Un hombre de 61 años fue condenado este jueves a una década en prisión por el abuso sexual de la nieta de su ex pareja ocurrido entre 2012 y 2016 en la capital provincial. Cuando comenzaron los ataques, la víctima iba a la escuela primaria y el violador aprovechaba la convivencia debido a que era pareja de su abuela. La fiscal del caso Alejandra Del Río Ayala había solicitado 16 años de cárcel.
Voceros del Ministerio Público de la Acusación (MPA), informaron que este jueves el tribunal – integrado por los magistrados Rodolfo Mingarini (presidente), Nicolás Falkenberg y José Luis García Troiano– resolvió por unanimidad condenar en un juicio oral a la pena de 10 años de prisión a Miguel Ángel Brites, de 61, por los delitos de abuso sexual gravemente ultrajante calificado por aprovechar la convivencia preexistente con la víctima menor de dieciocho años de edad, en concurso ideal con promoción a la corrupción de menores calificada (por ser cometida contra una menor de 13 años de edad y por la condición de persona conviviente).
La fiscal que investigó los hechos es Alejandra Del Río Ayala, quien estuvo acompañada durante el debate por el fiscal Roberto Olcese.
Luego de la lectura de la sentencia, Del Río Ayala dijo que esperará “los fundamentos del tribunal para evaluar la sentencia, teniendo en cuenta que la pena que había solicitado era de 16 años”.
En tal sentido, aclaró que “también analizará los motivos por los cuales los magistrados no hicieron lugar al agravante por la guarda de la menor solicitado en los alegatos”.
Contexto intrafamiliar
“La víctima de los delitos era del entorno familiar de Brites. La niña es la nieta de la mujer que, al momento de los hechos ilícitos, era la pareja del condenado”, describió la fiscal Del Río Ayala.
En este sentido, la fiscal explicó que “fueron abusos sexuales cometidos de manera reiterada durante cuatro años –entre 2012 y 2016– mientras la niña transitaba la escolaridad primaria”.
“La convivencia se dio a raíz de la relación de pareja que tenía el hombre con la abuela de la víctima, lo cual supone un vínculo de confianza que el condenado aprovechó para cometer estos delitos”, precisó la fiscal y añadió que “Brites amenazaba constantemente a la niña con lastimarla si contaba algo de lo sucedido”.