La abogada de la familia de Luis Armando Espinoza, el trabajador rural asesinado presuntamente por policías en Tucumán, afirmó este martes que se logró identificar de qué arma que portaban los efectivos imputados partió el disparo que mató a la víctima.
«Espinoza falleció en el lugar (donde se produjo el ataque) como consecuencia de una herida de arma de fuego que impactó sobre el omóplato izquierdo lesionando el pulmón y afectando una arteria vital como lo es la aorta, lo que produjo una hemorragia masiva», señaló a la prensa la letrada Cintia Campos.
La abogada detalló que, de acuerdo a los resultados de la autopsia, los policías «intentaron ocultar el cuerpo cuando Espinoza ya se encontraba sin vida».
Según Campos, a través de los peritajes se logró determinar que «el proyectil extraído del cuerpo de Espinoza corresponde al arma del oficial auxiliar José Alberto Morales».
De acuerdo a los resultados de los peritos del Laboratorio de Criminalística del Equipo Científico de Investigaciones Fiscales (ECIF), la bala que impactó en la víctima salió de un arma reglamentaria Jericho 9 milímetros que pertenece a Morales y que fue secuestrada en el marco de la causa.
Este oficial se encuentra detenido junto a otros siete policías de la comisaría de Monteagudo y dos civiles, un vigilador comunal y el hermano de uno de los efectivos.
Luego de que peritos científicos de Tucumán comprobaran que el proyectil que mató al peón rural saliera del arma del oficial auxiliar Morales, la Justicia cambiará la imputación de los ocho policías detenidos, quienes estaban de manera provisoria acusados por desaparición, al delito de homicidio doblemente agravado. Así, la Fiscalía del caso pedirá que se los enjuicie por un delito que puede suponer la pena máxima de prisión perpetua, adelantaron voceros judiciales.
Espinoza, de 31 años, y su hermano fueron atacados el 15 de mayo último por los policías durante un operativo realizado en el marco de un festival de caballos cuadreros en el paraje de Melcho, de la ciudad de Simoca, y su cadáver apareció una semana después en territorio catamarqueño, adonde fue arrojado por un barranco envuelto en plástico.