Fabiana Scarfo tiene 50 años y desde hace 20 que es afiliada a Delta Salud (que a fines de 2019 pasó a manos del Grupo Medicyn, presidido por Fernando Riccomi). Es paciente de riesgo, y desde que declararon el aislamiento social, preventivo y obligatorio pidió a la empresa de medicina prepaga que pasen a cobrarle la cuota por su casa. «Hace tres meses que están haciendo oídos sordos a mi pedido y me dejaron sin obra social», contó a El Ciudadano.
«Desde marzo que estoy comunicándome con la obra social a través de llamadas y de mensajes de Whastapp, pero cuando les digo mi nombre dejaron de responderme. Le pedí prestado el celular a mi hermana y empecé a comunicarme desde ese número. Y pasó lo mismo, les digo quién soy y no me contestaron más», lamentó la mujer.
Fabiana padece de un tumor de cordoma, que en la mayor parte de los casos aparece en la columna vertebral o en la base del cráneo. Su tratamiento es delicado porque se encuentra entre la zona de la médula espinal y del cerebro.
«Ya me operaron dos veces del tumor, pero desgraciadamente sigue creciendo. Para controlarlo tengo que hacerme constantes análisis, resonancias y tomografías, y de esa manera, poder ver dónde están las células del tumor. No les convengo como paciente», sostiene la mujer.
La damnificada aseguró que no sólo ella está pasando por esta delicada situación: «Son muchos los afiliados que tienen el mismo problema que el mío. No les fueron a cobrar y se quedaron sin obra social».
Fabiana tenía un «plan premium» y pagaba 3400 pesos mensuales. Desde hace años en esa prepaga tiene su historia clínica, su oncóloga y su endocrinóloga. Afiliarse a otra obra social significaría perder derechos y además esperar un período de carencia para seguir su tratamiento y hacerse ciertos estudios debido a su patología.
«Se abusan, soy paciente de riesgo y me dejaron sin cobertura médica. Me están estafando. Siempre tuve mi cuota al día y siempre tuve la voluntad de pagar. Necesito una solución urgente», cerró Fabiana.
