Hay muchos logros que se disfrutan en el momento, pero se reconocen mucho más con el paso del tiempo. Y no hay ninguna duda que eso sucedió con el plantel de Argentino en la temporada 2003/04, cuando se consagró como campeón en el certamen de la Primera C, tras una final donde tenía todo en contra frente al Barracas Central presidido por Chiqui Tapia. Con mucho menos presupuesto que varios equipos de la divisional, pero con un cuerpo técnico joven, encabezado por Pablo Marini, y un grupo de jugadores del club y mucha hambre de gloria, el Salaíto ascendió a la B Metro, una gesta que está bien arriba en la consideración del hincha albo.
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Pelearon el torneo Apertura, donde fueron subcampeones de Barracas Central, presidido por Claudio “Chiqui” Tapia (actual mandamás de AFA) y con el apoyo económico de la familia Moyano y el sindicato de camioneros. En el Clausura y tras un comienzo complicado, revirtieron la situación para consagrarse campeones desplegando un fútbol de alto nivel y haciendo del José Martín Olaeta su gran fortaleza.
En la serie final por el ascenso a la B Metropolitana, Argentino le jugó de igual a igual al poderoso Barracas y terminó dando el salto de categoría tras una dramática serie que terminó con un global de 3 a 3, y que necesitó de una tarde inolvidable del arquero Mauro Andrada, el héroe en los penales de aquel 30 de mayo de 2004 en la mismísima cancha de Huracán.
Pasaron 16 años, y el presente peleando en la Primera D muestra al club en una situación muy distinta, difícil, complicada. Tal vez por eso aquella gesta del 2004 cobra mayor valor aún. Y el reconocimiento a aquel plantel es cada día más grande.
La campaña rumbo a la consagración
El formato del campeonato de la C era de dos rondas todos contra todos con ida y vuelta. Los campeones de cada certamen (Apertura y Clausura) se enfrentarían en una serie final por el primer boleto a la B, mientras que el segundo sería por intermedio de un reducido, cuyo ganador debía enfrentar a un equipo de la Metro con desventaja deportiva.
Argentino fue subcampeón del Apertura, donde jugó 18 partidos, ganó 11, empató 1 y perdió los 6 restante, anotando 23 tantos y recibiendo apenas 15, siendo la valla menos vencida del certamen.
En el Clausura, no arrancó de la mejor manera, pero se terminó consagrando el ganador. Obtuvo 12 triunfos, 4 igualdades y solamente 2 derrotas. Marcó 37 goles y permitió 23.
En la finalísima ante Barracas Central, ganó 2-1 la ida en cancha de Newell’s gracias a los goles de Maximiliano Raschetti Sánchez y Pablo Vázquez, quien marcó el único tanto en la revancha, que terminó 2-1 para el Guapo. En la definición por penales, el Salaíto se impuso 5-4 y la gran figura fue Mauro Andrada, al atajar dos remates, el decisivo a Pablo Lambermont para darle toda la gloria a los de barrio Sarmiento.
