El histórico paro por tiempo indeterminado dispuesto por la Unión Tranviarios Automotor en todo el país a excepción de algunas seccionales del gremio cumplió 16 días consecutivos en Rosario y la región. La medida de fuerza, que en la provincia se cumple también en la capital Santa Fe y en otras ciudades donde hay sistema de transporte público, ya es la más extensa en un siglo, y aún no hay ni siquiera un principio de solución, pero en cambio sobran indicios de que la situación podría empeorar: este miércoles volverán a reunirse la conducción nacional del sindicato con representantes de las cámaras patronales y del Ministerio de Transporte de la Nación para retomar una negociación que, sin avances, pasó a cuarto intermedio el pasado miércoles 20. Y la única novedad que surgió entretanto va en sentido opuesto a las aspiraciones de los trabajadores: las empresas de líneas de transporte urbano ya hablan de rebajas salariales y de aplicar suspensiones de personal, cuando aún resta menos de una semana de vigencia del decreto que las impide, el DNU 329/2020.
La pandemia de coronavirus está dejando al sector del transporte urbano en crisis estructural: el paro de la UTA en Rosario se precipitó por la falta de pago de los salarios completos de abril –hasta este 26 de mayo se había completado, y con esfuerzo y asistencia del Banco Municipal, el 65% de los haberes– en un contexto inédito: no sólo se precipitó la cantidad de usuarios del sistema por la cuarentena obligatoria, sino que desde los tres niveles del gobierno la recomendación para los trabajadores esenciales es utilizarlo lo menos posible, apelando a oatros medios de movilidad para acudir a sus labores.
En ese marco, la llave del conflicto la tiene directamente el Estado nacional a través de los subsidios al transporte público del interior, ya que el costeo de un sistema en el que antes de la huelga las unidades circulaban con frecuencia casi o totalmente vacías excede a la capacidad del Estado municipal, e incluso del provincial. Los intendentes de Rosario, Pablo Javkin; de Santa Fe, Emilio Jatón, y otros de sus pares, entre ellos los jefes municipales de Córdoba, Martín Llaryora, y de Paraná, Adrián Bahl, mantuvieron una reunión a distancia y lanzaron un pedido conjunto a la Nación para equilibrar la asistencia al transporte de pasajeros del interior con la que recibe el de la ciudad de Buenos Aires y el conurbano bonaerense: allí donde se concentra el flujo principal de recursos, la huelga no existe.
Durante el mediodía de este miércoles habrá una nueva mesa que será definitoria: la UTA nacional ya desde el principio dejó sentada su posición, que es acompañar lo que decida cada seccional en su lugar de pertenencia. Y la UTA Rosario ya fijó, también desde el principio, que la huelga iba a continuar hasta que los trabajadores cobraran el ciento por ciento de sus salarios de abril, de convenio. Y ahora, en medio de trascendidos sobre pedidos a la baja, la advertencia es que la acción gremial puede apelar a medidas más produndas. Ya este martes los choferes protagonizaron una protesta con caravana de micros que rodeó la Casa Gris en la capital santafesina.
Sin embargo, en este escenario los reclamos gremiales confluyen con los de las autoridades municipales y provinciales, aunque la UTA cuestionó la “llamativa frialdad” de los emprearios y las autoridades en los tres niveles de gobierno, a las que el gremio acusó de estar “unidos y coordinados”.
“Lamentablemente se habla de un paro histórico, pero acá perdemos todos: pierde la sociedad que no puede usar el transporte, pierden nuestras familias que están intranquilas, inseguras y que no tienen dinero, y también pierde la ciudad», marcó el titular de la UTA Rosario, Sergio Copello, quien la semana pasada hizo evidente su enojo con los funcionarios nacionales del Ministerio que encabeza Mario Meoni.
Por su parte, el secretario de Transporte de Santa Fe, Osvaldo Miatello, apuntó que que la caída en la cantidad de pasajeros –y por tanto de la recaudación– es lo que puso en jaque el sistema, ya que en el interior la porción que aportan los boletos y pasajes es mayor que en la llamada área metropolitana de Buenos Aires.
“Un sistema donde la mitad es subsidio y la mitad recaudación hace que la búsqueda de la solución sea complicada y necesariamente tenga que ver con la Nación, más allá que todas la partes podemos colaborar”, agregó Miatello.
Con todo, este miércoles al mediodía se reunirán vía videoconferencia representantes de los ministerios de Trabajo y Transporte nacionales, de las empresas agrupadas en la Federación Argentina de Transporte Automotor de Pasajeros (Fatap), de la UTA y de los gobiernos provinciales afectados por el paro.