El ex diputado Mario Cafiero asumió el pasado 13 de diciembre como presidente del Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (Inaes). Durante el acto en el que se puso al frente del Inaes, resaltó que el presidente Alberto Fernández había marcado un rumbo y que el objetivo de su gobierno era impulsar la economía social. Y en ese sentido, marcó una clara diferencia con la administración del jefe de Estado anterior.
En diálogo telefónico con La Nueva Mañana, Mario Cafiero comentó que el último proyecto de presupuesto que envió Mauricio Macri al Congreso no había asignado recursos para este instituto. Asimismo, expresó la importancia del asociativismo como motor de la economía del país y expresó que se necesitará una “batalla cultural” para tomar conciencia que el país sólo saldrá adelante con acciones colectivas.
“Al asumir, me encontré que en los últimos años el Inaes había tenido que actuar a la defensiva en el marco de un gobierno nacional que no tenía en su agenda ni remotamente a la economía social. La administración anterior se basaba en una concepción ideológica impregnada del pensamiento liberal, que alentaba la idea de que el hombre es un ser egoísta y que su única relación con el otro es la competencia. Esto se aleja del concepto del cooperativismo y el mutualismo que busca en el otro una relación de solidaridad y de buscar acuerdos con el otro. Como eso no cabía en esa concepción liberal individualista, no se le dio ningún tipo de apoyo al sector”, afirmó.
“Al cooperativismo se le fue restando los recursos en esos años al punto tal que para el año 2020, el gobierno anterior envió al Congreso un proyecto de presupuesto donde el Inaes tenía cero pesos asignados. Esta es la demostración palmaria de la importancia que le daba Macri a este tema”, subrayó Cafiero.
“El anterior gobierno lo que hizo fue una especie de censo que determinó que se le diera de baja a la matrícula de unas 8 mil cooperativas”.
– A partir de la crisis económica, el desempleo y los despidos, ¿hay registros en el Inaes de un aumento de cooperativas en los últimos años?
Asociar el cooperativismo a la crisis es perderse “una parte de la película”. El cooperativismo y el mutualismo tienen una historia casi centenaria en Argentina, con instituciones muy fuertes que van más allá de la crisis: cooperativas eléctricas, de servicios públicos, de telecomunicaciones, las agrarias. También con la presencia del mutualismo en la salud, el turismo y ayudas financieras. Hay todo un movimiento que resiste incluso mejor las crisis que las pymes y las empresas privadas.
Tienen más resiliencia por su forma organizativa. Al ser democráticas y con activa participación, las hace mucho más resistentes a las crisis. Por eso, el 10% del Producto Bruto argentino se mueve alrededor de la economía social, solidaria y popular.
Pero el anterior gobierno lo que hizo fue una especie de censo que determinó que se le diera de baja a la matrícula de unas 8 mil cooperativas, fundamentalmente de trabajo. Hubo suerte de sobreexigencia formal que no se dio de igual manera para las sociedades anónimas y mucho menos sobre las sociedades “off shore”. Se dirigió el esfuerzo de fiscalización al sector de la economía social y, por el contrario, no se hizo lo mismo sobre las sociedades anónimas.
– ¿Qué lineamientos se propone en función de que Alberto Fernández, en su primer discurso como presidente de la Nación, mencionó y puso en valor a las cooperativas?
La economía argentina tiene tres motores. Uno de ellos es el Estado con su capacidad de generar actividad económica a partir del gasto y cuyo principal problema es la deuda.
Otro es el sector privado, que más allá de su voluntad siempre tiene dificultades por la carga impositiva altísima y porque necesita un mercado mucho más activo para seguir generando inversiones.
Y creemos que podría haber un enorme aporte del sector de la economía social y solidaria como para constituirse en un tercer motor. Además de las cooperativas, las mutuales y todo el asociativismo, aquí también debemos incorporar otros actores como son los sindicatos o los clubes, que en algunos lugares son las entidades que más empleo generan. Y también las organizaciones sociales, que son un nuevo fenómeno de los últimos 20 años, donde el pueblo se fue organizando. Son agrupaciones que cumplen un rol muy importante porque le dan contención y organización a miles de compatriotas que fueron excluidos del mercado.
Nosotros estamos promoviendo que el sector de la economía social ocupe ese rol del tercer motor, que aumente su capacidad productiva y de servicio, que genere trabajo y actividad económica. En esto es muy importante lo que pueden hacer las cooperativas agrarias, eléctricas, de telecomunicaciones, de transporte o de vivienda.
“Creemos que el cambio que hay que hacer es cultural, porque nos han querido educar en un egoísmo en el que cada uno debía ‘salvarse’ por sí mismo”.
– ¿Qué objetivos se plantea el Inaes en esta nueva administración?
El primer objetivo es convertir el sector social en un actor económico, y estamos trabajando en esa línea. Otro es poner el eje en nuestra realidad cotidiana, nuestro municipio, nuestro barrio. Tenemos que pensar en fortalecer la economía local, y para eso estamos promoviendo la creación de las mesas de fomento del asociativimismo. El objetivo es juntar a todos los actores, que se vinculen y mejoren su integración. Porque muchas veces hay clubes del interior que vienen a comprar sus camisetas a Buenos Aires cuando bien podrían fomentar la economía local. Y esto se puede lograr cuando se conforma una mesa donde descubran como actores locales con capacidad de producción y de servicio. De esta forma, el municipio podrá comprar a productores o intercambiar con otro municipio promoviendo una integración económica social.
– ¿Se proyectarán programas de capacitación o herramientas económicas para que las cooperativas y las mutuales puedan recuperarse y ponerse en pie?
Vamos a intensificar todas las tareas de capacitación. Estamos trabajando con universidades para poner en marcha un programa que ayude a fortalecer la educación cooperativa.
Creemos que el cambio que hay que hacer es cultural. Porque nos han querido educar en un egoísmo en el que cada uno debía “salvarse” por sí mismo. Pero acá la salvación es colectiva y asociativa. Hay que agruparse con otros y buscar una salida cooperativa y solidaria.
Además, planeamos apoyar con recursos la actividad de las cooperativas. No son solamente a través de subsidios. Por ejemplo, las telecomunicaciones están gravadas con un 1% de un impuesto que va a un fondo de servicio universal. Nosotros queremos trabajar para que una parte de ese fondo vaya a las cooperativas telefónicas, porque creemos que son ellas las que tenemos que fortalecer.
Queremos que el Estado encuentre en el sector de la economía social un aliado para resolver los problemas de nuestro pueblo. Tenemos una riqueza increíble de cooperativas y mutuales que las tenemos que poner en valor. Y el ejemplo lo dieron ustedes, trabajadores que de repente el patrón tiró la toalla y tuvieron que sentarse a planear cómo luchar juntos, no dejarse vencer y darle para adelante. Ese espíritu es el que tiene que impregnar a la Argentina como colectivo.
Este pueblo también siente que lo dejaron solo y está abandonado. Los que tenían que poner el dinero acá se lo llevaron afuera. Hay un PBI que está fugado, porque el problema en Argentina no es la falta de dólares, sino que los dólares se fugan.
Pero las cooperativas y las mutuales nos demuestran qué tipo de sociedad queremos ser: si una absolutamente individualista y consumista, o una solidaria y equitativa. Hay una batalla cultural que tenemos que dar.