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Lo abordaron en un pasillo de barrio Tablada y lo asesinaron de varios balazos

Gustavo Domingo Godoy tenía 50 años. Todos lo conocían como Bicho, un hombre que "trabajaba todo el día, como albañil y lavando autos". Le dieron tres tiros en su vivienda del pasillo que da a calle Garibaldi al 200. Los vecinos aseguran que fue víctima de conflictos ajenos, aunque cercanos

Otro asesinato enluta la zona más profunda de barrio Tablada. A Gustavo Domingo Godoy le decían Bicho. Vivía en el fondo de un pasillo ubicado en Garibaldi al 200, entre Ayacucho y Colón, una cuadra que desde los últimos meses se perfila como una de las más calientes de la zona. Bicho tenía 50 años y este lunes, poco después de las 22, fue asesinado de por lo menos tres tiros en el pecho en el umbral de su casa. Los vecinos consultados remarcaron que el hombre, que alternaba albañilería con el lavado de autos para ganarse la vida, fue víctima de conflictos en los que no participó, aunque involucran a familiares.

Por Garibaldi al 254, entre Ayacucho y Patricias Argentinas (Colón), está el pasillo donde siempre vivió y donde murió Bicho Godoy. “Garibaldi presente”, “Helados 250 el KG”, “Si kieres ser un león debes entrenar con leones” son algunas de las inscripciones que se pueden leer en las paredes. La vivienda de Bicho está unos 50 metros hacia el interior de la manzana, en el punto en que el camino se quiebra en forma de L. La puerta de chapa negra, atada con candado y cadena y con una decena de agujeros de bala, es una postal de la violencia que terminó sellando el destino de Godoy.

Ninguno de los vecinos consultados durante la recorrida de El Ciudadano mencionó a Godoy como un hombre problemático. “Él trabajaba todo el día, era albañil y lavaba autos, no tenía problemas con los vecinos y era respetuoso”, coincidieron sobre Bicho.

“Los que lo mataron entraron por Centeno, son de ese lado. Le patearon la puerta y lo mataron dentro de su casa. Todo el quilombo es por el guacho ese, el hijo, a él lo vinieron a buscar. De hecho, el pibe estuvo fuera, es decir se fue del barrio por como unos tres meses. Dicen que le robó a una banda, a los transas. Y por eso se la quieren dar”, repitió lo que dicen en la zona un vecino, con gesto de hastío por la violencia que se instaló en el barrio. El hombre no dudo en señalar a integrantes de “la banda de los Funes” como ejecutores del asesinato. También se escuchó otro nombre repetido a lo largo de años en la crónica policial de Tablada: Chuky Monedita, un interno de la cárcel de Piñero quien según investigaciones del MPA conforma una alianza intramuros con los hermanos Funes. La versión no fue confirmada por fuentes oficiales.

Pasadas las 22, según la información oficial, tres muchachos llegaron al pasillo por el ingreso de Centeno y fueron hasta la casa de Bicho. Se cree que entraron por la puerta y, acto seguido, ejecutaron al hombre que estaba en el patio delantero. Luego, el trío se perdió por el mismo corredor hacia su desembocadura en Garibaldi. Varios testigos los vieron correr.

Las llamadas al 911 arreciaron. Uno de los vecinos decidió no esperar a la ambulancia y lo llevó por su cuenta hasta el hospital de emergencias Heca. Godoy murió allí sin que los médicos pudieran salvarlo: tenía tres tiros en el pecho y otros tantos repartidos en las extremidades. En el piso, frente a su casa, los peritos policiales juntaron cuatro vainas calibre 11.25. En la puerta, observaron una decena de impactos, aunque no está claro si los agujeros en la chapa eran todos de esa misma noche.

Misma cuadra, tres muertes en dos meses

La violencia es moneda corriente en ese sector de Tablada. “Sobre todo, al caer la noche”, dicen los vecinos. “Mirá esa casa, ¿ves que ahora no hay nadie?, es un búnker de noche. Venden faso y merca y dos por tres pasa cualquiera en moto a los tiros”. Esta cita de un vecino repite la de muchos otros y contiene los datos comunes a gran parte de los crímenes que engrosan las estadísticas de homicidios: narcomenudeo y pelea por el territorio a los tiros. Sin embargo, no siempre es claro el vínculo de las personas asesinadas con los negocios ilegales. Bicho es la víctima número 43 asesinada en Rosario en 2020. Quienes lo conocían aseguran que eran laburante y que quien tenía problemas con los tiratiros o sus mandantes era su hijo.

El caso está a cargo del Fiscal Luis Schiappa Pietra, cuyo equipo tiene “medidas en reserva”, según el área de prensa del Ministerio Público de la Acusación.

Hubo otros dos asesinatos a pocos metros de la casa de Godoy. El lunes 13 de enero, Ángel Adrián “Pilín” Avaca, hombre de 32 años, fue corrido desde la calle y ultimado de cinco tiros en otro pasillo de la misma cuadra. Era hijo de un policía condenado por pasar información a los Monos. “Tanto que siempre renegaste de que no te mezclen en nada. Encima que te matan como perro, no te dan paz”, escribió una mujer allegada a Avaca, quien dijo que el crimen fue una “equivocación” y que el hombre “no se metía con nadie”.

La muerte violenta ya había detonado en la puerta de un aguantadero de ese mismo pasillo, Garibaldi 215, el lunes 23 de diciembre. Ese día, los vecinos encontraron un cuerpo acribillado a balazos dentro de una construcción apuntada como búnker de drogas. Nadie dijo conocer a la víctima, a la que identificaron días después: Maximiliano José Acevedo.

 

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