Multisectorial Paren de Fumigarnos – Santa Fe
A Santa Fe entran desde todas las provincias y países limítrofes alrededor de 7.000 camiones por día. La mayoría con soja transgénica, sin ningún requerimiento (en plena cuarentena).
Llegan barcos de diversos países a cargar cereales en los puertos de nuestro Cordón Industrial y trenes de barcazas con transgénicos desde Paraguay o Brasil, por el otrora caudaloso río Paraná.
Actividades, todas, que nos obligan a convivir con tóxicos que debilitan nuestras defensas, tan necesarias ante el avance del coronavirus.
Vemos como se cuentan meticulosamente los muertos de la pandemia, pero nunca los muertos por la contaminación del modelo agroindustrial.
Desde noviembre del año pasado, se encuentra en la Cámara de Senadores (con media sanción de Diputados) el proyecto que modifica la ley de Agrotóxicos 11.273 (mal llamada de Fitosanitarios, expediente 36.425) para su aprobación. El mismo establece una zona de resguardo de 1.000 metros libres de tóxicos alrededor de nuestros pueblos y ciudades. Zona que, además de ponernos a resguardo de los venenos, puede y debe ser destinada a la producción de alimentos sanos, soberanos y de fácil acceso a la población en lugar de fumigar con venenos o realizar negocios inmobiliarios. Y en paralelo proteger nuestro sistema inmunológico, condición indispensable para resistir el Covid -19 y/o futuras pandemias.
Zonas de resguardo, con producción agroecológica y creando las condiciones para la vuelta al campo de parte de la población expulsada en las últimas décadas. En un país con tradición agropecuaria, donde hoy el 92% de sus habitantes vive en ciudades o hacinados en sus arrabales, siendo caldo de cultivo de este u otros virus, narcotráfico y demás…
Sobradas evidencias dan cuenta y respaldan lo que sostenemos. Incluso el actual ministro de Ambiente y Desarrollo de la Nación, Juan Cabandié, expresó ante la comisión de Ambiente y Desarrollo Sustentable del Senado de la Nación: “Ustedes saben lo que significa la utilización del glifosato y del paquete tecnológico… El glifosato o “veneno”, según se quiera llamarlo, contamina las napas freáticas, se fumiga en la cara de los niños en las Escuelas Rurales, se fumiga en los centros urbanos y hay muertes por causa del glifosato. Si hiciéramos estudios de glifosato en sangre nos alarmaríamos fuertemente; si hiciéramos estudios de glifosato en nuestras comidas nos alarmaríamos”.
Para una transición de la economía coherente con el aislamiento y priorizando la vida sobre el dinero, como ahora pregonan desde todas las usinas informativas (cuestión que nosotros siempre pensamos y militamos), es necesario comenzar. Un primer paso es que los senadores de Santa Fe conviertan en ley el proyecto que ya tiene media sanción en Diputados, y de esta manera las santafesinas y santafesinos contemos con una ley que nos proteja de la contaminación con agrotóxicos.
Porque la salud no se negocia necesitamos esta ley!
¡¡Paren de fumigarnos!!