El nombre se hizo público a mediados de diciembre. En ese momento se supo del interés de Rosario Central por contratar a Joaquín Laso. Y también que el jugador se encontraba en conflicto con su club, Atlético San Luis de México, donde pese a que no había entrenador designado, ya estaba definido que no sería tenido en cuenta para la siguiente temporada. Desde entonces a la fecha, se fueron desarrollando distintos hechos que terminaron con Laso, pedido especialmente por Diego Cocca, como primer refuerzo auriazul.
De todos modos, pese a lograr el objetivo de la incorporación, los de Arroyito todavía no consiguieron habilitarlo. La complicada salida del jugador desde San Luis, disconforme con esa resolución, es el motivo por el cual Cocca aún no puede contar con el defensor. Y mientras el caso se resuelve en oficinas de FIFA, los auriazules aguardan por una habilitación provisoria que le permita a Laso estar a disposición del DT para el juego de este fin de semana ante Banfield.
Eso sí, ya hay algo bastante concreto: aunque en forma extraoficial, todo indica que el futbolista recibiría un okey condicional de parte de FIFA el próximo martes. Con eso, Laso ya podría empezar a jugar en Central, al menos hasta que se resuelva el litigio entre las partes: el jugador y Atlético San Luis.
La novela paso a paso
La pretemporada de San Luis comenzó el 9 de diciembre, y Laso fue citado para entrenar por la tarde con los juveniles del club, y no con los profesionales que lo hicieron por la mañana. Nadie puede confirmar los motivos de esa decisión de parte de la directiva de San Luis. Pero aseguran que se debe a un cruce verbal con el máximo mandatario, Alberto Marrero, luego de que este les recriminara a los futbolistas del plantel por la mala campaña realizada durante 2019.
A fines de diciembre, aún imposibilitado de entrenar con sus compañeros del plantel profesional, Laso comenzó a presionar en San Luis para forzar una salida. Por entonces, el defensor amagó con realizar una presentación en FIFA si la entidad mexicana no revisaba su postura de no tenerlo en consideración para la próxima temporada.
Y para eso le presentó un escrito a Marrero, presidente de la institución. “No encontré preparador físico ni director técnico a disposición para disponer de la práctica. Le intimo en plazo máximo de 24 horas que proceda a informar cuándo desarrollaré actividad similar en predio al plantel profesional, bajo apercibimiento de denunciar su accionar ante las autoridades de la Federación Mexicana de Fútbol, CONCACAF y FIFA y solicitar la rescisión de contrato conforme lo previsto en el artículo 13 a 17 del Reglamento de Transferencia de Jugadores”, reclamó Laso asesorado por su abogado.
El futbolista protestó también por una deuda de 300 mil dólares y rechazó que lo hagan entrenarse con la Sub 20 de la institución por “considerar su accionar una injuria directa hacia mi persona, lo que desvaloriza mi calidad de profesional y atenta contra mi libertad e igualdad de trabajo”. Además, acusó a la dirigencia de intentar desgastarlo “para desprenderse de mí sin pagarme lo que corresponde”. Uno de los artículos al que hizo referencia Laso en esa nota le permite rescindir el vínculo con causa justa por el accionar de la institución que lo tiene contratado.
Mientras tanto, en los primeros días de enero, y horas antes de que comenzara la pretemporada del plantel auriazul en Arroyito, se produjo la baja de Miguel Barbieri. Rosario Central había acordado de palabra un nuevo préstamo con Racing por el defensor. Pero apareció Tijuana de México y se llevó a Barbieri. Este hecho potenció la necesidad de los auriazules de sumar a Laso.
El 11 de enero, llegó desde México la noticia de que Laso había logrado desvincularse de Atlético San Luis. Pero el defensor dejó la entidad mexicana por decisión unilateral. Laso se declaró libre. Para justificar esa determinación el jugador adujo una serie de incumplimientos, económicos y deportivos de parte de San Luis. Buena parte de ellos figuraban en la nota que había elevado a la dirigencia cuando no lo dejaban entrenar con los profesionales. Y notificó esta situación en los organismos correspondientes.
Sin perder tiempo, el lunes 13 de enero por la mañana, Laso ya estaba en Rosario, donde se realizó los estudios médicos de rigor en el sanatorio Mapaci. Luego de varias idas y vueltas, a la medianoche firmó un contrato que lo vincula por 3 años con Rosario Central. El defensor, que también estuvo en carpeta de Vélez y Estudiantes de La Plata, fue el primer refuerzo auriazul de este mercado y, desde el martes 14 de enero, entrena a la par de sus compañeros.
Luego de ese ensayo, Laso habló en rueda de prensa. Y allí expuso su conflictiva situación. “Me declaré libre y no creo que haya conflicto para que me habiliten, pero tampoco quiero hablar mucho para no entorpecer nada”, afirmó Laso al ser consultado sobre su salida de San Luis. Y también enumeró algunas de las razones que lo llevaron a tomas esa decisión: “Hubo una falta de respeto muy grande. Primero no dejando ejercer el derecho a elegir, después no dejando entrenar a la par de los demás para. Nada de todo eso se cumplió y estaba pactado”.
Desde el 19 de enero, día en que se “abrió la ventana” del TMS en Argentina, Central empezó a gestionar la habilitación de Laso. Pero la dirigencia de San Luis se tomó su tiempo para responder sobre el tema a la federación mexicana. Hasta que el último lunes, llegó la negativa desde México al pedido de habilitación, ya que San Luis no aceptó la salida de Laso como jugador libre. Entre otros motivos los mexicanos se oponen al pedido porque el futbolista tenía por cumplir dos años y medio de contrato con la entidad azteca.
Ahora, los auriazules buscan en FIFA una habilitación provisoria para Laso. Y lo hacen contrareloj, porque la intención del técnico canalla Diego Cocca es poder contar con el defensor para el partido del sábado ante Banfield. Algo que a esta altura, por una cuestión de tiempos y plazos, parece muy difícil de conseguir. ¿Podrán?
