Cuatro gendarmes fueron imputados este sábado por la mañana por irrumpir en la casa de un hombre, amenazarlo, robarle, secuestrarlo y exigirle 200 mil pesos a cambio de no armarle una causa por drogas. La jueza Isabel Más Varela aceptó la acusación del fiscal de Flagrancia y dictó para el cuarteto la prisión preventiva por el plazo de ley.
Los acusados fueron identificados como los gendarmes Néstor Manuel Cabrera, Juan Ramón Cabrera, Roberto Nicolás Florentín y Armando Daniel Morera, quienes fueron detenidos este miércoles por personal de Asuntos Internos en una entrega controlada del dinero que le habían exigido a la víctima.
El caso quedó a cargo del fiscal de Flagrancia, Ávila que este sábado hizo una reconstrucción de la seguidilla de delitos que cometieron y que comenzaron el domingo pasado entre las 17.30 y las 18 cuando abordaron a Juan Carlos «Purre» C., de 57 años, en la cuadra de su casa de Presidente Quintana al 100 bis.
El fiscal describió que la víctima denunció el domingo 5 de abril volvía del quiosco cuando frenó cerca suyo un auto oscuro y bajaron dos hombres con uniformes de la Gendarmería Nacional. Uno de ellos lo agarró del cuello, lo apuntó con una pistola y lo obligó a meterse en su casa de barrio Tablada.
En la vivienda de Purre, estaba su pareja y dos de sus hijas de 8 y 14 años. Detrás de la dupla, entraron otros tres hombres, también vestidos con ropas de esa fuerza federal. Sólo uno tenía la cara descubierta, los otros llevaban barbijos, continuó el fiscal para remarcar que en ese momento, los gendarmes le exigieron drogas, dinero y armas. La víctima les dijo que no tenía. Lo golpearon en la cabeza hasta que cayó al piso mientras le decían que colaborara y contara quién vendía drogas.
Después de un rato de golpes y amenazas, obligaron a subir a Purre en la Ford Ranger, oficial de la Gendarmería Nacional blanca y verde, que estaba estacionada en el frente de su casa. En la caja, subieron su bicicleta. El conductor fue en contra mano por Presidente Quintana, dobló por Berutti hasta avenida Uriburu. De allí tomó la avenida Abanderado Grandoli y luego condujo por Lola Mora hasta Lorenzini, en ese lugar le exigieron 200 mil pesos para no llevarlo preso y le dijeron que si no colaboraba le iban a meter una bolsa de droga y se lo iban a llevar preso. Le recordaron que todos los meses debía ir a firmar en la comisaría 16ª por una causa que tiene Purre en su contra en la Justicia Federal.
Eran las 19 cuando lo dejaron ir, no sin antes advertirle que tenía hasta el miércoles para conseguir la plata, volver a Lorenzini y Lola Mora donde lo dejaron, en bicicleta y con barbijo, y tirar la plata en la caja del móvil que iba a estar estacionado.
Cuando Purre volvió a su casa, su pareja le contó que los uniformados les habían robado 7 mil pesos y un celular. El hombre, quien contó que está desocupado, hizo la denuncia en la División Asuntos Internos y agregó que a otro familiar, quien vive al lado, también recibió la visita de los gendarmes y que le habían pedido lo mismo, describió el fiscal.
El operativo
El fiscal Ávila quedó a cargo de la investigación y ordenó medidas al personal de Asuntos Internos. En este contexto, los pesquisas diagramaron un operativo de entrega controlada con la vigilancia de vehículos particulares.
A las 21 del miércoles pasado, Purre apareció en bicicleta con una bolsa negra que le había dado el personal policial –llevaba billetes verificados y también papeles para simular la suma total de lo exigido–. Los uniformados habían cubierto la zona de Lola Mora y Lorenzini.
Un gendarme salió de la oscuridad y le hizo señas Purre para que tirara la bolsa en la caja de la chata. El hombre acató la orden, el uniformado agarró esa bolsa y se subió a un auto particular y de color oscuro que estaba estacionado en un cortada. La secuencia quedó filmada y cuando se efectivizó la entrega, el personal de la fuerza provincial inició el procedimiento de detención que se hizo a una cuadra y media. A la altura de Sánchez de Thompson 22 bis, detuvieron la marcha de un Gol Country con las chapas patentes tapadas. En el interior había dos uniformados, los cuales se presentaron como numerarios de la Gendarmería.
Fueron identificados como el cabo Juan Carlos Galván, que estaba al volante, y el sargento Néstor Manuel Cabrera. En el interior del vehículo estaba el dinero que se usó para la entrega controlada.
En ese momento llegaron otros dos uniformados de la Gendarmería Nacional en una Ford Ranger blanca y verde. Tenía el mismo número de móvil que brindó la víctima en la denuncia. Dijeron ser compañeros de los detenidos y fueron apresados.
Los hombres fueron identificados como el alferéz Roberto Florentín y el cabo primero Armando Morera, reconstruyó el funcionario del Ministerio Público de la Acusación (MPA) en la audiencia imputativa de este sábado en el Centro de Justicia Penal para indicar que también se hizo una allanamiento el jueves pasado en la sede de Gendarmería Nacional en calle San Martín al 2800 donde secuestraron el libro de guardia, recorrido de GPS de los autos oficiales e informes entre otros elementos de interés para la causa.
La imputación
La audiencia de este sábado comenzó a las 10 y luego de escuchar a las partes la magistrada Más Varela aceptó la imputación del fiscal para el cuarteto, quien los acusó como coautores de los delitos de allanamiento ilegal, robo calificado por ser cometido en poblado y en banda, con armas de fuego y por ser ejecutado por miembros integrantes de las fuerzas de seguridad; privación ilegítima de la libertad calificada por ser cometida con violencia o amenazas y extorsión.
En cuanto a la medida cautelar, la jueza les dictó la prisión preventiva por el plazo de ley.