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La ciencia perdió un militante con la muerte del argentino Mario Bunge

El físico y filósofo argentino Mario Bunge murió, el lunes último, a los cien años en Montreal, Canadá, informó la Fundación Princesa de Asturias, que en 1982 le concedió el galardón de Comunicación y Humanidades

El físico y filósofo argentino Mario Bunge murió, el lunes último, a los cien años en Montreal, Canadá, informó la Fundación Princesa de Asturias, que en 1982 le concedió el galardón de Comunicación y Humanidades.

Bunge, quien estudió física y matemática en la Universidad Nacional de La Plata, residía en el país del Norte desde 1966, cuando se hizo cargo de la cátedra Frothingham de Lógica y Metafísica en la Universidad McGill.

Fundador de la revista de filosofía Minerva (1944-45), fue cofundador de la Asociación Rioplatense de Lógica y Filosofía Científica (1956), de la que fue presidente.

Irrumpió como autor en 1959 en el campo de la Teoría de la Ciencia con su obra Causality: The Place of the Causal Principle in Modern Science, traducida a siete idiomas, y en la que defiende un principio ampliado del determinismo en la ciencia moderna.

Distinguido con dieciséis doctorados honoris causa y cuatro profesorados honorarios, en 2009 recibió el Guggenheim Fellowship y en 2014 el Premio Ludwig von Bertalanffy, después de que en 1982 le fuera concedido el premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades.

Principio de vida

Mario Bunge provino de una familia alemana emparentada con españoles oriundos del país vasco y de Asturias; era hijo del médico y diputado socialista Augusto Bunge y de la enfermera María Schreiber. Aunque emparentado por vía paterna a una familia muy influyente (creadores del grupo Bunge y Born, que luego se convertirá en un holding multinacional), él pertenecía a una rama más modesta, y pasó gran parte de su infancia en un ambiente casi rural, dedicándose incluso a tareas agrícolas. A comienzos de la década del 40 del siglo anterior se casó con la arquitecta Julia Molina y Vedia, quien fue la madre de sus dos hijos mayores. En 1943, con apenas 18 años, fundó una institución privada, la UOA (Universidad Obrera Argentina), institución donde por tarifas apenas suficientes para el mantenimiento, los trabajadores de distintas actividades recibían capacitación técnica y sindical. La UOA fue cerrada en 1943 por el secretario de Trabajo y Previsión, coronel Juan Domingo Perón, quien cinco años después, ya como presidente de la Nación, hizo que todas las universidades del país fuesen gratuitas y estatales.

La física, un mundo

“Mis incursiones en política fueron todas muy breves, casi todas equivocadas, incluyendo mi participación en la Unión Democrática, el frente antiperonista –organizado y pagado por la embajada estadounidense– en las elecciones presidenciales de 1946”, dijo en una entrevista en 1990 cuando le preguntaron cuál había sido su rol político como hombre de ciencia.

Tras realizar sus estudios secundarios en el Colegio Nacional de Buenos Aires, Bunge comenzó sus estudios en la Universidad Nacional de La Plata. En 1944 fundó la mencionada revista <Minerva<, en la que compaginó ya por entonces su dedicación a la ciencia con el interés por la filosofía. En 1952 se graduó en Ciencias Físico-Matemáticas y estudió física nuclear en el Observatorio Astronómico de Córdoba. Desde 1956 fue profesor de física teórica y filosofía en la Universidad de Buenos Aires, hasta 1963, cuando insatisfecho con el clima político del país tras la seguidilla de dictaduras militares y tiranías civiles antiperonistas, decidió emigrar. A partir de allí  enseñó en universidades de México, Estados Unidos y Alemania y en 1966 se instaló en Montreal, Canadá, donde dirigió la cátedra Frothingam de Lógica y Metafísica. Fue nombrado profesor emérito de dicha universidad, en las áreas de la Metafísica, Semántica, Filosofía de la Ciencia y Epistemología.

Los trabajos y los títulos

En 1962 acostumbraba viajar al Uruguay para dar cursos y a la vuelta revisaban sus papeles personales para saber si traía propaganda subversiva. La mano venía muy dura, y junto con su mujer aceptaron una invitación académica desde la Universidad de Delaware, Estados Unidos, pero a poco de llegar encontraron un ambiente intolerante, ya que los universitarios estaban virulentamente a favor de la intervención en Vietnam. Un poco después Bunge descubrió con cierta perplejidad que los mismos estudiantes comienzan a oponerse cuando  el gobierno empezó a reclutarlos. En 1963 viajó por Europa y América, al tiempo que impartía clases en Canadá, Fue nombrado Doctor Honoris Causa por numerosas universidades europeas y americanas y miembro de numerosas sociedades científico-filosóficas, como la Academie Internationale de Philosophie des Sciences.

En Montreal nacieron otros dos hijos de su segundo matrimonio. En su cátedra Frothingham de Fundamentos y Filosofía de la Ciencia convergen estudiantes de diversas disciplinas. Enemigo declarado de los exámenes, promueve la formación de equipos y la realización de trabajos de investigación.

Acriticismo: un enemigo

Interesado en la filosofía de la física, fue defensor de un realismo crítico basado en una ontología materialista y pluralista, y mantuvo una actitud beligerante ante el psicoanálisis, al que considera una pseudociencia supeditada a la aceptación acrítica de la doctrina de Freud como argumento de autoridad; en un sentido análogo, considera que el marxismo no ha conseguido superar la condición ideológica del sistema de creencias a causa de su repetición también acrítica de las enseñanzas de Marx.

“Hay pseudociencias muy destructoras. Por ejemplo, la astrología es inofensiva. En cambio, hay otras muy dañinas, como la teoría económica estándar, o todas las medicinas alternativas”, supo decir acerca del tema.

Bunge publicaba textos a un ritmo febril –su obra suma centenares de volúmenes–, que incluyeron la elaboración de su monumental <Tratado de Filosofía básica<, compuesto por ocho libros repartidos en nueve tomos que aparecieron entre 1974 y 1989, cubriendo desde Ontología hasta Ética.

Rescate del kirchnerismo

La última vez que había visitado Argentina, lo hizo invitado por la en ese entonces presidenta Cristina Fernández de Kirchner. Tenía 91 años y durante ese viaje brindó un ciclo de conferencias en Rosario y la ciudad de Santa Fe, invitado por la empresa Delfante S.A. en su cincuentenario.

Del gobierno kirchnerista dijo: “Están haciendo una administración muy buena y si hay algo rescatable de estos dos gobiernos kirchneristas  es el apoyo a la ciencia. Son los primeros gobiernos de la historia argentina que apoyan a la investigación científica”, apuntó durante su estadía en el país.

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