“Después de la muerte del Trinche que nos afectó a todos, la palabra ‘amigo’ cambió. Todos te dicen que eran ‘amigos’ de él y yo me pongo en el lado de los ‘muy buenos conocidos’. Sus amigos son los que pudieron estar en las malas con él, como Darío (Juárez) y todo ese grupo. Pero sí te puedo asegurar que tengo miles de anécdotas para contarte”. El dueño de esta declaración es Marcelo Calógero, hincha fanático de Central Córdoba y quien pudo compartir muchos y lindos momentos junto a Tomás Felipe Carlovich.
Como él mismo dice, no era un amigo sino un “muy buen conocido”. El “Araña”, como lo conocen todos por barrio Tablada, siempre estuvo vinculado a la hinchada charrúa, fue dirigente y ahora colabora desde su lugar, ayudando en los días de los partidos y con todo lo referido al tema eléctrico, que es su especialidad. En charla con El Hincha y a un mes del fallecimiento del Trinche, lo recuerda de la mejor manera: con momentos vividos en el Gabino Sosa, su lugar en el mundo y donde la leyenda del nacido en barrio Belgrano comenzó a forjarse desde el momento en que se puso la casaca del Matador, allá por mediados de los 70.
“Te puedo contar una de las cosas que recuerdo con más melancolía que fue la última charla que tuvimos. Fue en un partido que jugamos como local, yo estaba en la puerta de los vestuarios y siento que golpean. Era el Maestro, yo siempre le decía así y no por su nombre ni apodo, entonces lo digo ‘vení que tengo que mostrarte algo’ y lo llevé a ver el riego artificial que inaugurábamos ese día”, re-cuerdo Calógero, quien confiesa que se le pone la piel de gallina de solamente recordarlo.
Y enseguida añadió: “La anécdota es que subimos a la tribuna y me dice ‘pensar que cuando yo jugaba acá, vos te caías y te raspabas la pierna, la pelota te picaba para cualquier lado, pero así jugábamos nosotros’. En seguida, me pregunta si yo había escuchado a los que consultaron si se cortó bien el pasto o si regaron las áreas y me responde ‘Araña, ahora si llueve usan tapones altos, si la pelota está bien inflado y estamos en esta categoría. En la época nuestra había un pozo en el medio de la cancha, esto no es fútbol. Antes tirabas una pelota Pulpo en el medio de una calle de tierra o en cualquier lugar y cuando te picaba para todos los lados, vos la dominabas y jugabas con eso, ahí te dabas cuenta lo que era jugar realmente’. Esa fue mi última charla con él, los dos sentados en una tribuna de barrio Tablada”.
Sobre cuándo y cómo conoció al Trinche, el Araña contó que “fue en el año 1973, en un partido donde Central Córdoba le ganó a JJ Urquiza 6-0. Entro por la esquina de Juan Manuel de Rosas y Virasoro con mi papá y mi tío, me asusto al ver toda la cancha de tablones, que estaba llena y se movía mucho. Lo primero que me llama la atención y pregunto es por uno que llevaba las medias caídas, la camiseta afuera, barba y despeinado. Ese era Carlovich y esa fue la primera vez que lo vi, después empezamos a seguir al equipo con mi tío por todos lados”.
“Cuando yo me meto en la hinchada del Matador, allá por comienzos de los 80, empiezo a hacerme amigo de Lalo García, Cabrera, los hermanos Aquino y estaba el Trinche. Yo empiezo a colaborar en el club y ahí comienza a darse toda la relación con él”, señala sobre cómo fue que comenzaron a tener más charla.
Otro gran recuerdo que guarda del Trinche son las camisetas de Central Córdoba, aunque hay una que le falta y cuenta el por qué: “Una vez me llama y me pide que le regale una de las que yo tenía, a lo que le respondo ‘ni en pedo’, pero me persiguió tanto, me escribió y llamó tanto que se la terminé regalando. Fue la 5 de piqué, que tenía estampado el número en cuero del año 1973, había varios testigos de que se la di, como Carlos Mordini, Darío Juárez y el Conejo (otro hincha charrúa). Esa camiseta me enteré que se la regaló al Gallego, Marcelo Lewandowski, otro reconocido fanático de nuestro club”.
Un testimonio más sobre lo que era Tomás Felipe Carlovich en el mundo Central Córdoba es un viaje suyo con los hinchas a Buenos Aires. De aquella tarde, el Araña cuenta: “Uno de sus últimos partidos fue con la hinchada en 1986, a un partido contra Almagro en cancha de All Boys (derrota 3-1 ante el Tricolor). Se vino en el colectivo con nosotros, pero no era de charlar mucho. Es más, creo que toda esta fama mundial que se generó con lo sucedido, a él le hubiera molestado”.