El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, participó este domingo de un nuevo acto en Brasilia contra el Congreso y la Corte Suprema en el que afirmó haber llegado «al límite» y que las Fuerzas Armadas y «el pueblo» están de su lado, y donde se registraron agresiones a periodistas y fotógrafos.
Bolsonaro aseguró que «las Fuerzas Armadas» y «el pueblo» están del lado de su gobierno y que harán cumplir la Constitución «a cualquier precio», al dirigirse al pequeño grupo de simpatizantes concentrados frente al Palacio presidencial de Planalto.
Algunos fotógrafos y periodistas que cubrían el acto fueron agredidos verbal y físicamente por manifestantes hasta que consiguieron expulsarlos del lugar, según un despacho de la agencia EFE.
La concentración fue transmitida en directo por las redes sociales de Bolsonaro, capitán de la reserva del Ejército, y se produce en un momento de crisis política en Brasil tras la renuncia del ex juez Sérgio Moro como ministro de Justicia.
Moro presentó su dimisión la semana pasada tras la decisión de Bolsonaro de destituir al jefe de la Policía Federal, Mauricio Valeixo, y denunció que el mandatario hizo esto para evitar que avanzaran investigaciones que involucran a sus hijos.
La Corte Suprema autorizó a la Fiscalía General abrir una investigación contra el gobernante y el propio Moro para esclarecer la veracidad de las acusaciones del antiguo magistrado.
El ex ministro prestó este sábado declaración durante ocho horas en la sede de la Policía Federal de Curitiba (sur) y, según medios locales, presentó «conversaciones, audios y correos electrónicos» intercambiados con Bolsonaro que apoyarían sus graves acusaciones.
En el acto de este domingo los simpatizantes del presidente corearon «Moro, basura» y llevaron carteles con críticas hacia el Congreso y la Corte Suprema, que han paralizado algunas de las iniciativas de Bolsonaro desde que llegó al poder el 1º de enero de 2019.
«Le ruego a Dios que no tengamos problemas esta semana porque llegamos al límite. No hay más conversación, de aquí para adelante, no solo exigiremos, haremos cumplir la Constitución y será cumplida a cualquier precio», aseveró Bolsonaro.
Esta es la segunda vez que el jefe de Estado participa en un acto calificado de «antidemocrático» por la oposición y las organizaciones de derechos humanos.
El pasado 19 de abril, Bolsonaro acudió otra manifestación similar en la que se pidió una intervención militar y la vuelta del llamado Acto Institucional 5 (AI-5), lo que generó el rechazo generalizado de todo el arco político.
El AI-5 fue un paquete de medidas antidemocráticas aplicado en 1968 durante la dictadura militar (1964-1985) y mediante el cual se aumentó la represión, se proscribió a varios partidos políticos y se cesó a decenas de parlamentarios opuestos al régimen.
Posteriormente, la Corte Suprema también autorizó investigar esos actos, promovidos por grupos favorables al líder ultraderechista.
Estas manifestaciones también rechazan las medidas de aislamiento social impuestas en la mayor parte de Brasil para contener la pandemia de coronavirus.
Este domingo, Bolsonaro, que minimiza la gravedad de la pandemia y defiende la reapertura del comercio, volvió a asegurar que los brasileños «quieren trabajar», aunque las encuestas de opinión recientes dicen lo contrario.
La participación del presidente en estos actos, sumado a las críticas por su gestión de la crisis sanitaria, mientras los contagios crecen día a día y ubican a Brasil como el país con más contagios de la región y décimo del mundo, fueron argumentos de la oposición para presentar ante la Cámara de Diputados una treintena de solicitudes para la apertura de un juicio político contra el gobernante con fines de destitución.