Hugo Fernando Ruiz Díaz tenía 29 años y trabajaba «limpiando zanjas», según describieron su familia y desde el municipio. El martes 31 de diciembre murió por leptospirosis. Este martes sus allegados fueron hasta las puertas de la empresa donde se desempeñaba para pedir Justicia.
Denunciaron que desde la firma “no lo cuidaron”. También cuestionaron el accionar del personal médico que lo atendió en un sanatorio céntrico, quienes «no pudieron diagnosticarlo a tiempo». Según contó Sabrina, su esposa, los síntomas comenzaron días antes, pero el diagnostico llegó demasiado tarde.
El jueves 26 de diciembre, Ruiz Díaz fue –según el testimonio de su esposa- a la guardia del Sanatorio Laprida porque tenía un fuerte dolor de estómago. Los médicos de guardia le dieron analgésicos y le dijeron que tenía gastroenteritis. El hombre volvió a su casa, pero durante la madrugada tuvo dificultad para respirar.
A la mañana siguiente volvió a la guardia, donde le reiteraron el diagnóstico. Ruiz Díaz seguía dolorido y regresó al sanatorio tres veces más. Le pusieron un inyectable y lo dejaron en observación mientras le pasaban suero. Le dijeron que regrese a la casa porque necesitaba reposo.
En la madrugada del domingo los dolores aumentaron. Por la mañana, volvió al sanatorio donde lo dejaron nuevamente en observación, lo medicaron y lo mandaron de regreso.
“Cuando lo llevé, él ya casi no podía respirar. Lo ingresaron en silla de ruedas porque ni podía caminar por el dolor de cuerpo. En el Sanatorio Laprida nunca le hicieron un análisis de sangre, porque decían que no era nada grave y porque había solamente una médica en terapia, en guardia y en las salas”, dijo Sabrina, la esposa.
El domingo a la tarde Ruíz Díaz se descompensó. Ingresó a la guardia y fue internado en terapia intensiva, siempre en el mismo sanatorio. El lunes le hicieron análisis de sangre y el martes al mediodía los resultados indicaron que tenía leptospirosis.
“El lunes a las 12.30 ingresé a verlo. Tenía mucho catarro y escupía mucha sangre. Después de la visita lo durmieron, le pusieron un caño por la boca desde donde salía sangre”, contó la mujer.
El martes 31 de diciembre Ruíz Díaz tuvo un paro cardíaco y los médicos tardaron tres horas en reanimarlo. “A la media hora nos dicen que sus órganos dejaron de funcionar y que solamente vivía por su corazón. A los 10 minutos nos dijeron que teníamos que esperar dos horas hasta que se corte. Y a las 16.50 del 31 de diciembre se cortó”, aseguró Sabrina.
El hombre de 29 años trabajaba en una empresa “haciendo zanjas”. Según la mujer, el jefe no los atendió. “El patrón jamás llamó. Es más, lo llamábamos y nos cortaba. Los médicos nos dijeron que su enfermedad era laboral”, señaló.
Este martes familiares y amigos se manifestaron en las puertas de EGEA (San Martín y pasaje Leticia, en zona sur) para pedir Justicia.
Desde el área de Epidemiología de la Municipalidad de Rosario oficializaron que Ruíz Díaz murió por leptospirosis. Según el calendario epidemiológico de la Secretaria de Salud local, es la primera víctima del virus de este año.
Según señaló la titular del área Analía Chumpitaz a El Ciudadano, el joven tenía un trabajo de riesgo ya que se dedicaba “a hacer zanjeos”, entre otras cosas.
La funcionaria señaló que en 2019 hubo 11 casos, de los cuales dos personas murieron en la zona del Mangrullo. Chumpitaz explicó que la leptospirosis es una enfermedad zoonótica, como se denomina a las que se contagian entre animales y humanos.
Pueden ser provocadas por virus, bacterias, parásitos y hongos. “Se puede contagiar la enfermedad a través del contacto de la orina de roedores, de perros, gatos, caballos y vacas, entre otros animales”, detalló la funcionaria, y agregó: “Es importante hacer una consulta al médico. Con el diagnostico, se puede hacer un tratamiento específico con antibióticos”.