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Gonzalo Quesada: “Estoy seguro que el nivel de efectividad de los pateadores crecería con la arena”

El Head Coach de Jaguares habló de su experiencia en Fútbol Americano (NFL) luego de haber sido el goleador del Mundial de Gales en 1999, contó además su método para ser un buen pateador. Y ponderó por sobre el actual procedimiento del tee, la arena, un sistema que quedó en el pasado.

El primer gran golpe Puma en Mundiales fue en 1999. En el torneo organizado por Gales, el seleccionado argentino se metió en cuartos de final por primera vez, luego de los fracasos de 1987, 1991 y 1995. De la Copa del Mundo en 1999, quedan en el recuerdo de todos los minutos finales en defensa ante Irlanda, el try de Diego Albanese en ese partido y la imagen de un Alex Wyllie dando indicaciones al equipo. Pero nadie podrá olvidar la efectividad de Gonzalo Quesada y su método o rutina para patear, que lo llevaron a ser el goleador del Mundial y posterior ser premiado con el Olimpia de Oro.

Días atrás, en una entrevista en el programa “Súper Rugby” que se emite por Radio M90, Quesada, hoy head coach de Jaguares, se refirió a la historia que lo llevó a Estados Unidos para realizar una prueba para ser pateador de fútbol americano en la NFL. Además, el ex apertura de Los Pumas ponderó el uso de la arena para apoyar la pelota y consideró que ese sistema haría crecer la efectividad.

Un joven Gonzalo Quesada, con la camiseta de Hindú, su club de formación, en el que pudo desarrollar su potencial para llegar a ser el goleador de un Mundial.

“Me retire en 2007 y recién en las últimas dos temporadas usé un tee (NdR: es un pequeño soporte que se apoya en el suelo y sobre el cual se pone la pelota de rugby). Y nada más que por vago, porque los jóvenes, ahora ni pasan por la etapa de la arena, pero es y será el mejor sistema de todos. La arena es un tee totalmente moldeable, es una fiaca para entrenar, en mi caso era un fanático, y en todos los clubes donde jugué, y sobretodo profesionalmente, tenía en el baúl del auto un balde con arena y las diez pelotas que se usaban para el partido. No se usaban para entrenar, todas tenían la “G” de Gonzalo, porque se practicaba con otras, y además en el baúl tenía un balde de arena. En Narbonne, donde jugué por primera vez en Francia, tenía una pista de atletismo en el estadio, con salto en largo, entonces tenía arena cerca, y de no haberme dado fiaca, me hubiese retirado usando arena para patear”, dijo Quesada.

Sobre la propuesta de ir a la NFL, el apertura formando en Hindú contó: “Fue muy concreta la propuesta. En 2002 tenía a IMG como representantes, había hecho dos o tres cosas en Argentina con la imagen en esos años. En la sede en Estados Unidos había argentinos trabajando que me conocían, hicieron una movida y convencieron a personas allá sobre el proyecto que me podía ir bien en la NFL como pateador. Estaba jugando en Francia, tenía un mes de vacaciones, pero me tomé tres meses para irme a Estados Unidos, me hicieron una prueba en las Academias de IMG en Florida, donde tienen una estructura increíble, bien a lo yanqui. Estuve a prueba y me fue muy bien, de hecho me invitaron a quedarme seis meses más para lo que sería la segunda etapa pero en esa época estaba contratado en Béziers, y en 2002 tenía la temporada previa al Mundial de 2003 en Australia. Obviamente mi prioridad estaba ahí, dije ‘hago este Mundial, un par de años más de rugby y después vemos’, pero el tren pasó (risas)”.

Recordando cómo fue ese momento en Estados Unidos, Quesada explicó: “Mi hermano menor Rodrigo, estaba estudiando en una Universidad en California, primero fui con él y con sus amigos, estuvimos en la cancha de fútbol americano, y obsesivo como soy, no me podía ir mal, me llamaron para hacer todo este circo y que salga mal después de lo que había viajado no me lo permitía. Entrené bastante, porque la pelota no es la misma, fue un programón, porque fueron vacaciones con entrenamiento y después fui a Florida a la prueba”.

Martín Gramática junto a Gonzalo Quesada, en 2002.

Los tiempos de la preparación de los pateadores fue variando, se fue acortando obligado por la televisación de los partidos. Se perdía mucho tiempo y Quesada era de los más minuciosos. A raíz de toda esa rutina, los periodistas anglosajones en 1999 apodaron a Quesada “Speedy Gonzalo” (debido al tiempo que se tomaba para patear). “Con respecto a la preparación, la rutina de preparación de un pateador lleva una cantidad de segundos y en la NFL hay poco tiempo desde que la pelota sale de la formación al jugador que sostiene para patear. Pero no necesito tener la pelota en el tee para hacer toda la rutina. Se puede arrancar todo ese proceso de preparación, que es lo que hacen todos los pateadores de fútbol americano, sin que la pelota esté en el tee. Es lo mismo, uno tiene el tee y los palos, comenzás la rutina, el pateador le hace la seña al que sostiene la pelota, quien a su vez le va a hacer la seña al compañero que la va a tirar para atrás, todo ese proceso lo habíamos entrenado. En mi caso, a la pelota la imaginaba, y era mucho más rápido todo en 2002 que en 1999. Entre el momento que hacía el gesto, arrancaba a hacer esos dos pasos y medio de carrera, de golpe, la pelota se vuelve real y terminás el gesto, pero no afectaba en nada”.

Sobre esa experiencia, Quesada agregó: “Lo que más me sorprendió es que en el fútbol americano tienen un jugador que patea a los palos, otro que despeja desde el fondo y otro que entra a hacer la salida de mitad de cancha. Son tres personas distintas, el que es especialista en pegarle de aire hace solo eso, el que le pega bien de piso, se especializa en eso. Lo que a ellos les sorprendió fue que les dije ‘yo hago todo’”.

Aquellos que vieron rugby previo a los 90, recordaron al gran Hugo Porta hacer un pocito en el piso para patear a los palos, un método para nada sencillo, pero que el ex capitán de Los Pumas hacía que pareciera simple. “Lo más difícil era hacer el pocito, hasta hacíamos los pocitos de los cuatro lados para que la pelota quedara un poco más arriba. Pegarle apoyada en el piso es dificilísimo, es para los mejores del mundo, y así era en la época de Hugo (Porta). Pero lo que comparo es que Hugo aprendió y siempre pateó haciendo el pocito y le pareció que levantarla un poco con la arena era todo un proceso, después de patear tantos años con la pelota un poco más abajo era un cambio muy grande. No conozco mucho la historia, pero me imagino que pasar de patear con un pocito a la arena debe haber sido raro. De chico al pocito lo hacía dando toda la vuelta, para levantar un poco el pasto, levantar la pelota un poco del piso. Nunca hablé con Hugo de eso, lo vi muchas veces, tengo una admiración muy grande, fue el apertura que nos marcó a todos, y soy de un generación atrás de la de él, crecimos siendo inspirados por él pero no sé cuánto antes del Mundial empezó a patear con arena”, dijo Quesada. Vale recordar que en el Mundial de 1987 se utilizó una pelota Adidas, más pequeña y más liviana que la Mitre que se utilizaba en Argentina, y en ese torneo, como Porta no le encontraba la vuelta, comenzó a usar arena como tee.

En 1999, en la previa del Mundial, Porta fue titular y Quesada lo reemplazo.

“En mi caso le terminé de agarrar la vuelta a los tee, pero lo que me gustaba de la arena era que si la cancha estaba más blanda o había más viento, ponía tanta arena para que la pelota quede un poco más baja o más alta, o más inclinada para adelante. Ahora con un tee estás siempre a la misma altura y a la pelota la podés inclinar un poco nada más, si te pasás se cae. Con arena mojada, ponés más o menos cantidad, a la pelota la parás a la altura y dirección que querés, las canchas no son todas iguales. Hoy estoy seguro que el nivel de efectividad crecería con la arena, lo que pasa es que da fiaca entrenar con arena. Todo esto no sólo lo hice en Hindú, donde había una montaña de arena atrás de un ingoal, que estaba para los obsesivos como yo. Mis primeros años en Francia viví en ciudades sobre el Mediterráneo, como Narbonne o Béziers, me iba a la playa y recargaba el balde de arena, le ponía agua y la guardaba en el baúl del auto. Los utileros se morían de la risa, porque las pelotas llegaban el sábado (día de partido), limpias, infladas con la presión justa, y ese era su laburo. Eran profesionales, y el día de partido estaban todas, no se perdía ninguna, porque sabían que eran las que usaba para practicar en la semana y para los partidos”, concluyó, en una muestra clara de su obsesión para perfeccionar la patada a los palos.

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