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Carlos Tomada: “La pandemia puso sobre la mesa la tremenda desigualdad que ya había»

Lo dijo en el Conversatorio virtual con disertantes gremiales de España y Argentina denominado “Trabajo y Sindicatos en la post pandemia". Participaron Cristina Lacorte (Secretaria Internacional de Comisiones Obreras españolas), Hugo Yasky ( CTA de los Trabajadores) y Héctor Morcillo de la CGT

Especial para El Ciudadano

Este jueves 18 se realizó un Conversatorio virtual con disertantes gremiales de España y Argentina denominado “Trabajo y Sindicatos en la post pandemia”. Fue organizado por Marta Scarpato, que reside en Bruselas y es la coordinadora internacional de la CTA de los Trabajadores, junto a Beatriz Cappeletti, de la Universidad de San Martín. Contó con la coordinación del ex ministro de Trabajo de la Nación, Carlos Tomada. Hablaron Cristina Lacorte (Secretaria Internacional de Comisiones Obreras españolas), Hugo Yasky (Secretario General de la CTA de los Trabajadores y diputado nacional) y Héctor Morcillo (Secretario General de la Federación de Trabajadores de la Industria de la Alimentación de Argentina, CGT). La siguiente es la síntesis de la charla.

Hugo Yasky: “Hoy la empresa LATAM dice que tiene que irse de la Argentina porque según ellos, el movimiento sindical no les dejó achicar el costo. Ellos van a plantear un escenario de guerra, pero es una guerra contra los trabajadores. Es una opción que grupos empresarios toman no sólo contra nosotros, sino contra el gobierno. Quieren usar la crisis para desgastar al movimiento sindical y poner en el ojo de la tormenta a los que no quieran claudicar en la lucha por los derechos. Tenemos que construir la mayor unidad posible, en este contexto. Más allá de las paritarias o el derecho al aguinaldo, tenemos que plantear una agenda de medidas o de instrumentos como para que la carga de la crisis sea más pareja. Acá, el Estado empezó a tocar fondo. Cuando nos dijeron ayer que se va a fraccionar el pago del aguinaldo, es solamente la punta del iceberg de lo que puede venir. Es probable que luego digan fraccionar el pago de salarios y luego que no habrá como pagar salarios o soltar la mano a las provincias, que están pagando salarios con aportes de Nación. Si no empezamos a discutir de qué otra manera generamos recursos en el país, esto termina en el voluntarismo. El decreto de prohibición de los despidos ha sido efectivo. En su momento se la propusimos a Macri y se nos reía en la cara. Ahora, está viendo que es eficaz. Porque tenemos menos despidos en el país de los que hubo en períodos anteriores y podría haber habido ahora mismo, ante la pandemia. Está claro que esto tiene un período de tiempo determinado, no es eterno”.

“Tenemos que definir una batería de herramientas urgente. El resultado dependerá de las correlaciones de fuerza a nivel social. Los impuestos a los sectores más concentrados de la economía, para que paguen en la misma proporción que los que estamos abajo, es urgente que se avance. Nosotros pagamos impuestos al consumo, los salarios, los servicios, ellos no. La crisis no la deben terminar pagando los que menos tienen. Para esto es importante no retroceder en la representación gremial, porque sino terminaremos discutiendo cuántos se salvan en un esquema de ajuste y despidos. Por eso vemos la ofensiva tan fuerte contra el gobierno de Alberto Fernández. Se ataca la gestión de la pandemia, cuando vemos lo que pasó en Brasil o Chile, que han aplicado el darwinismo social extremos ante el coronavirus. Pero en realidad el objetivo que tienen es el otro. En cuanto a herramientas legislativas, nosotros propusimos el impuesto a las fortunas personales, que viene a marcha lenta. También estamos discutiendo la Ley de Teletrabajo, creo que podrá salir, porque tiene el apoyo de todas las centrales sindicales y seguro servirá como referencia para otros países. Pero está claro que entraremos en una etapa turbulenta, después de la pandemia nos querrán hacer pagar el costo los sectores privilegiados de haber elegido un gobierno que promueva las mejoras del campo popular. La nueva normalidad, si no se interpone la voluntad de los trabajadores, por la propia inercia de la crisis, nos va a dejar peor de lo que estábamos hace cuatro meses. Veamos ahora mismo el lobby de los que defienden a Vicentín, que fue la principal aportante de la campaña de Macri y se llevó el equivalente a millones de salarios con créditos del Estado que nunca devolvió. Y los mismos que hablan de la defensa de la propiedad privada, cuando tienen que recortar salarios, no se acuerdan del derecho de un trabajador. Eso de mostrar medidas que seduzcan al capital extranjero para que se enamore de la Argentina, ya sabemos cómo nos fue en el pasado, quiénes son los que tienen que poner la parte más dolorosa, para ellos”.

Carlos Tomada: “La pandemia puso sobre la mesa la tremenda desigualdad que había. En nuestro continente, más que en otros. Es cierto que el virus ataca a todos, pero le pega más a los más vulnerables. Y se expande distinto en un barrio que en otro, según las condiciones de vida. El virus nos mostró entonces que la equidad distributiva, a nivel global, no es sólo un problema de justicia social, sino de la propia subsistencia. Por eso ahí tenemos a España discutiendo un Ingreso Mínimo Vital, para quienes no acrediten otro ingreso. En Argentina, muchos sectores medios repiten -previo lavado de cabeza de los sectores dominantes desde los medios- que este tipo de medidas son para los vagos que no quieren trabajar. Pero entendamos que son las medidas que necesita el mundo para ser más justo. Para esta crisis, de características fenomenales, se necesitan soluciones radicales, de fondo. En la Argentina, por ejemplo, en este mismo contexto se puso en discusión un impuesto a los grandes patrimonios”.

“Por eso digo, ante lo que vemos en estas horas, que la nueva normalidad no tiene mucho de nuevo, al menos desde lo que piden los sectores empresarios más concentrados, sino que más bien tratan de insistir en viejos planteos que ya venían haciendo. Y lo que pase ahora, con el diálogo abierto, va a determinar el después. Y si no se plantea con fuerza la posición, como decía Hugo Yasky, no se estará discutiendo cuánto pone cada parte, sino cuántos quedan adentro. Está claro que no es lo mismo plantear esto en un país en el que hay un gobierno de derecha, que en un país donde se comparten criterios generales con el gobierno. Es una experiencia muy dura, aunque también muy rica, porque la pandemia nos plantea una nueva disputa en la construcción del relato. Esta fenomenal crisis sanitaria a nivel global lo que hizo es reabrir discusiones que ya parecían cerradas. El error es pensar que ya las tenemos ganadas por el solo hecho de que se debatan. Lo que sí veo como favorable, dentro de la gran crisis, es que la política se pueda imponer al posibilismo. Está claro que hace falta más Estado y que para estimular la demanda hace falta más plata en el bolsillo de la gente, lo que debe discutirse es de dónde salen los recursos. Y ahora vemos, como por ejemplo el caso de Vicentín en la Argentina, es cómo los grandes medios defienden la postura de los que evaden, yendo en detrimento de tener más y mejor Estado. Recuerdo ahora cuando Alberto Fernández propuso en el G20 un Plan Marshall global. En este contexto, se hace necesario discutir ese tipo de propuestas excepcionales”.

Cristina Lacorte (Secretaria Internacional de Comisiones Obreras de España): “Por la pandemia, la libertad de movimientos de mercancías y personas en todo el planeta se vio restringida. Y de repente, lo que pensábamos que podía pasar con el mundo laboral, hoy cambió. Hablábamos del impacto de la robotización y nos surgió el teletrabajo. Además, cuando nos pusimos todos en pausa, en nuestras casas, resulta que vimos los trabajos esenciales eran en su mayor parte los de peor paga y los que necesitan del Estado, como la salud pública, el transporte, los recolectores de residuos. Y nos acordamos todos que necesitábamos del Estado. Otro tema que se puso en cuestión en estos meses es la posibilidad y el compromiso de pago de los países endeudados. ¿Se condonarán las deudas como están discutiendo ahora mismo en Argentina?”

“También se puso en tela de juicio la política de las multinacionales, que han demostrado no tener sensibilidad alguna: las compañías aéreas, por ejemplo, que sin subsidios quieren cerrar. O empresas como Zara, que fabrican sus prendas en Bangladesh o Rumania, ¿ahora a la salida de la pandemia respetarán los derechos laborales de los países en que fabrican? Entonces, la fórmula más tentadora que tienen los patrones a mano, es la precarización. También, otro efecto de la crisis del coronavirus será la subida del desempleo, y su efecto en que habrá montones de personas dispuestos a trabajar en peores condiciones que las que tenían. Otra cosa, finalmente, es que el teletrabajo se ha impuesto y creemos que habrá que regularlo de una vez. Respecto a España, sí debo decir que lo que se ha puesto en valor es la política. Aquí se han visto que las movilizaciones para salir del confinamiento, de parte de la derecha, han sido los que en Madrid pedían con banderas españolas poder salir a tomar unas cañas. Poniendo la economía por delante de la vida, las élites de este país, de una manera vergonzosa. Pero además, lo que más han cuestionado del gobierno es la idea de generar algún ingreso para los que menos tienen, se oponen a cualquier iniciativa que genere equidad”.

Héctor Morcillo: “Ya venimos de muchos años de pérdidas de derechos sociales. Desde la década del 80 venimos analizando las tercerizaciones como forma de organizar el mundo laboral y la implicancia de la robotización en la situación de pérdida de puestos de trabajo. Ahora, la pandemia aceleró todos esos debates. Nosotros hemos sido declarados sector esencial, como sector de la alimentación. Un primer debate era si todo lo que producíamos era esencial, porque las golosinas, por ejemplo, quizás no debían serlo, pero las cámaras patronales y el Estado no se pusieron de acuerdo, entonces todo siguió funcionando, con protocolos. Algunos productos, como los cucuruchos de helado, se venden mucho menos y por eso hay menos producción. Pero en general, los trabajadores de la alimentación, hemos seguido en actividad, al mismo tiempo que la mayor parte de la sociedad se mantuvo en aislamiento. El problema no es pensar la postpandemia, el problema lo tenemos hoy, en cómo actuamos para no retroceder más en nuestros derechos”.

 

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