Fiebre, tos, dolor de garganta y falta de olfato y gusto. Ésos eran, hasta ahora, los síntomas asociados al contagio de coronavirus, y quienes los padecían quedaban integrados a la lista de casos pendientes de comprobación de transmisión de Covid-19. Pero la bibliografía fue incorporando nuevos signos, y ahora manifestaciones neurológicas, cardiovasculares y cutáneas, también indican la posibilidad de haber contraído el virus. “Configura un proceso lógico en una enfermedad que sólo conocemos hace cuatro meses”, explica Daniel Stecher, jefe de Infectología del porteño Hospital de Clínicas José de San Martín, que depende de la Universidad de Buenos Aires y es uno de los centros médicos y de investigación más antiguos del país.
“Hace sólo cuatro meses que conocemos el virus, es un tiempo ínfimo para saber el comportamiento de una enfermedad. No obstante en este tiempo se publicaron alrededor de 7.500 artículos científicos en publicaciones reconocidas, un número con pocos antecedentes en la medicina», describe Stecher.
“El cuadro clínico de Covid-19 –agrega el infectólogo– lo definimos a partir de lo que se vio en la mayoría de los pacientes del brote en Wuhan, China. Y lo que se vio allí es que las personas tenían fiebre, dificultad respiratoria, dolor de garganta, tos y neumonía. Pero con el tiempo comenzaron a identificarse síntomas o manifestaciones que son raras, pero dada la expansión de la enfermedad, aunque afecten al 5% de los pacientes, son muchísimas personas”.
“Ahora bien, cuando uno tiene que salir a detectar pacientes en un país donde la enfermedad está empezando, lo que tiene que buscar es lo que se presenta más frecuentemente y no lo más raro. Hoy aprendimos que algunos pacientes también tienen alteraciones del olfato (anosmia) y del gusto (disgeusia), y que la fiebre no era tan alta como se describió originalmente”, explicó el especialista. Así, esos nuevos criterios ya se encuentran incorporados a la lista de síntomas para identificar casos con probabilidad de contagio de coronavirus en la Argentina desde el pasado 16 de abril.
Stecher describió que otras manifestaciones que fueron apareciendo son conjuntivitis, diarrea y erupciones cutáneas. “Si bien hoy no hacemos el test a un paciente que presenta sólo uno de esos síntomas, estamos alertas en profundizar el estudio y la indagación en estas personas; descartar otras causas y recién ahí evaluar si se avanza o no con un test; es decir que el trabajo es caso por caso”, describió.
Por su parte, Laura Barcan, integrante de la Sociedad Argentina de Infectología (Sadi), señaló que «en la bibliografía científica están apareciendo reportes de manifestaciones neurológicas y cardiológicas”, y confirmó que a medida que aumenta el número de casos van apareciendo los síntomas más raros: “Es lógico”, marcó.
La especialista, médica del Hospital Italiano, detalló que hay una serie de síntomas que corresponden a los efectos del virus (como la neumonía, el dolor de garganta, la tos seca y la falta de aire) y otros que son producto de la respuesta inflamatoria del organismo desatada por el propio sistema inmunológico (tormenta de citoquinas), que aparece en casos graves de la enfermedad.
“En relación a las afecciones neurológicas, las que están más extendidas son la falta de olfato o gusto (anosmia/disgeusia), pero también hay bibliografía de infartos cerebrales, neuritis (inflamación de los nervios periféricos); sobre la afectación cardíaca lo que se vio en algunos casos fue una inflamación del miocardio”, explicó.
Y continuó: “También aparecieron síntomas como vasculitis, que son inflamación de los vasos, y al no llegar la sangre a todos los lugares se producen una serie de manchas negras; salieron artículos sobre afectación de los riñones, pero aún no está claro si es producto del virus o de la respuesta inflamatoria del organismo, y algunos científicos describieron una «hipoxia silente», que sería que la persona no tiene buena cantidad de oxígeno en sangre, pero no tiene sensación de falta de aire”, abundó.
Un efecto sobre el que se habló mucho en las últimas dos semanas fue el de las trombosis (coágulos en vasos sanguíneos). Al respecto, Barcan precisó que “se trata de una manifestación que no es nueva y estaba incluida dentro del cuadro inflamatorio que se desata en pacientes que desarrollan enfermedad grave”.
Y explicó que este efecto se produce por “el aumento en la coagulabilidad de la sangre que puede provocar diferentes manifestaciones trombóticas en distintas partes del cuerpo, porque al estar más coagulada la sangre se obstruyen más lo vasos”.
En relación a la respuesta inflamatoria del organismo, Stecher afirmó que “no sólo genera efecto en los pulmones, sino que también puede afectar al corazón y generar trombosis en vasos grandes, que no son manifestaciones nuevas, y que nos obligan a tomar decisiones terapéuticas para ir tratando al virus, a la respuesta inflamatoria y a la hiper coagulabilidad”. E inistió: “Es un virus que conocemos hace pocos meses y hay muchas cosas que no sabemos. La mayoría de las personas que hoy estamos hisopando están dando negativo, esto es porque ante este escenario uno avanza con pruebas más allá de los síntomas típicos si tiene alguna duda. El objetivo es que no se escapen casos raros”.