«Ya le habían robado la bicicleta como cuatro veces». El también ex futbolista de River y Arsenal de Sarandí, ahora de nuevo en Central Córdoba, Juan Carlos Tate Lescano, fue uno de los primeros en acercarse al Trinche Carlovich. Lo encontró con los ojos abiertos, contó, pero sin reacción. Junto a él estaban una joven y un hombre mayor que fueron testigos del violento robo que terminó con la vida de la leyenda local. «Contaron que era un pibe joven, un adolescente. Le pegó en el rostro y lo tumbó. Cuando lo tumbó, dio la cabeza contra el piso. Cuando llegué al lugar, reconocí que era él, me bajé del auto y empecé a llamarlo: Trinche, Trinche… Pero estuvo inconsciente todo el rato hasta que lo llevaron al hospital”, detalló Lescano a varios medios de comunicación.
La familia de Tate ayudó económicamente al Trinche que, pese a la gloria que fue, atravesaba momentos difíciles. La bicicleta que quisieron robarle, y quedó tirada, arruinada, a su lado, fue uno de esos gestos solidarios. Se la habían obsequiado hacía poco más de un mes. «Son siempre los mismos (los que roban) y están cerca de detenerlos. Están todos los vecinos ayudando en lo que sea para que se haga justicia pronto», aludió Lescano sobre el cariño que sentían los habitantes de barrio Ludueña, donde lo abordaron, los de Belgrano, donde vivía, y los de Tablada, donde escaló al cariño de los hinchas, por ese símbolo del potrero y el fútbol como pasión. Todos lo tuvieron como un «buen tipo», elogio mayúsculo en estos tiempos.
Los 15 minutos eternos
Falleció el Trinche Carlovich pero su leyenda de potrero y fútbol rosarino vivirá por siempre
Lescano llegó en su auto hasta la esquina de Paraná y Córdoba segundos después de que su esposa le avisara que allí había un hombre tirado en el piso «parecido al Trinche». Estuvo con él unos 15 minutos «eternos», los que mediaron hasta que llegó una ambulancia.
La chica y el hombre que fueron testigos del intento de robo le contaron a Lescano que no atinaron a intervenir “por miedo”, y que se acercaron a Carlovich para ayudarlo apenas escapó su agresor, a la postre su asesino. “La chica era jovencita y el hombre era mayor, más grande que el Trinche. Cuando llegué estaba con los ojos abiertos, pero inconsciente. Totalmente ido», explicó el delantero del mismo charrúa en el que militó el Trinche.
Lescano vive cerca de donde abordaron al Trinche. «Atrás de mi casa están las vías, que de ahí vienen los ladrones a robar. Es todo el tiempo. No le pasó sólo a él, es todos los días”, se quejó de la violencia que inunda el barrio Ludueña.
