Fue el primer paso rumbo a la gloria. El domingo 3 de junio de 2012, Central Córdoba visitó a Laferrere en pleno corazón de La Matanza para jugar el partido de vuelta por los cuartos de final del torneo reducido de la Primera C. En la ida fue 1-1 en barrio Tablada y el Villero tenía ventaja deportiva por haber terminado más arriba en la tabla de posiciones, por lo que un empate o un triunfo le daba el pase a la siguiente ronda: al Charrúa solamente le servía el triunfo para avanzar a semifinales.
Pero ni todo el clima adverso que se vivió en el conurbano bonaerense aquella tarde pudo contra las ganas de hambre de gloria que tenían los dirigidos por Marcelo Vaquero. Fue triunfo del Matador 3-1 con los goles de Nahuel Rodríguez en la etapa inicial y Nicolás De Bruno y Alejandro Fiorina promediando el segundo tiempo para ponerle definitivamente la pilcha de gran candidato para pelear por el ascenso a la Primera B Metropolitana en una promoción con un equipo de esa divisional. Federico Rodríguez había marcado el empate transitorio para el local.
“Habíamos empatado 1-1 acá en el Gabino y para la vuelta tenían la ventaja. Además no hay que olvidarse que en el partido de ida, los jugadores de ellos nos habían dejado una pintada en el vestuario visitante que decía ‘En Lafe mueren todos’”, recordó en charla con El Hincha De Bruno, uno de las figuras y autor de un inolvidable gol desde casi la mitad de la cancha que significó el 2-1 parcial para los rosarinos.
Sobre la previa, el volante recordó: “Con todo ese revuelo que se armó, nos odiaban, nos querían ganar a toda costa. Estaban enojados porque nosotros habíamos hablado con la gente de Agremiados por la pintada amenazante”.
De la jugada del gol que le daba la ventaja al Charrúa, minutos después del empate transitorio que había calmado las aguas en el Morumbí de Lafe, De Bruno recordó: “Yo tiro un sombrerito, Facu (Fabello) la peina y cuando está cayendo le pego como viene, sabiendo que va a hacer esa parábola y que va a sorprender, pero la posición del arquero no la vi ni tampoco la veo entrar porque teníamos el sol de frente. Una vez que la pelota está adentro, al ras del piso, recién ahí me doy cuenta”.
Y sobre el alocado festejo con sus compañeros añadió: “Salí corriendo para el otro lado porque antes ya me habían tirado cosas desde la tribuna, así que decidí irme lo más lejos posible de la hinchada. Cuando paso mitad de cancha, se metieron los suplentes nuestro a festejar, me tacklea Maxi Kapustensky y otro que ingresa es el Tati Bustos Montoya (por aquel entonces ayudante de campo)”.
“Laferrere era el rival más duro que nos podía tocar”, aseguró De Bruno. Y enseguida agregó: “Todos los equipos eran complicados, pero ellos aún más porque eran partidos definitorios. Además en su cancha se hacían fuerte: es pesada para jugar y teníamos desventaja deportiva. Sin embargo en aquella instancia avanzaron todos los que habían terminado abajo en la tabla de posiciones”.
“Cuando pasamos esa serie, nos terminamos de convencer que podíamos lograrlo. Muchos se acuerdan de aquel partido y de la final con Sportivo Italiano, pero en el medio pasamos a Berazategui en semifinales y a Midland en la final del reducido”, expresó el enganche.
Otro que recordó aquella tarde inolvidable fue Alejandro Fiorina. El delantero, quien ingresó en el transcurso de la etapa complementaria, expresó que “ganamos jugando de una manera espectacular, mostrando muchísimo carácter y fue un día inolvidable por todo lo vivido dentro de la cancha, por como jugó el equipo”.
En referencia a lo personal, el Flaco fue el autor del tercer tanto que selló la clasificación charrúa a las semifinales del reducido, destacó: “Pude hacer un gol gracias a Nico De Bruno que me dejó mano a mano con el arquero local y gritar en esa cancha, todos solos y en contra de todos”.
Y para el final, el atacante matador dejó la anécdota de los incidentes que provocaron los simpatizantes local, de la cual contó: “Tuvo un condimento raro de que nos fuimos corriendo directamente al micro, con los bolsos en la mano y el jefe de la barra de Laferrere se subió para decirnos que nos vayamos tranquilos. Es un día que recuerdo con mucho cariño y del que podría hablar mil horas”.
Como en la temporada 2010/11, Central Córdoba volvía a ser el verdugo de Laferrere. Pero esta vez era con un final aún más heroico, porque ese grupo venció todas las adversidades para llegar a esa instancia y terminó coronando la historia de la mejor manera posible. Pero ese es otro capítulo de un cuento que se contará más adelante.