“Como sindicato queremos manifestar nuestro más contundente repudio a estas actitudes de explotación, de desprecio a los trabajadores y de falta de responsabilidad empresaria”, impugnó el secretario Gremial de la Asociación de Empleados de Comercio, Juan Gómez. El dirigente se refirió así al intempestivo y encubierto cierre de la vinería Tinta Negra. Es que en la tardenoche del jueves los empleados terminaron con su jornada laboral, y se saludaron y se fueron como siempre; pero ayer, menos de 24 horas después, al hacerse presentes los del turno mañana se encontraron con el local de Córdoba 2375 cerrado y casi desmantelado, al igual que el depósito montado en la vereda de enfrente. Casi nada quedaba de centenares de cajas y miles de botellas de vino ni de las delicatesen que se exhibían en el lugar, ni tampoco de los licores, whiskies y decenas de variedades de bebidas espirituosas que hasta horas antes estaban en los anaqueles. Literalmente en la calle, son –hasta ahora– 18 los trabajadores que aguardaban cobrar los salarios de enero cuando se encontraron con la peor de las sorpresas en su lugar de trabajo. Hasta ahora 18, porque el gremio mercantil dijo que se acercaron más, que habrían estado trabajando en negro.
“Como ladrones en la noche”, describió el vaciamiento el dirigente mercantil. Gómez refirió a este diario que el gremio entrevistó a vecinos que dieron cuenta de un despliegue nocturno para retirar la mercadería. Incluso refirió que Empleados de Comercio detectó dónde posiblemente fue llevado el valioso cargamento: cuatro depósitos en la ciudad, sobre los cuales se tomaron recaudos legales para desbaratar la maniobra que seguía en progreso.
Es que según el sindicato ninguno de los empleados había tenido un atisbo de sospecha de este posible final. Las ventas, refirió Gómez, estaban lejos de sus picos de años atrás, pero por variedad y calidad, y también por ubicación, Tinta Negra era un lugar de referencia al que no faltaban clientes. Incluso, según relevó el gremio entre los trabajadores, lo único que había llamado la atención eran ventas que se concretaron durante los últimos días más de carácter mayorista por su volumen, “cuando había clientes” a nivel minorista que estaban comprando regularmente esos mismos productos. “Ahora piensan que puede haber sido parte de la maniobra, que estuvo planeada de antemano y se concretó de forma artera”, acusó el dirigente sindical.
Gómez apuntó directamente a quien estuvo al frente de la vinería Barcelona, Mariano Sebrié, a quien el gremio mercantil sospecha como único propietario de Tinta Negra. “Si hay más socios, van a ir apareciendo en el expediente del procedimiento en el Ministerio de Trabajo”, refirió. Es que la denuncia del vaciamiento y cierre fue la primera acción formal de Empleados de Comercio, cuya estrategia de arranque es la preservación de todos los puestos de trabajo, y los derechos laborales.
Es que en el gremio descreen totalmente de un estrés comercial por caída de ventas. Más bien, según la información que recabaron había ingresos en caja, los pagos a proveedores se estaban cumpliendo y los salarios de convenio respetando. Por ello apuntan directamente a la responsabilidad del empresario, que ya había hecho un cambio de razón social –de Barcelona a Tinta Negra– lo que implica un cambio total en las condiciones de trabajo, como antigüedad, licencia, y otros componentes salariales. “Lo que hace Sebrié es cambiar el nombre de la razón social pero sigue con su nefasta política de atropello a los trabajadores, dejándolos en la calle y sin ningún tipo de explicación”, insistió el gremio. Y puntualizó que “muchos de los compañeros tienen más de diez años de antigüedad”, ya que vienen de la que fuera Barcelona. De ahí la sospecha de una potencial reapertura con el stock preservado y otra planta laboral, eludiendo toda responsabilidad con los actuales empleados. Por ello el gremio quedó a la espera de la citación por parte del Ministerio de Trabajo –la audiencia todavía no estaba fijada– para que la patronal “aclare la situación” y así definir cómo continúa –o se resuelve– el conflicto. Así, no.
Rey de Copas: otro vacío, y para un 1° de Mayo
En vísperas de Día del Trabajador de 2018, un caso análogo al de Tinta Negra movilizó a la Asociación de Empleados de Comercio de Rosario: los propietarios de la reconocida enoteca Rey de Copas, de Rioja al 1600, habían destinado el fin de semana largo a vaciar por completo el local, reconocido por su amplia variedad en vinos, espumantes, otras bebidas, y delicatesen. “Cerrado por reformas”, decía una nota en las tabicadas puertas del local, que los empleados leyeron ya en el feriado puente del lunes 30 de abril con sorpresa e incredulidad: como en el caso presente, nadie les había avisado de ninguna reforma. Y con el correr de los días quedó claro que no era tal cosa.
Dos semanas después del cierre cerca de una decena de trabajadores, algunos con 20 años de antigüedad, se anoticiaban en una segunda convocatoria –la firma no compareció a la primera audiencia citada– de que el comercio no iba a reabrir. Pero al menos se llevaban la promesa de la firma de que les serían pagadas las indemnizaciones. “Debe incluirse todo lo que corresponda según marca la ley de Contrato de Trabajo y el convenio mercantil, y el estricto cumplimiento de lo que se pacte”, advirtió entonces el gremio de Empleados de Comercio.
Cuatro meses después los trabajadores, apretados por la situación de haberse quedado sin ingresos habían pactado –y esperaban que Aurora Tamusch, la viuda del dueño de la histórica enoteca, Juan Carlos Mata, cumpliera– resarcimientos del 50% del total que les hubiera correspondido, y en 6 cuotas.