En medio de su presentación en la primera luna de la edición número 60 del Festival de Cosquín, Yamila Cafrune invitó a subir al máximo escenario del folclore nacional al periodista y docente Mariano Saravia. Al presentarlo, la cantante mencionó la iniciativa presidencial de declarar al 2020 como el año de Manuel Belgrano, y juntos hicieron una versión de la milonga “La Patria no se hizo sola”, de Benarós y Belloso.
Después de la presentación Yamila, hija del mítico cantor popular Jorge Cafrune, fue duramente criticada en redes por haber “politizado Cosquín”. Redoblando su apuesta, la artista escribió extenso en su perfil de Facebook, dejando muy claro, no solamente hija de quien es, sino también su compromiso personal en el campo de las ideas.
“«Politizar el Festival», «esa vieja portadora de apellido», «panfleto de adoctrinamiento ideológico», «me avergonzó tu participación». Fueron algunos de los disparates que leí”, comenzó su texto Cafrune repitiendo algunos de los cuestionamientos que recibió. “«Politizar» el Festival se hizo desde antes que un tipo desconocido, con barba y vestido de gaucho se subiera al mismo para cantar «El Orejano», canción política si las hay, pero que muchos «color coco» admiran sin entender bien el significado de cada palabra que en él se utiliza”, apuntó y agregó: “Cuando dicen, entre otros varios comentarios, «Lamento por Cafrune que la hija se haya convertido en una artista militante», me apena decirles que se equivocaron y fiero: ¡Justo a Cafrune le fue a tocar como hija, una artista militante!”, agregó.
En el escrito reflexivo y contundente la artista aseguró que la vida se politiza cuando alguien se juega para llevar dignamente el pan a la casa; cuando, por el saqueo absoluto del patrimonio, se tiene que recurrir a un plan del gobierno para atender las carencias más inmediatas de una familia. “Porque hay que tener un corazón muy blindado para ver morir a tus hijos de hambre o de sed o a tus padres”, aseguró y aclaró que la vida también se politiza cuando hay quienes se quieren hacer los ciegos, sordos o mudos e ignorar lo que le pasa al de al lado teniendo con qué seguir o a quien recurrir para que les asegure continuar con la buena vida.
“Mi padre fue y seguirá siendo un cantor amado y respetado por el pueblo, por su pueblo, porque se la jugó arriba y abajo del escenario. No por interpretar canciones que les gustaran a todos. Nunca cambió calidad por cantidad de aplausos. Y yo, su «militante hija cantora» hago lo mismo: no canto en Cosquín, ni en toda mi Patria, para que mi gente solamente me acompañe con sus palmas. Lo hago porque soy una cantora del pueblo sobre el escenario, no para que ustedes se sientan cómodos/as con lo que escuchan”.