El Chimy tocó fondo hace casi 7 años. El presidente de Tiro Federal lo acusó de ingresar a robar indumentaria en el predio de zona noroeste. Por entonces, Luis Ezequiel Ávila tenía 19 años y ya acreditaba 50 partidos jugados y 7 goles convertidos como profesional. Los recurrentes actos de indisciplina entorpecían la consolidación futbolística del pibe criado en barrio Empalme Graneros, que desde las infantiles en Ludueña pintaba para crack. Lo denunciaron vecinos del edificio en donde vivía cuando llevó un monito chimpancé al departamento que el club le alquilaba en Barrio Martin. No se llevó puesto un surtidor de combustible de milagro, cuando terminó dado vuelta con un Ford Escort en la estación de servicio de Córdoba y Wilde. Los técnicos lo hacían compartir habitación con compañeros veteranos en concentraciones y pretemporadas. Pero no había caso: el Chimy era incorregible. Hasta que tocó fondo a fines de febrero de 2013. Estuvo dos años sin jugar a la pelota. Se reinventó en San Lorenzo, logró el ascenso en el Huesca de España y ahora la rompe en el Osasuna. En agosto de 2018 lo declararon inocente de aquel episodio que inundó las crónicas policiales. De haber tenido que colgar los botines para trabajar como albañil, a marchar cuarto en la tabla de goleadores de la Liga Española, con 9 tantos, detrás de Lionel Messi, Karim Benzema y Luis Suárez, quien precisamente podría abrirle las puertas al Barcelona a partir de su lesión. La cláusula de rescisión del contrato del Chimy con Osasuna asciende a 25 millones de euros.
Aunque Huesca descendió a Segunda en 2019, el Chimy Ávila se quedó en Primera División. El Osasuna pagó 2,7 millones de euros por el pase. El rosarino, que el próximo 6 de febrero cumplirá 26 años, consolidó lo que insinuaba en Tiro Federal desde hace una década: desequilibrio en velocidad, pegada con las dos piernas, asistencias y goles. Hace poquitos días, cuando fue consultado si era posible alcanzar a Messi en la tabla de goleadores, respondió:»Es un monstruo, de otro planeta». Ahora, la lesión del uruguayo Suárez le abre la posibilidad de cumplir el sueño de tirar paredes con Lio. Paredes con la pelota en los pies y no con cuchara y ladrillos, como cuando tuvo que trabajar de albañil después de quedar colgado en Tiro Federal.
Graciela y Luis Ernesto, sus padres, se separaron cuando Chimy era muy chico. Pero nunca dejaron de acompañarlo en sus partidos en inferiores y en la primera división del Tigre de Ludueña. A los 20 años fue papá de Eluney, su primera hija. Había dejado de jugar al fútbol cuando la beba sufrió una infección en las vías respiratorias que la mantuvo al borde de la muerte. «Me arrodillé en la punta de la cama y empecé a llorar. Le dije a Dios: si salvás a mi hija, voy a cambiar de vida. Al día siguiente fuimos a la terapia y la habían pasado a sala común», contó.
Con apenas 16 años, lo hizo debutar Tito Rebottaro cuando Tiro Federal peleaba por evitar el descenso de la B Nacional. Antes, ya había participado de un par de pretemporadas con el plantel profesional. Compartía habitación con veteranos como Juan Pablo Vojvoda y David Charles Pérez. Era muy compinche de Eduardo «Gordo» Vilce y Javier «Bicho» Rossi. Y buscaba asistir a Leandro «Beto» Armani. Tres años después, el presidente Carlos Dávola lo colgó. «Estaba en mi casa sentado y se me caían las lágrimas al ver a mis ex compañeros que estaban jugando. Mi señora me vio y me preguntó por qué lloraba. Lloraba porque se me había escapado el fútbol. A veces, por elegir mal, las cosas se escapan.Y me dijo: ‘Si Dios quiere no se te va a escapar'». El Chimy destacó el acompañamiento incondicional de su pareja y de su representante.
En febrero de 2015 llegó a San Lorenzo, tras haber quedado libre de Tiro Federal. Dicen que lo recomendó otro rosarino: Ángel Correa. En el club del Bajo Flores se hizo amigo de Néstor Ortigoza, quien después fue campeón con Central en la Copa Argentina 2018. Y lo dirigió otro ex canalla como jugador y DT: Edgardo Bauza. A préstamo se fue al Huesca de España y logró el ascenso a Primera División. Actualmente, en Osasuna. ¿Tirará paredes en Barcelona con su vecino Lionel Messi?