Las luces verdes se encienden y giran sobre un telón rojo y dorado. Unos muñecos de soldados, tamaño humano, decoran los costados. También hay cajones rojos con estrellas amarillas y carritos decorados con firuletes. Suena música de circo en loop durante varios minutos. La espera no es para que terminen de entrar a la carpa quienes aún están en la cola. Nadie se atrasó en el puesto de comidas ni hay merchandising para comprar. La ansiedad previa no recorre al público ni hay murmullos, risas nerviosas, roce de codos y toses a lo lejos. Tres hombres aparecen y anuncian el comienzo de la función. Es domingo a la tarde y hay circo virtual. Las gradas en círculo son reemplazadas por sillones en el living y el escenario es la pantalla de la compu, el celular o el smartv. Uno de los conductores invita a preparar torta frita y pororó. Otro dice que pongan la pava para el mate. Comienza el show. Desde un estudio de televisión de cable del conurbano bonaerense la transmisión en vivo reúne a circenses de todo el país para juntar donaciones y sobrevivir a la cuarentena. Magos, malabaristas, contorsionistas, payasos y payasas, bailarinas, gauchos al ritmo de chacareras y malambos, acróbatas, equilibristas y trapecistas desfilan por la pantalla durante más de tres horas.
Hace 45 días que empezó el aislamiento y cientos de trabajadores y trabajadoras de circos y parque de diversiones están varados en distintas provincias de la Argentina. Viven en los terrenos donde las carpas y las instalaciones con las que recorren el país quedaron a medio armar. No tienen ingresos y sobreviven con ayuda de vecinas, vecinos y los gobiernos locales a la espera de una flexibilización que les permita moverse. Para volver a trabajar saben que falta mucho tiempo. En total, estiman que son más de 400 personas varadas en todo el país. En Santa Fe hay al menos siete circos viviendo en pueblos y ciudades de la provincia que sobreviven con la ayuda de vecinas y vecinos. Son el Circo Unión en La Rural de la ciudad de Santa Fe, el Circo de las Américas en San Jorge, Estrellas de Colombia en General Lagos, Tifany en San Jerónimo, Circo Cristal en Villa Gobernador Gálvez, Circo Max en San Agustín, Circo Ánima en Rosario (que ni siquiera llegaron a levantar la estructura para las primeras funciones). A la función solidaria se sumaron con adhesiones escuelas de circo de distintos lugares de la provincia.
Función virtual
La función de este domingo fue transmitida por Gentv, un canal del conurbano bonaerense que transformó su estudio en una función de circo solidaria. A través de un código QR invitaron a hacer donaciones económicas para circos y parques de diversiones. Además, difundían la dirección de cada uno en distintas localidades para que vecinas y vecinos pudieran acercar alimentos. Tres conductores varones, números en vivo, dos panelistas que hablaban de comentarios en redes sociales se mezclaron con comunicaciones telefónicas y móviles desde algunos de los circos varados con retorno de audio que no siempre acompañaron. Hasta pasó el senador santafesino Marcelo Lewandowski en una comunicación telefónica pero sólo el conductor pudo escucharlo porque, al menos en el vivo de Facebook, no había sonido. Los espectáculos eran dentro y fuera del estudio y tenían detrás a grandes, medianos y pequeños circos del país como Rodas, Servian, Palace de Mónaco, Estrella de Colombia, Ánima, entre muchos otros.
A medida que pasaban los números los conductores contaban la realidad de cada circo varado. Había espectáculos en piso y otros que mandaron videos de funciones pasadas con públicos que aplaudían y se reían sin saber que hoy ir a un espectáculo público forma parte de los sueños. También había videos caseros en los que artistas mostraban distintas habilidades mientras algún asistente torpe se cruzaba en cámara.
En el delante de cámara o sobre los escenarios, la paridad de género en la transmisión estuvo lejos de ser tenida en cuenta. Los conductores eran varones, la mayoría de los números tenían a hombres como protagonistas y, salvo algunos números específicos, las mujeres aparecían más como ayudantes, modelos o bailarinas a los costados de cada función.
Familia circense en General Lagos
El circo Estrellas de Colombia llegó a General Lagos a mediados de febrero y el fin de semana que empezó la cuarentena tenían prevista la última función. Desde ahí, partirían a Pueblo Esther. Pero el aislamiento social, preventivo y obligatorio obligó a la familia circense a quedarse en la localidad a 25 kilómetros de Rosario. Desde entonces, sobreviven con donaciones del vecindario y el dueño del terreno que alquilaron para las funciones decidió dejar de cobrarles. También tienen ayuda de la comuna. Además, decidieron hacer comida típica de circo para vender como manzanas caramelizadas, pochoclos y agregaron budines, tortas y tortas asadas.