Carlos Orellano aprovechó el feriado de Carnaval para salir el domingo con amigos. Fueron a Ming River House, un boliche en La Fluvial. Tenía 24 años, le decían Bocacha o Carlitos y trabajaba en la empresa de electrodomésticos Liliana. El lunes ya era el mediodía y su mamá María estaba intranquila porque Carlitos no había vuelto a su casa de Empalme Graneros. La mujer esperó que su pareja Edgardo volviera de la isla y le dijo que tenían que hacer la denuncia. Ahí empezó su cruzada para encontrarlo hasta ayer pasadas las 14 cuando su cuerpo apareció en las aguas del río Paraná a unos 20 metros del boliche Ming River House.
Una pareja de uniformados de la comisaría 2ª que estaban de adicional la noche que desapareció Carlos y una docena de empleados de seguridad fueron citados por la Fiscalía de Homicidios Dolosos. En representación de la familia está el abogado Salvador Vera y la Multisectorial Contra la Violencia Institucional para brindar no sólo apoyo sino herramientas para saber qué pasó con Carlos, en un caso que tiene todas las similitudes con la desaparición forzada de Gerardo “Pichón” Escobar.
El muchacho fue visto por última vez el 21 de agosto de 2015 cuando los patovicas lo sacaron del boliche la Tienda de Tucumán al 1100 y su cuerpo apareció a la semana en las aguas del río Paraná casi a la altura de La Fluvial.
Los padres de Carlitos y su hermana acompañados por amigos del Caribe Canalla, vecinos y compañeros de trabajo montaron en las primeras horas de este martes una vigilia en el muelle 3 casi enfrente de una de las escaleras donde salen las lanchas de La Fluvial. En ese momento, se enteraron de que a pesar de que había una denuncia por la desaparición de una persona que había ido al local, abrieron sus puertas igual. Viralizaron la foto de Carlos por redes sociales donde se describía la ropa que llevaba esa noche y una sonrisa enorme. Edgardo y María no se movieron de esa zona y aseguraron que Carlos era un excelente nadador. Tenían un dato que acrecentaba su angustia con el correr de las horas.
Ese dato lo conocieron cuando los papás de Carlos fueron a la comisaría 20ª de Empalme, les dijeron que tenían que hacer el pedido de paradero en la comisaría 2ª porque era jurisdicción del lugar donde fue visto por última vez. También les advirtieron que en esa seccional habían denunciado la caída de un joven en las aguas del Paraná.
María y su hija fueron a la 2ª y primero les dijeron que no tenían ninguna denuncia del personal policial de adicional que estaba en Ming River House. Se estaban volviendo y recibieron una llamada de la sumariante de la 20ª donde le corroboraba que estaba la denuncia. Volvieron a la 2ª y tras insistir hallaron la denuncia escrita en un papel y no en el libro de actas, por lo que no le habían dado curso.
En el papel, la uniformada denunciante dio cuenta que el lunes alrededor de las 5 estaba de adicional en la puerta de Ming River House cuando vio a un joven en la baranda. Dijo que volvió la mirada y cuando miró otra vez, se había caído. Así lo contó Edgardo para agregar que no creyó en esa versión porque desde donde estaba la uniformada no podía ver la zona del muelle 3 donde otros testigos dijeron que habían visto que el personal de Seguridad del boliche sacó a un muchacho, lo cercó contra la baranda que da al río y este cayó. Esta misma uniformada, también había hecho la misma denuncia, a la misma hora al personal de la Prefectura.
En un principio, la investigación estuvo a cargo de la fiscal Valeria Piazza Iglesias y para el mediodía de anteayer la noticia por su desaparición empezó a conocerse en los medios de comunicación. La fiscal ordenó secuestrar el libro de guardia de la comisaría 2ª en una investigación paralela a la desaparición de Carlos porque tampoco realizaron las medidas que había ordenado. Esta causa quedó a cargo de Gonzalo Fernández Bussy.
La peor noticia
Este miércoles, un centenar de personas entre familiares, amigos y vecinos de Empalme seguían en el muelle 3. Vieron trabajar desde temprano a la sección perros, a los amigos pescadores de Edgardo que estaban con canoas y a los buzos tácticos de la Prefectura. Los perros descubrieron manchas de sangre y los amigos de Carlos dieron cuenta de otras que estaban en el corredor que da al río más cerca de la entrada a La Fluvial. Todos estaban atentos en el ir y venir de las lanchas, apoyados en la baranda hasta que a las 14.45 vieron emerger un cuerpo.
Después de unos momentos de angustia e impotencia, se trasladaron a unos 200 metros, hasta el portón de la Prefectura. Edgardo, su abogado Vera, y los fiscales Adrián Spelta, Piazza Iglesias y su flamante colega Patricio Saldutti quedaron a la espera del rescate del cuerpo.
La mamá de Carlos quedó del lado de afuera, agarrada las rejas del portón con su hija y otras familiares. A las 17.30, Edgardo se acercó mientras se escuchaba rogar a María: “Que no sea Carlitos”, pero cuando estuvieron cara a cara entendió que lo había reconocido.
El grito de María y el pedido de que la dejaran verlo, porque era su mamá, habilitó el llanto de todas las personas que fueron a acompañar a la familia. Voceros relacionados al caso detallaron que Edgardo lo reconoció por el escudo de Central tatuado en el pecho.
La investigación
El fiscal Saldutti quedó a cargo de la causa y pasadas las 18 de ayer habló frente al local Ming River House donde contó que tomó la declaración de los 12 empleados de seguridad del boliche, de la mujer policía y el uniformado de la comisaría 2ª que estaban haciendo adicionales en el boliche, y de los dos pescadores que fueron testigos. A todos ellos también les secuestró los celulares junto con el teléfono del dueño del local.
El fiscal también dijo que entrevistó al propietario y que como le dijo que hacía unos días que las cámaras no andaban ordenó secuestrar las CPU y los sistemas de monitoreo de Ming River House para corroborar esa información.
Ante la consulta sobre los empujones y golpes del personal de seguridad, el fiscal dijo en su declaración los 12 sostuvieron que no hubo incidentes dentro del boliche.
Saldutti agregó que todas las medidas serán llevadas a cabo por el personal de la Policía Federal debido a que hay agentes de Santa Fe involucrados y señaló que solicitó todos los registros de las cámaras públicas y privadas de La Fluvial y la zona.
Además, el fiscal determinó que la autopsia se realice en el Instituto Médico Legal (IML) aplicando el protocolo de Minnesota, que estipula una serie de pautas para la investigación de ejecuciones extralegales, arbitrarias y sumarias recomendado por Naciones Unidas. “Será filmada y contará con el perito de parte designado por la querella, que representa a la familia, por ello se estima que se realizará la próxima semana”, dijo el fiscal.
El abogado querellante Salvador Vera recordó las similitudes con el caso Pichón Escobar y remarcó las declaraciones que dieron cuenta de que hubo un forcejeo con personal de seguridad. “El cuerpo apareció en las raíces del mismo bar, en la esquina. Se ha hecho una inspección con un canino que ha marcado un lugar tanto por dentro como por fuera del mismo bar. Las declaraciones testimoniales que hemos recibido son muy comprometedoras para el personal del boliche”, explicó Vera y consideró que “la Fiscalía ya tendría que haber dispuesto la detención para los involucrados por las serias contradicciones que tuvieron”. La familia pudo reconstruir por lo que le contaron que el personal de seguridad sacó a Carlos porque estaba en el vip y no tenía la pulsera se lo habilitaba. Lo golpearon adentro, lo sacaron a empujones y lo llevaron contra la baranda que da al río, más alejado para seguir golpeándolo.
Por su parte, familiares, amigos y allegados anunciaron que este jueves a partir las 15 se concentrarán en la puerta de La Fluvial para luego marchar al acto que el presidente Alberto Fernández presidirá a las 17.30 en el Monumento Nacional a la Bandera.
El cuerpo hallado en La Fluvial es de Carlos Orellano; lo reconoció su papá
La familia de Carlos Orellano y su abogado apuntan a patovicas y policías
Continúa la búsqueda de Carlos Orellano mientras familiares exigen su aparición
Pichón, víctima de un caso similar
Gerardo “Pichón” Escobar fue visto por última vez la noche del 14 de agosto de 2015 en la puerta del after La Tienda, un boliche nocturno ubicado en el microcentro rosarino (Tucumán al 1100) donde varios testigos dijeron haber visto cómo fue brutalmente golpeado por pantovicas del lugar.
Una semana después y luego de varias marchas reclamando que se investigue su desaparición, el cuerpo del joven, que tenía 24 años, apareció flotando en las aguas del río Paraná.
Desde ese momento, familiares y amigos se movilizaron en reiteradas oportunidades para reclamar justicia por la muerte del joven y solicitar que la causa pase del fuero provincial al fuero federal bajo la carátula de desaparición forzada de persona seguida de muerte.
El pedido se concretó luego de insistentes reclamos que fueron acompañados por organizaciones sociales, entre ellas la Multisectorial Contra la Violencia Institucional, pero sin los resultados esperados. El juez federal Marcelo Bailaque dictó el sobreseimiento de los cinco detenidos que estaban procesados: Cristian Vivas, César Ampuero y José Luis Carlino (custodios del boliche) y los dos policías santafesinos Luis Noya y Maximiliano Amiselli.
El fallo fue revocado dos meses después por la Cámara de Apelaciones que cambió la figura a la de falta de mérito, lo que dejó abierta la posibilidad de que la causa continúe siendo investigada y de aparecer pruebas, los acusados puedan ser juzgados, aunque permanezcan mientras tanto en libertad.