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Precios Cuidados 2020, un programa más representativo

El Centro de Economía Política Argentina señaló que a pesar de ser más acotada en tamaño la nueva canasta tiene el doble de productos referentes y que se corresponden con la canasta de consumo cotidiana

El nuevo programa Precios Cuidados es más representativo del consumo cotidiano de los argentinos que la versión anterior y recupera precios de referencia, dado que incluye primeras marcas y mayor cantidad de cortes de carnes y embutidos, frutas y verduras, panificados y productos para bebés.

Así lo afirma un informe difundido  por el Centro de Economía Política Argentina (Cepa), en el que se señaló que a pesar de ser más acotada en tamaño «la nueva canasta de Precios Cuidados tiene el doble de productos referentes y que se corresponden con la canasta de consumo cotidiana, respecto de los que contenía el acuerdo de noviembre de 2019».

En abril de 2019, durante la gestión macrista, se creó el programa Precios Esenciales y «las primeras marcas fueron desapareciendo hasta convertirse de una canasta de precios de referencia a una de productos baratos», mientras que en la versión de enero de 2020 se anunció «el retorno de las primeras marcas para tender a generar referencias en el mercado, indicó Cepa.

La canasta de Precios Cuidados de enero 2020 «presenta numerosos cambios cualitativos», entre los que se destacan que las renovaciones de precios vuelven a ser trimestrales, que retornaron las inspecciones y fiscalizaciones y que se reintrodujeron las primeras marcas a la canasta.

«Es relevante recuperar el concepto de precio de referencia, lo que significa la inclusión de los principales productos de cada segmento de consumo – según volumen de ventas-, lo que permite que sus valores sean referencia para los precios del resto de los productos, menos representativos de su segmento», indicó el informe.

Cepa remarcó que «Precios Cuidados no es una canasta con precios baratos, no es una canasta de oferta, sino que tiene por objetivo incidir en el conjunto de precios de mercado».

En cuanto a la composición, «aunque es una canasta con menos productos, su composición incluye más carnes y embutidos, más frutas y verduras, más panificados y más productos para bebés», señaló.

El trabajo destacó la «mayor diversidad y balance en la oferta de productos alimenticios», con 91 productos de almacén, 56 productos lácteos, 9 panificados, 10 bebidas alcohólicas, 16 bebidas sin alcohol, 10 cortes de carne y embutidos y 5 frutas y verduras, y en la proporción de alimentos y bebidas, que se incrementó de 61% en la lista de septiembre/noviembre de 2019 a 63% en la lista de enero del 2020.

Cepaconsideró oportuno que en una segunda etapa el programa introduzcan nuevas canastas específicas para primera infancia y personas mayores, entre otras.

En esa misma línea, concluyó en que es «clave» otorgarle un fuerte impulso al esquema federal y de insumos intermedios, con precios cuidados en la cadena de valor, y lograr la reglamentación de la Ley de góndolas.

De todas formas, el relanzamiento de Precios Cuidados y la jerarquización de la Secretaría de Comercio Interior, no debe ser simplemente una “vuelta a los orígenes” sino una propuesta superadora y moderna a la altura de las nuevas demandas sociales. Desde el Cepa consideraron una serie de recomendaciones de política en este sentido:

–   La incorporación de una mayor variedad de productos a la canasta, lejos de atentar contra el objetivo principal que es servir como Precios de Referencia, lo potencia y propicia la apropiación del Programa por mayores sectores de la sociedad.

–   El impulso de una mayor “capilaridad” con mayor cantidad de bocas de expendio adheridas es clave, considerando la fuerte transformación de los hábitos de compra y consumo en los sectores de menor nivel de ingreso, donde los comercios de proximidad ganaron terreno abasteciendo compras más pequeñas. En esta senda, el eventual acuerdo con supermercados chinos es una alternativa positiva.

–   Es recomendable la incorporación de una mayor cantidad de productos light y saludables, productos sin TAAC y productos con bajo contenido de sodio. Ello se asocia a la necesidad de propiciar procesos productivos más amigables con el medio ambiente y la salud.

–   Transparentar proceso de formación de precios y la apropiación de renta de cada uno de los eslabones de la cadena de valor es una tarea de enorme dificultad, pero que sólo desde el Estado puede encararse a partir de estudios de costos en las cadenas y de la incorporación de recursos humanos especializados en el análisis sectorial. De eso se trata otro de los objetivos del programa: no solo bajar la inflación sino propiciar el Comercio Justo.

–   Conteniendo los anteriores ejes mencionados, dada la fuerte aceptación del Programa por parte de consumidores, proveedores, productores y distribuidores sería oportuno el impulso de una ley que oficie de marco. En absoluta articulación con ello, es imprescindible la puesta en funcionamiento del Observatorio de Precios y costos previsto en la Ley de Regulaciones de las Relaciones de la Producción y Consumo.

–   Como se ha establecido en el debate público reciente sobre la Coca Cola, el objetivo principal del Programa se relaciona con la regulación de los precios principales del consumo masivo y no es su meta la alteración de las pautas de consumo de la sociedad. Sin embargo, este segundo punto debe ser retomado desde la agenda de políticas públicas. Existen otras formas complementarias y particulares para tender a transformar los hábitos de consumo, sin poner en jaque el rol de precios de referencia que pretende el Programa. CEPA propone la implementación de un semáforo que muestre las características saludables o no de los productos. De hecho, en Chile y recientemente en Perú, Uruguay y México se implementó un sistema de rotulado que advierte mediante un sistema de colores, cuando un producto tiene alto contenido de azucares, alto contenido de sodio, alto contenido de grasas saturadas o alto contenido de calorías. En Chile, los productos que tengan alguna de estas etiquetas no pueden implementar publicidad dirigida al público infantil. Esto último implica la prohibición de utilizar personajes en el empaque y difusión en medios masivos durante el horario de protección al menor. Asimismo, se podría impulsar una etiqueta de trazabilidad producto orgánico y de empleo registrado.

–   En el caso de la carne en particular, es importante impulsar políticas tendientes a la regularización y blanqueo de operaciones de la cadena cárnica (por ejemplo, a través de operaciones de comercio electrónico). Junto con ello, la comercialización de la res en cuartos permite reducir costos de comercialización dado que no se necesita compensar precios por región. Finalmente, el boom de ventas a China debe ser regulado para no afectar el mercado interno.

–   Si bien la situación de aumento del hambre en nuestro país resulta acuciante, la incorporación de medicamentos a mediano plazo puede resultar de utilidad. También en el ámbito de la salud, la Secretaría debería recuperar su intervención en los aumentos de Prepagas.

–   La aplicación de celular (app) de Precios Cuidados, es una herramienta más útil en la medida en que genera feedback con los consumidores. Canalizar allí las denuncias debería tener como contracara la posibilidad de tener un seguimiento informado respecto de la resolución de la misma. Incluso, podrían idearse formas de compensación monetarias con devoluciones del costo de la compra en caso que corresponda.

 

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