El crimen de Enrique José Encino, el gerente bancario de 64 años que fue alcanzado por una de la media docena de balas que el pasado 11 de enero impactaron contra el Casino City Center, fue, acaso, un resultado colateral de una acción que tenía otro objetivo: generar temor para exigir dinero, es decir “si no hay plata, hay balas”. No es claro el destinatario, quizá se trata de una amenaza al propio casino. La lógica extorsiva quedó al desnudo este miércoles cuando la Fiscalía leyó la imputación por homicidio a Maximiliano Damián “Cachete» Díaz.
La investigación encabezada por el fiscal Luis Schiappa Pietra visibilizó una red manejada desde la cárcel por el cabecilla de la banda de los Monos Ariel «Guille» Cantero y un viejo lugarteniente suyo, dedicada a cometer extorsiones y amenazas que van desde la exigencia de algún dinero no devuelto hasta el pago obligatorio de “un canon de seguridad” a la nueva conducción del Sindicato de Peones Taxistas.
La evidencia contra Cachete Díaz se funda, principalmente, en escuchas telefónicas en las que habla –según la investigación– con Guille Cantero, que utiliza el teléfono fijo de la prisión de Marcos Paz, y con Carlos Escobar, alias Toro, preso en el penal de Ezeiza y conocido integrante de los Monos.
También existen menciones de Cachete en cuatro carpetas judiciales previas a la investigación por el homicidio en el casino, que permitieron develar en qué contexto se produjo el atentado al City Center. Un dato que los investigadores tienen en cuenta es que la novia de Cachete es la sobrina del ex jefe de Policía de Santa Fe Marcelo Villanúa, información que según el ministro de Seguridad, Marcelo Sain, “es de vital importancia para evaluar algún tipo de vinculación con sectores policiales”, por lo cual ordenó que se instruya un sumario administrativo, según dijo el funcionario en conferencia de prensa.
Saga de aprietes
El 3 de agosto pasado un hombre identificado como Fabián Rodrigo Gustavo F. puso a la venta una Toyota Hilux en el portal Rosario Garage y dejó su número de celular. La oferta no tardó en llegar, y pactó un encuentro en las afueras de la ciudad de Roldán. Nadie fue a la cita, pero al regresar a su casa el denunciante fue interceptado por cuatro hombres en un Ford K negro con patente visible. Le dijeron: “Venimos de parte de Guille Cantero. Vos te quedaste con un vuelto que había en la casa del Diente, la que estaba enterrada, sabemos que tenés una casa en la costa, mujer, una hija, tenías forraje y le cortabas el pasto al Diente, dame tu número de celular que Guille se va a comunicar con vos”.
El Whatsapp a Rodrigo llegó más tarde: “Amigo, soy el Guille. Te mandé el mensaje con los pibes. No tenés más tiempo, quiero la chata y 20 mil dólares. El Diente era gente nuestra y vos le robaste la plata. Vos sabés con quien te metiste, hacemos todo por la buena o vos ya sabés”.
Ese Ford K negro utilizado en el apriete, dice la imputación, es en el que andaba Cachete al momento de ser detenido el 13 de enero en el edificio de Mitre al 1747, donde vivía con su novia.
Si no hay plata…
Cachete también aparece mencionado en la causa que investiga las balaceras contra viviendas de la flamante conducción del Sindicato de Peones de Taxis. De acuerdo con la Fiscalía, estos aprietes comenzaron el 2 de septiembre último, tras el desplazamiento del secretario general del gremio Horacio Boix, sospechado de malversación de fondos.
Horacio Yannotti, el nuevo titular, denunció que a partir de ese momento comenzó a recibir llamados de un tal Cachete, que le instó a renovar la “intermediación entre los Monos y Boix”, es decir renovar la protección que su antecesor, supuestamente, pagaba.
“Si no hay plata, hay balas”, consta en la denuncia que Cachete le dijo personalmente a Luciano Llobera, un subalterno de Yannotti. Desde entonces se produjeron casi una decena de ataques mafiosos contra viviendas de la cúpula de los representantes gremiales de los Peones de Taxi, incluidas las casas de Yannotti y Llobera.
Allí entra en escena otro nombre importante en este entramado mafioso según la Fiscalía: Fernando “Enano” Morel, un hombre que gozaba de salidas transitorias en el marco de una pena por un crimen cometido en 2013.
El Enano está apuntado como uno de los enlaces de Guille Cantero para armar la logística de los ataques a los gremialistas. En una escucha, Morel le dice a Guille Cantero: “¿Qué vamos a hacer con ese del sindicato?”. A lo que Cantero le responde: “Le vamos a tené que mandar curso bien de vuelta a ver qué onda, boludo”.
Morel sufrió un accidente a comienzos de enero, y debió ser internado en el Heca. Allí, aún malherido, fue capturado cuando intentó escapar por un conducto de ventilación.
“Que le manden curso”
En las escuchas, el plan de atacar al City Center consta a partir del 6 de enero. Quienes pergeñaron el atentado, para la Fiscalía, fueron Guille Cantero y Toro Escobar, que ordenaron a Cachete Díaz aportar la logística para el ataque. Toro, desde el penal de Ezeiza, le dijo a Cachete: “Escuchá, mañana el tema del «ca» lo hacen ustedes o querés que lo hagamos?”. Diaz le respondió: “¿El temita de qué?”. “Del casino (…)”, aclaró Toro, que agregó: «Hablá y decí, vo hablá y deciles nomás que le manden curso. Ya tengo la motito”.
El 7 de enero, de acuerdo con la imputación, Cachete habló con Guille y le pasó novedades, luego de una reunión con “la gente del Toro”. En esa conversación Cachete le dijo a Guille: “Boludo, todo bien, ahí ya tipo 8 voy un ratito al City a ver qué onda”. A lo que Guille le respondió: “Sí fijate bien, a ver si nos dan algo bien piola”. Cachete, que ya tenía todo preparado, le responde a Guille: “Sí, boludo, ahí ya les dije a los guachos que es lo que tienen que hacer así que vamos a ver cómo sale”.
Ese diálogo es una de las evidencias más significativas contra Cachete. La Fiscalía le atribuye “reclutar a las personas y proveer de los medios suficientes para cometer el hecho”.
El atentado al City Center se concretó el sábado 11 por la noche. Enrique Encino, gerente del banco Nación de la localidad de Las Parejas, salió a fumar un cigarrillo al balcón de calle Moreno. Eran las 22.30 cuando desde una moto dos personas descargaron una ráfaga de seis tiros. Uno de ellos impactó en la cabeza del banquero y le produjo la muerte horas después.
¿Cómo llegaron los investigadores a establecer que Cachete es Maximiliano Díaz? En la imputación consta una escucha que Cachete recibió de un operador de una empresa de seguros el pasado 10 de diciembre. Allí el imputado se identifica con su nombre de pila y el interlocutor le pide una entrevista con motivo de un siniestro vial.
En la conversación se revela el domicilio legal de Cachete, pasaje Peatonal al 1700, “detrás del casino”, en barrio La Granada. Esa comunicación, azarosa, fue crucial para la Fiscalía, ya que ese domicilio fue allanado y de esa forma constataron que allí viven los padres de Díaz.
“Esta es una balacera que debe enmarcarse en la imputación de homicidio”, dijo Schiappa Pietra. El funcionario del Ministerio Público de la Acusación que en el ataque “hubo dolo (intención) de ocasionar la muerte o al menos los tiradores lo asumieron como posible” ya que dispararon hacia un lugar donde los días sábado hay miles de personas. Un planteo que fue cuestionado por la defensora, Marta Macat, que expuso que “no hay escucha de mi asistido que diga que el ejecutor deba matar una persona”.
El juez de primera instancia Rafael Coria valoró “sólida” la evidencia fiscal coincidió con la calificación legal. Por ello, dictó la prisión preventiva por el plazo de ley contra Cachete, es decir dos años mientras la investigación continúa.
«Morigerar»
Una resolución del 19 de junio pasado del camarista federal Mario Gambacorta, juez de ejecución de la condena a Guille Cantero por narcotráfico, le ordenó a las autoridades del penal bonaerense de Marcos Paz «morigerar las condiciones de detención» del detenido.
Según la resolución, el camarista dispuso «morigerar la toma de registros fílmicos» mientras Cantero asiste a clases escolares, «durante los aseos, concurrencia a sanitarios, en la propia celda, ni en ningún otro momento que pueda afectar su derecho a la intimidad».
También ordenó que se le amplíe «el cursado escolar a por lo menos tres clases semanales» y «se le brinde la posibilidad de trabajar y mantener actividades recreativas más extensas que las dos horas diarios que actualmente posee» para ir al gimnasio o el patio exterior.
El 7 de enero último, el mismo juez autorizó a la pareja de Cantero, Vanesa Barrios, a realizar dos visitas íntimas los días 14 y 28.
La mujer también está condenada en una causa por narcotráfico en la que, según la sentencia, ejecutaba el comercio de estupefacientes ordenado por Cantero desde la cárcel, en un expediente conocido como Los Patrones, donde éste recibió 15 años de cárcel.
El año pasado el jefe de Los Monos también fue condenado por organizar desde el penal un secuestro extorsivo, por el que recibió una pena de 10 años; y hace un mes fue sentenciado a 7 años en otra causa, también por comercio de drogas desde la cárcel.
A esto se le suma la condena en el fuero provincial por asociación ilítica y el homicidio de Diego «Tarta» Demarre a 22 años de cárcel. En el mismo fuero está imputado por la saga de ataques contra edificios públicos y también por amenazas a un magistrado.