El secretario de Seguridad de Santa Fe, Germán Montenegro, aseguró este domingo que la clave para mejorar la seguridad en la ciudad de Rosario, donde hubo 40 homicidios en los primeros 50 días del año, es continuar con “el plan estratégico de reconversión policial” que se está llevando adelante, con el fin de evitar los vínculos “afianzados” que tenían algunos eslabones de la fuerza con las organizaciones narcos.
En una entrevista con Télam, el funcionario sostuvo que la escalada de crímenes obedece a varios factores como “la disputa muy fuerte por el control territorial” para la venta de drogas; el descabezamiento de grandes bandas narco que permitió “la aparición de segundos y terceros escalones”; un “mercado fenomenal de consumo de cocaína” en Rosario y la interrupción de los vínculos entre la fuerza de seguridad y las organizaciones criminales que “alteró el estado de cosas”.
–¿Qué explicación tiene a la escalada de homicidios en Rosario?
–Tenemos en Rosario una disputa muy fuerte por el control territorial de barrios para la distribución y comercio de drogas. También está vinculado al parcial descabezamiento de algunas de estas organizaciones el año pasado, y a la aparición de segundos y terceros escalones o de nuevas (bandas), que están peleando por el territorio. Y hay un mercado fenomenal de consumo de cocaína. Esos son los factores fundamentales que alimentan este proceso.
–¿Y el rol de la Policía?
–Estamos en un proceso de reforma y modernización de la Policía que es un actor central en todo esto, una institución que históricamente, en algunos sectores, tenía vínculos bastante afianzados con organizaciones criminales y esto en buena medida ha sido cortado por el Ministerio y por la conducción policial nueva.
–¿La escalada de crímenes sería entonces un efecto no deseado?
–Son consecuencias que ocurren por alterar ese orden de cosas. Y después hay otros factores que contribuyen a escalar esto, como la cantidad de armas que hay dando vueltas en la ciudad, y la cuestión del consumo.
–El aumento del consumo de sustancias prohibidas, las bandas de narcomenudeo y la regulación policial de ese mercado existen en otras ciudades, ¿qué particularidades tiene Rosario?
–En Rosario existe una forma de estructurar las organizaciones que es histórica, de clanes familiares y semi familiares territoriales, que tradicionalmente se han disputado el territorio a los tiros. Esta escalada que vemos hoy, si ves para atrás vas a encontrarte que existen episodios de estas características en años anteriores. Es una modalidad particular de funcionamiento de estas bandas que tiene esta ciudad, que se mandan mensajes con tiroteos en sus casas. Y otro elemento es que la manera en que la policía trabajó esta problemática y reguló estos asuntos fue una manera muy particular, en el sentido de que no nos encontramos con una policía que no marcara la cancha fuertemente a estas organizaciones. En todo caso pactaba, hasta por ahí nomás, pero tampoco fue capaz de regularlo de forma violenta a este negocio.
–¿Eso alcanza como respuesta política a las demandas de seguridad pública?
–No, ni política ni social. Esta es explicación más estructural. Entendemos perfectamente la coyuntura política crítica que esto significa. Pero no se puede perder de vista que tenemos que trazar un plan estratégico de reconversión policial porque, sino, no salimos nunca de este circuito. Estamos en un proceso de reconstrucción de la Policía. Tenemos trazado un plan que va a manifestarse en una serie de proyectos de ley que apunta a estructurar un sistema con una policía de seguridad profesionalizada, con una de investigaciones criminal separada del resto, armar un cuerpo de control externo que investigue la corrupción de la fuerza. Esto implica un cambio de formato de la organización policial y de formas de trabajo que va a costar hacerlo funcionar.
–Y que también genera resistencias.
– Hay intereses que están vinculados a estos asuntos, que obtienen beneficios de esta situación y que cuando uno los toca, estás tocando un orden establecido. Nosotros estamos llevando una política reformista, queremos modificar el status quo que había porque la verdad que tenemos un sistema policial deficitario que hay que modernizar y profesionalizar, y eso va a implicar respuesta de estas características, porque van a intentar obstaculizar el proceso. Pero ese es el desafío.