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De supermercados y distancia social

El rumor de la cuarentena hizo que las grandes cadenas de supermercados multiplicaran sus ventas. En diálogo con El Ciudadano, trabajadores de La Gallega denunciaron que la empresa no hace nada para regular el ingreso de clientes a los locales ni para garantizar la seguridad de los trabajadores

Frente a la posibilidad de que el gobierno nacional extreme las medidas de distanciamiento social ante el avance de la propagación del coronavirus a escala global, en la última semana los clientes comenzaron a agolparse entre las góndolas de los supermercados para abastecerse de productos para una potencial cuarentena obligatoria. Trabajadoras y trabajadores de la cadena de supermercados La Gallega denunciaron públicamente que la empresa no regula la cantidad de personas que ingresan al local, provocando hacinamiento sobre todo en la línea de cajas, donde se acumulan largas y duraderas colas en las que nadie controla que se respete lo que hoy se le exige a la población en general: una distancia mínima de un metro para evitar entrar en contacto con potenciales portadores del virus y así reducir los riesgos de propagación.

En diálogo con El Ciudadano, trabajadores de distintas sucursales expresaron que ni desde la empresa ni desde el gremio les brindaron información acerca de cómo manejarse en este contexto de emergencia sanitaria. “Ni siquiera están activas todas las cajas, porque con la reducción de personal que hubo el año pasado no hay personal suficiente para cubrir todos los puestos”, dijo una persona que trabaja en el lugar, quien detalló que desde que la posibilidad de la cuarentena obligatoria está latente, la cantidad de clientes ha llegado a triplicarse, sin que se tomen las medidas sanitarias pertinentes para trabajadores ni para clientes. La pregunta que surge es: ¿Cuál es la responsabilidad de los empresarios del sector para garantizar el distanciamiento social?

Frente a los reclamos de los trabajadores, que lanzaron por su propia cuenta pedidos a la ciudadanía para que cumplan con las medidas preventivas planteadas por el gobierno, desde el Sindicato de Empleado de Comercio sostuvieron que la responsabilidad de que estas medidas se cumplan no es de los gremios sino del Estado, que a través del ejecutivo municipal y provincial deben realizar el contralor de que se respeten las disposiciones gubernamentales.

“Hemos hecho presentaciones ante el Ministerio de Trabajo y la Cámara de Supermercadistas para que sostengan las distancias y brinden las condiciones a los empleados. En lo que tiene que ver con prevención hay una responsabilidad empresaria, pero la avaricia es muy grande. Es una cuestión de salud pública pero el empresario quiere recaudar más dinero. En estos casos, la responsabilidad de control es del Estado, no del sindicato”, dijo a El Ciudadano Juan Gómez, secretario de Asunto Gremiales del Sindicado de Empleados de Comercio de Rosario.

Desde el Ministerio de Trabajo de la provincia lazaron una línea gratuita (0-800 555 3846) que funciona de 7 a 14 horas para la recepción de denuncias por incumplimiento de los protocolos establecidos en el marco de la pandemia del coronavirus en el ámbito laboral. Este jueves era imposible comunicarse a ese número. Lo dijeron a este diario los trabajadores y trabajadoras de La Gallega y de comercios de otros rubros que intentaron denunciar sus condiciones laborales.

“Con el ajuste que hicieron el año pasado en el super, la cantidad de empleados se redujo sustancialmente y no se llamó más gente para que ocupe esos lugares en la emergencia. Hay cajas que no están funcionando, que están vacías, porque no hay personal para ocuparlas. Eso es dramático porque en estos días convulsionados de gente es clave eso”, dijo un trabajador de una sucursal de La Gallega que atiende a más de 500 personas por día y realiza horas extras a falta de personal.

Ese análisis también lo hacen desde Empleados de Comercio: “Hemos planteado que hay empresas que han achicado el personal en un 40%, y en este momento que sube la demanda no tienen cómo afrontarla”, explicó Gómez.

En este pasamanos de responsabilidades, los que quedan en medio son los trabajadores y también los clientes, que hacen colas sin guardar las distancias recomendadas por falta de espacio y de control.

Desde que los primeros casos sospechosos de personas infectadas con Covid-19 se registraron en Argentina, el gobierno nacional anunció, paulatinamente, medidas de prevención. Se suspendieron las clases, se ordenó la cuarentena para población de riesgo, el cierre de fronteras, se inyectó dinero para fortalecer el sistema sanitario y de salud, se restringieron vuelos nacionales e internacionales. La consigna general, con la que muchos diarios –no todos- del país abrieron sus ediciones de este jueves a pedido del Ejecutivo, es que “al virus lo frenamos entre todos” (y todas).Para que eso ocurra, piden la colaboración de la ciudadanía para mantener la distancia social. Distancia social que las grandes cadenas de supermercados, que han incrementado sus ventas de forma exponencial en esta última semana, no garantizar ni para clientes ni para trabajadores.

Claro que no son sólo los supermercadistas sobre los que pesan estas responsabilidades. En esta semana de endurecimiento de medidas, El Ciudadano recibió numerosas consultas de trabajadores de otros rubros que también atienden al público que se han  encontrado con la negativa de sus empleadores de proporcionarles alcohol en gel o de regular el ingreso a los comercios para evitar el hacinamiento.

Los clientes también dan cuenta de estas situaciones. “El martes a la mañana fui al Coto de 3 de Febrero y Presidente Roca y  no había ningún tipo de medida. La gente hacía la cola una atrás de otra sin respetar las distancias aconsejadas y nadie les decía nada”, dijo María S. a este diario. Florencia D., hizo el miércoles una hora y media de cola en una caja de la misma cadena en las mismas condiciones, sin que estuviera regulada la cantidad de personas que accedían al local.

“Me encontré con estas situaciones cuando fui a supermercados grandes. En los negocios más chicos la gente parece autorregularse y naturalmente toma las distancias recomendadas o espera afuera de los locales. En la puerta regulan más el acceso también”, dijo Rodolfo D..

Este jueves, la situación se agravó: ante la posibilidad de la cuarentena obligatoria, la cantidad de clientes creció exponencialmente. A última hora de la tarde de ayer, casi todas las sucursales de supermercados del centro tenían colas dentro y fuera de los locales. Hasta ese momento, el gobierno no había realizado ningún anuncio.

 

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