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Nahuel Sosa: “Lo que divide a la sociedad no es la grieta sino la desigualdad”

Este sábado a las 18 en la plaza Mariano Moreno se presenta el libro “Hablemos de Ideas”, del grupo de intelectuales albertistas Agenda Argentina. El sociólogo Nahuel Sosa, compilador de la publicación, habló en la previa con El Ciudadano

En las postrimerías de 2018 se fue conformando un espacio donde  diferentes referencias del ámbito académico, de la cultura, la ciencia y la comunicación reaccionó en oposición al gobierno macrista. Este colectivo de pensamiento crítico tuvo como norte poder derivar en un proceso de unidad, que se cristalizó en el Frente de Todos, pero también el de comprender y aportar a la resolución de las nuevas demandas que surgieron en nuestro país.

“Partiendo desde la base que el neoliberalismo es un proyecto primero cultural y luego económico y que por lo tanto había que dar una disputa cultural con este neoliberalismo cool que encarnaba Cambiemos, aparece el libro Hablemos de Ideas”, explicó el sociólogo y director del Centro de Pensamiento Génera, Nahuel Sosa. El libro, compilado por el propio Sosa, Santiago Cafiero y Cecilia Gómez Mirada (y que tiene el prólogo de Alberto Fernández) “cristaliza algunos de los conceptos que nos interesa trabajar y poder discutir los próximos años”.

“Ahí aparecen ideas como la posgrieta, una discusión con el neoliberalismo sobre qué entendemos por meritocracia, las desigualdades de género, la ecología política, entre otros ejes”, explicó Sosa a El Ciudadano en la previa de la presentación del libro que se realizará este sábado en Rosario a las 18 en la plaza Mariano Moreno (Alsina y Córdoba). La actividad forma parte de un ciclo de formación política organizado por la Corriente Nacional de la Militancia.

Sosa explicó que desde Agenda Argentina están trabajando la idea de un acuerdo social “no sólo como salarios y precios sino que contenga a todas estas nuevas demandas”.

—Te escucho hablar de colectivo, de acuerdo social, enfoques que se contraponen a los conceptos de meritocracia e individualismo que primaron en los cuatro años de Cambiemos.

—Hay una idea de recuperar un Estado sensible, un Estado que escucha y que a su vez cuida. Pero también recuperar una idea de futuro, de que el futuro es un derecho y es una construcción colectiva, un derecho social. Justamente en estos últimos cuatro años hubo dos procesos fuertes: uno fue de estigmatización, se estimularon discursos de odio contra todos aquellos que se iban cayendo del mapa por las políticas de ajuste, los choriplaneros, los negros, los vagos, esos 5 nuevos millones de pobres que trajo el macrismo pero no sólo en términos económicos sino que los colocaban permanentemente como ciudadanos de segunda y responsabilizaban a la víctima de su situación, en un proceso de revictimización; por otro lado, en los sectores medios, de profesionales, lo que se hizo fue un proceso de uberización, de naturalizar la precarización, de hacer del monotributismo un estilo de vida, una pérdida de derechos. Tratamos de ver el acuerdo social como una manera de superar los binarismos pero reivindicando la multiplicidad. El acuerdo social no es pensar todos iguales sino tener un espacio donde por lo menos poder expresar y sintetizar esas diferencias. Con respecto a la meritocracia, es una estafa si no hay un Estado que genere condiciones de igualdad. Y me preocupan mucho los discursos de odio, hay como un combo entre meritocracia y discursos de odio peligrosos. Porque la idea es en última instancia estigmatizar a aquel que no pueda llegar a esta supuesta idea de éxito. Entonces me parece que es importante volver a recuperar la sensibilidad, la solidaridad, y no lo digo como un eufemismo sino la solidaridad como una idea de que el que tiene más, tiene que aportar más. Y sobre todo de que quienes más han sido maltratados por las políticas de ajuste de estos cuatro años, sean los protagonistas del tiempo que se viene.

—En un escenario donde se han fomentado las divisiones y se ha hecho de la grieta una forma de hacer política, suena como una tarea ardua.

—Lo que hay que pensar es que lo que divide a la sociedad argentina no es la grieta sino lo desigualdad, tanto económica como simbólica. La desigualdad económica, obviamente con un esquema de distribución injusto y regresivo; y la desigualdad simbólica es esta idea de estigmatizar a los sectores populares. Pensar la posgrieta no es negar que haya diferencias políticas sino es justamente pensar cuáles son los consensos sociales que podés tener. Por ejemplo el tema de terminar con el hambre es algo que generó grandes consensos sociales. No hay que comprar la grieta que plantea el neoliberalismo.

—Con todas las urgencias de hambre, pobreza, precarización laboral, ¿es más difícil poder pensar el largo plazo con políticas de Estado sostenibles en el tiempo?

—No, creo que justamente lo que se está haciendo desde el 10 de diciembre es resolver en la urgencia pero pensando en el largo plazo. Cuando uno observa las medidas: Ellas Hacen, Precios Cuidados, congelamiento de tarifas, doble indemnización, son un conjunto de medidas que obviamente responden a una situación de emergencia que nos ha dejado estos cuatro años de neoliberalismo, de un proceso inédito de fuga de capitales, de un endeudamiento extraordinario, pero son las bases para pensar políticas públicas de largo plazo. Y ahí obviamente sectores como Agenda Argentina tendremos un rol importante en aportar a esta discusión pero es importante recuperar esta idea de la sociedad civil como protagonista del nuevo quehacer político.

 

«Otro tiempo histórico»

—Es imposible no hacer la asociación con Carta Abierta, el proceso anterior de intelectuales y académicos que apoyaron al kirchnerismo, ¿cómo ves esa asociación o cuál es el rol en este nuevo tiempo?

—Carta Abierta fue el producto de un determinado tiempo histórico, ha sido muy estigmatizada por el neoliberalismo. Tuvo una función muy importante que fue incomodar y creo que siempre el rol de la academia o de los intelectuales es incomodar. Yo tengo 33 años, fui alumno de Horacio González, somos producto de Carta Abierta pero me parece que Agenda Argentina viene en otro tiempo histórico. Agenda Argentina surge en la resistencia en el 2018, con colectivos heterogéneos, algunos que venían del peronismo, otros de la izquierda, otros del progresismo, del kirchnerismo. Esa heterogeneidad fue una fortaleza en el contexto en el que estábamos y me parece que tendremos que ver cómo vamos andando en este nuevo proceso político que se avecina.

 

«Es importante fortalecer la democracia en América Latina»

—El contexto regional que le toca al gobierno de Alberto Fernández es más difícil, donde tal vez los lazos latinoamericanos no están tan fuertes como en otros momentos, ¿es una complicación extra?

—Lo primero que quiero marcar ahí es que venimos de una gira internacional muy exitosa, en la cual se derriba el mito que planteaba Cambiemos de que somos un gobierno aislado del mundo. Se ha hecho una gira que fue desde Alemania, pasando por el Estado de Israel, no hubo un sesgo ideológico sino una capacidad, desde un plano de autonomía y soberanía, de poder dialogar con distintos actores geopolíticos de envergadura. A su vez en esa gira no se intentó ocultar los problemas argentinos sino que se puso en claro cuáles son las necesidades, discutir el hambre como un eje central. Me parece que en ese marco, en la escala regional hubo una apuesta muy fuerte de decir “nunca más” no sólo al neoliberalismo  sino a los golpes de Estado, como lo que se hizo con Evo Morales. Es importante porque es una manera de fortalecer la democracia en el siglo XXI en América Latina donde se abrió un proceso de una renovada Doctrina de la Seguridad Nacional que ha establecido golpes de Estado de distintos tipos, desde la judicialización política con el lawfare, como los procesos destituyentes de Dilma Rousseff, de Lugo en Paraguay y el caso de Honduras.

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