Adolfo Scilingo, de 73 años, está en libertad condicional. A pesar de los 1.084 años de cárcel a los que la Audiencia Nacional española condenó en 2005 al represor por delitos de lesa humanidad cometidos contra 30 personas, al que se le sumaron dos años más tarde 255 secuestros y un caso de tortura. El ex capitán de corbeta, que participó en al menos dos vuelos de la muerte durante la última dictadura cívico-militar, fue el primer militar que rompió el pacto de silencio y que detalló como lanzaban personas detenidas-desaparecidas vivas al mar desde aviones de la Armada Argentina.
El periodista Alejandro Requeijo relató en el medio Vozpopuli que lo encontró a primera hora de la tarde en una capilla de Madrid organizando “a duras penas” unas bolsas con ropa que hay en el suelo. “Al escuchar su nombre, el represor argentino se gira sorprendido. Se ha quedado calvo pero mantiene su bigote más de dos décadas después. Lleva un jersey granate sobre una camisa de cuadros, unos pantalones azules y unas botas de color marrón claro. Unas gafas de ver le cuelgan del cuello. Su aspecto es el de un anciano. Pasa desapercibido como un feligrés más. Cuando salga de allí y regrese al CIS (Centro de Inserción Social), nadie le reconocerá por la calle”, relata el periodista, al que Scilingo le explica: “Ya no soy interno, soy residente”.
Graciela Lois, de Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas, se refirió a la salida de la cárcel de Scilingo: “Yo sabía que estaba pidiendo la libertad. Lo hablé hace como un año con mi abogado. Mi querella sigue”. En declaraciones a El Destape Radio, Lois recordó: “Hubo mucho de protagonismo de parte de Scilingo. Él tenía la fantasía de ser un testigo protegido con ciertas libertades. Nunca nos dio nombres pero nos dio pistas de que había otras personas que sabían más. Él decía que era un perejil”.
Lois contó que su abogado le dijo que no se podía apelar a una ley penitenciaria y aclaró que “el hacedor de todo este juicio es muy respetuoso del tema derechos”. En ese sentido, agregó: “Evidentemente, ahora tiene estas salidas que corresponden por la edad y por la ley del Servicio Penitenciario español”, y apuntó que “acá lo tenemos muy presente, pero allá en España nadie sabe quién es”.
El periodista Horacio Verbitsky fue responsable de la investigación y los reportajes al represor Scilingo. Todo lo relató en su libro El vuelo (1995, Planeta), donde da cuenta de que las órdenes las daban la cúpula de la fuerza y que todos los oficiales de la Armada participaron en forma rotativa, también relata la consiente participación de la Iglesia Católica en el desarrollo de esta práctica en las filas de la dictadura.
Ya en 2018 Scilingo había comenzado con salidas transitorias. Luego de pasar los últimos 22 años preso en España –donde había ido para participar de un programa de tevé para contar su participación en los vuelos de la muerte, y pronto fue detenido por el juez Baltazar Garzón–, ha abandonado su prisión en Alcalá de Henares y, a menos que no cumpla con las flexibles normas de libertad condicional que se le aplican, ya no volverá a estar tras las rejas y según le dijo al medio español espera pronto poder compartir el departamento de su esposa en Madrid.