La línea telefónica 107 de Rosario puso a disposición un dispositivo de atención en salud mental como parte de las medidas por la emergencia sanitaria por la pandemia mundial de coronavirus. Es para las personas que necesiten escucha por problemas como miedos, angustias, desórdenes en la rutina y ansiedad que generan tanto la pandemia que sacude al mundo como las medidas de aislamiento social preventivo y obligatorio. Las consultas son derivadas a un equipo de psicólogas y psicólogos que atienden los 7 días de la semana de 9 a 17. Por el momento reciben unas 5 llamadas diarias de las cuales la mitad deriva en un seguimiento. “Es una medida anticipada, si la situación aumenta ya tenemos un dispositivo armado que hace 20 días no existía. La ventaja que tenemos en Argentina en relación a otros países es que estamos pudiendo planificar las formas de atención para un escenario de mayor brote, a diferencia de los países en los que los sistemas de salud colapsaron”, explicó a El Ciudadano la directora Salud Mental de Rosario, Paola Cocconi. El dispositivo funciona en conjunto con la Dirección Provincial de Salud Mental. Además, trabajan en la asistencia a los equipos de salud que se preparan para el escenario de mayor contagio y refuerzan la atención en los centros barriales.
La atención en salud mental fue incorporada al 107 porque en las últimas semanas la línea de urgencias sanitarias se volvió una referencia a la hora de consultar sobre síntomas del covid-19. Si bien la mayoría de los llamados que llegan son para descartar el contagio del virus, desde el monitoreo observaron que había algunas personas que necesitaban un soporte de salud mental. Por eso pusieron a disposición el servicio, que funciona de día porque es el momento de mayor flujo de llamados.
“En el 107 la prioridad de los operadores es la urgencia médica. Cuando detectan que es necesaria una conversación más prolongada o algún malestar que no es de los síntomas de coronavirus, se deriva a salud mental. Hay situaciones que se resuelven con una consulta y otras que requieren seguimiento. Más allá de las recomendaciones que venimos escuchando de cómo ordenar la rutina en la cuarentena, se trata de encontrar estrategias que tienen que ver con lo que la persona está pudiendo decir en ese momento, orientamos a la singularidad de cada una. Si requiere continuidad hay otro equipo que hace un seguimiento telefónico y redirecciona si es necesario al centro de salud más cercanos donde hay psicólogos o a la obra social”, explicó Cocconi. Actualmente, el 50 por ciento de los llamados al 107 son de personas que tiene obra social y el otro 50 no tiene.
La directora de Salud Mental aclaró que no es lo mismo recibir atención psicológica por teléfono y sin conocer al o la profesional que venir haciendo un trabajo previo. Por eso, para ella es fundamental el trabajo que hacen los equipos de salud mental en hospitales y en los más de 80 centros de salud barriales, que atienden a las poblaciones más vulnerables de la ciudad y hacen el seguimiento de cada persona de acuerdo a su realidad social y subjetiva.
“El vínculo que tiene cada efector de salud con la población de los barrios es una ganancia en este momento porque nos permite dar seguimiento. Es difícil establecer una relación telefónica con alguien que no conoces. Por eso en el teléfono se establecen recomendaciones más generales y para los trabajadores esenciales, que son los que no pueden cumplir la cuarentena”, explicó Cocconi.
Para la funcionaria la emergencia sanitaria del coronavirus tiene sus características propias en relación a la salud mental: “Esta situación tiene la particularidad de que la estamos atravesando y tenemos que llevar adelante acciones mientras la emergencia se va produciendo. No es que ya pasó y estamos atendiendo las consecuencias, como un terremoto, una inundación o una guerra. Además, tiene otra particularidad que es que todos en calidad de humanos estamos con posibilidades de contagio, lo que significa una realidad compleja de atravesar para quienes somos profesionales de la salud”, explicó.
Consultada sobre cuáles son las cuestiones subjetivas que más aparecen, la psicóloga prefirió evitar las generalizaciones. “Frente a una pandemia el miedo, la incertidumbre, la idea de que es una situación transitoria que lleva su tiempo pero no sabemos cuándo termina son características hacen inferir algunos sentimientos pero eso depende de cada persona. Hay distintos miedos: a contagiarse, estar encerrado en la casa, romper la rutina. Es muy variado”, agregó.
La infodemia
Según Cocconi, las consultas se puede dividir en dos grupos: el miedo al contagio y los malestares que produce el aislamiento. En el medio está la hipercirculación de información y noticias o, como definió la Organización Mundial de la Salud (OMS), la infodemia. «Una de las primeras recomendaciones que se hicieron desde todos los organismos es pensar que estamos ante una situación transitoria y que la información que tenemos que recibir tiene que ser oficial y confiable. Lo ideal es informarnos dos veces al día y no las 24 horas. Intentar conectar con otras cosas, apagar el televisor porque hoy desde el primer programa hasta el último está con coronavirus. La infodemia te llega también por las redes, el teléfono, el whatsapp, y genera sensaciones de temor y miedo. A eso se suma que estamos ante una forma de comunicación a la que no estamos habituados que es con llamadas, videollamadas, audios, y no con los cuerpos. Hay que habituarse y no saturarse de ninguna de estas cosas», agregó la funcionaria.
Refuerzo a equipos de salud
Una de las líneas en las que trabaja el municipio de Rosario es el la atención en salud mental para los equipos de salud que estarán en las trincheras si se da un escenario de mayor brote. Si bien cada equipo cuenta con este dispositivo en su lugar de trabajo, la línea telefónica también los contiene. “Disponen del teléfono para quien no quiera hablar con el compañera de trabajo porque es una situación más privada, no siente la confianza o lo que sea. Muchos llegan al teléfono por conversaciones con compañeros de trabajo que permiten pensar que les haría bien conversar con alguien externo”, dijo Cocconi.
“La idea es que los profesionales de salud mental podamos acompañar, pero reconociéndonos parte porque no somos inmunes. Es sumamente difícil porque uno forma parte de los mismos temores y padece la distancia con la familia, con los mayores que decide no visitar porque entiende el riesgo. Los dispositivos son para intervenir sobre los equipos y que todo esto se empiece a hablar. La única manera de pasar estos sentimientos que produce la pandemia es a través del lenguaje”, agregó.
Anticipación ante todo
Para Cocconi el tiempo de preparación marca la diferencia para la Argentina. La posibilidad de anticiparse, programar estrategias previamente, reorganizar el trabajo, el saber que vamos a recibir una situación difícil y dolorosa, todo lo que podes hacer previamente a la explosión de la circulación viral es lo que permite mitigar el impacto y que sea menor. Eso no significa que no sea dolorosa la situación, que no sea angustiante y no de miedo. No es que hacer cosas previas anula esos sentimientos, pero sí podemos ver cómo hacemos acompañamientos diferentes.
“Todos tenemos un amigo en Italia o España que nos cuenta que arrasó a un lugar que no estaba preparado. Acá la cuarentena tuvo el objetivo de darle tiempo al sistema de salud de prepararse. La situación todavía no explotó. Todo lo que podamos ir preparando y anticipándonos y formándonos es clave. Y también lo es cómo vamos a acompañar a los compañeros que van a estar trabajando en hospitales y centros de aislamiento y a los pacientes”, concluyó.