añorada por mí desde que surgió la idea inicial”, dijo Perrin a El Ciudadano acerca de El Desentierro, material que ganó un premio como guion inédito en el Festival Internacional de Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana (Cuba) y fue seleccionado entre cientos de proyectos para las becas de desarrollo de proyectos cinematográficos de la Fundación Carolina e Ibermedia de España, en 2011.

Una película poderosa

El Desentierro es una película poderosa con unas actuaciones descomunales. Es, en cierta forma, una road movie que desembarca en medio de la bacanal y por momentos desconcertante fiesta del Carnaval jujeño. Pero también es una película que habla del dinero, de cuál es su valor y su destino real, de un diablo no tan diablo, de las contradicciones entre diferentes creencias, de un niño que es el futuro y de una mujer que está perdida pero que, a pesar de la violencia de la que es víctima a diario en su entorno íntimo, intentará reencontrarse y empoderarse.

“La primera vez que pisé el Carnaval jujeño imaginé esta película; fue en 1998. Fuimos de turistas con unos amigos interesados en conocer y participar del Carnaval de Humahuaca y cuando llegamos, lo que pasaba, lo que vi, me partió la cabeza. Me acuerdo que salí corriendo a comprar un cuaderno y una birome y empecé a escribir lo que terminó siendo el guión de la película ahí mismo, en el camping en el que estábamos parando”, recordó el director, que para este rodaje se rodeó de un gran equipo integrado, entre otros, por la fotografía y cámara de Alejandro Pereyra junto a Marcos Garfagnoli y Victorio Parodi, también camarógrafos, con la asistencia de dirección de Cristian Cabruja y Celeste Ghione, asistencia de cámara de Rodrigo Berwanger y Ramiro Antognini, la inquietante música original de Pablo Vergara y Pablo Sorini y el valioso trabajo de color de Marcos Garfagnoli y de montaje de Verónica Rossi.

“Los proyectos parecieran tener o trazar un destino”, evocó el director. Y continuó: “Uno a veces piensa que no los va a poder concretar nunca y después los termina retomando, adquiriendo el coraje para encarar un proyecto de estas características que se hizo de manera independiente. En este caso, y más allá de que en el medio están las otras películas, lo que me impulsó fue lo del Festival de la Habana, donde el proyecto fue reconocido en el apartado de guión inédito. Con Un cuento chino de Sebastián Borensztein éramos los dos únicos argentinos seleccionados, y después gané una beca y fui a trabajar el guión a España, donde estuve un mes y medio. A la vuelta llegué a la conclusión que se trataba de una película que no se podía hacer sin financiación. En ese mismo momento nació Bronce, un film más sencillo, más acotado en la producción, lo escribí y a los meses lo filmamos esperando el momento en el que El Desentierro pudiese salir adelante de alguna forma”, expresó acerca del complejo recorrido transitado hasta llegar al rodaje de su última película en febrero del año pasado.

El Desentierro es una película con una fotografía de una belleza desbordante, un gran trabajo de dirección de Perrin que sabe manejar tiempos y silencios que muchas veces, a instancias del sello que él le impone a sus películas, narran más que las palabras. Y es, también, la confirmación que Claudia Schujman, una actriz que como pocas, de manera muy orgánica, entiende que el lenguaje cinematográfico requiere de los actores una energía que dista mucho de la que disponen en el teatro (su espacio de creación primario), está entre las mejores que ha dado el país. Pero no sólo ella. El resto del elenco también está a la altura y, particularmente, el material logra un verosímil inusual en las profusas escenas corales rodadas en el contexto real del Carnaval de Humahuaca, donde se ponen en tensión lo que el imaginario entiende como el bien y el mal, una especie de competencia entre lo sagrado y lo profano.

“Siempre pensé cuál es el valor y el sentido del dinero; todos terminamos cayendo en algún momento en la creencia de que el dinero nos va a terminar salvando de un montón de cosas y sin embargo cuando está, cuando aparece como pasa en la película, resulta más problemático que cuando no lo tenías”, dijo el director acerca de uno de los ejes estructurantes de la trama del film. Y continuó: “Muchas veces el dinero no es una salvación; en este caso los personajes, por el dinero, se terminan enfrentando con quiénes son ellos mismos, quiénes son los integrantes de esa pareja y ese niño. Y al mismo tiempo, el tema del dinero se relaciona con el diablo, es una excusa dado que estos personajes que intentan huir terminan varados en medio del Carnaval, y más allá de que el Carnaval no representa al diablo de esa forma, están hablando de la diablura, del sentido del bien y del mal que cada uno maneja”.

Respecto de la concepción de esos personajes, a los que el sentido más profundo del Carnaval pereciera desenterrarlos y sacarlos a la luz, Perrin, cuya concepción de personaje va siempre por fuera de cualquier posibilidad de juzgarlos, tarea que deja siempre en manos del espectador, evaluó finalmente: “Son personajes posibles; en lo personal, no me gustan los estereotipos, me gusta esta idea de que por momentos parezcan buenos o malos y que después podamos contemplarlos de otro modo. En definitiva, todos somos un poco así”.

Para agendar

El Desentierro tendrá su estreno en Rosario este sábado, a las 20.30, en El Cairo Cine Público, de Santa Fe 1120, con entrada gratuita. Allí mismo se podrá ver nuevamente el jueves 26 y viernes 27 a las 18; el sábado 28 a las 20.30 y el domingo 29 a las 22.30, con entradas populares

 

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