El nivel de actividad en la industria santafesina cayó en mayo pasado un 16,3% respecto al mismo mes del año anterior. Y la mayor parte del derrumbe se explica de forma casi exclusiva en la pandemia de coronavirus: en los primeros cinco meses de 2020 se verificó una caída del 13,6% respecto de similar lapso de 2019. Pero a la par, la caída interanual se atenuó en el quinto mes del año, que incluso representó un repunte respecto del mes anterior, abril: “La habilitación de actividades y la paulatina reactivación de las empresas explica la menor intensidad”, relevó la Federación Industrial de Santa Fe (Fisfe), que agrupa a todas las cámaras del sector manufacturero de la provincia. Y a este dato la entidad le agregó otro: en los totales generales, la performance de la industria santafesina estuvo por encima de los promedios nacionales.
El Instituto de Investigaciones Económicas de Fisfe volvió a hacer el relevamiento con datos oficiales y fuentes propias, por lo que los resultados tienen un alto nivel de confiabilidad: lo que miden es lo que está ocurriendo. Y en ese marco, un dato resultó alentador: “En mayo, prácticamente todas las actividades fabriles incrementaron sus índices de producción respecto al mes anterior. Similar situación prevaleció durante de junio. Desde la perspectiva de la producción industrial, Santa Fe presenta un menor impacto negativo del Covid-19 en relación a lo observado en el orden nacional”, se explaya el informe de la entidad fabril.
Como es lógico, el impacto del aislamiento social, preventivo y obligatorio dispuesto por el gobierno nacional para enfrentar la pandemia se hizo sentir: “En marzo, abril y mayo de 2020 más del 80% de las ramas de actividad industrial con desarrollo en la provincia de Santa Fe registraron menor nivel de producción en relación al mismo período del año anterior”, marcó Fisfe. Pero a la par aclaró que la estrategia sanitaria, diseñada con el único objetivo de preservar la salud de la población, no aplicó un freno a una realidad pujante: “El combate de la pandemia Covid-19 prolongó, profundizó y generalizó la fase recesiva por la que atraviesa la industria santafesina desde 2018”, marcó Fisfe.
Así las cosas, entre las ramas de actividad de mayor contribución al producto industrial santafesino, en mayo de 2020 se hallaron los siguientes resultados interanuales: vehículos automotores, -100% (parate total); autopartes, -75,3% (se comenzaron habilitando firmas de repuestos para vehículos de transporte, sanitarios, de fuerzas de seguridad, etcétera); prendas de vestir, -68,6% (los comercios cerraron en su totalidad por la cuarentena y las empresas se reconvirtieron a la producción de barbijos y elementos de seguridad para trabajadores esenciales); productos metálicos para uso estructural, -60,6% (se continuaron produciendo insumos para servicios esenciales con lo cual parte del sector se consideró también esencial); y como casos similares se cuentan maquinaria de uso general, -50,1%; industria siderúrgica -42,5%; productos de metal y servicios de trabajo, -41,6%; otra maquinaria de uso especial, -36,6%.
En tanto, fueron menos pronunciadas las curvas en sectores ligados al desempeño de actividades esenciales e incluso claves para el equipamiento de los nuevos centros de campaña para atención de casos positivos, además, lógicamente, de la alimentación, la higiene, la deposición de residuos la atención sanitaria y varios etcéteras, entre ellos el trabajo periodístco. En este último caso se ubican muebles y colchones -20,8%; fiambres y embutidos, -15,5%; manufacturas de plástico, -14,2%; edición e impresión, -13,3%; carrocerías y remolques, -12,7%; papel y productos de papel, -5,7%; molienda de cereales, -3,1%; carne vacuna, -1,8%. Y la curva se revierte con sectores que crecieron: molienda de oleaginosas, 1,3%; productos lácteos, 14,8%, y maquinaria agropecuaria, con un crecimiento de 32,6%.
En cuanto a los puestos laborales, Fisfe relevó que el empleo industrial enfrentó en abril pasado el máximo impacto de la cuarentena obligatoria, con una caída del 4,1% interanual, lo que se traduce en concreto en la pérdida de 46.100 empleos es decir, más de cuatro ciudades y media de trabajadores. Los sectores que más concentraron la caída fueron construcción 28,3%; hoteles y restoranes, 11,2%; pesca, 5,6%, y transporte, almacenamiento y comunicaciones, 4,2%.
De igual modo, Fisfe puntualizó que el total de trabajadores asalariados registrados del sector privado en Santa Fe “retrocede desde septiembre de 2018 y hasta la actualidad”. Es decir que si bien el cuadro de este año se explica en la pandemia, durante un año año y un trimestre anteriores al brote mundial el origen se encuentra en las políticas económicas del gobierno de Mauricio Macri, con el combo de megadevaluación, dolarización de tarifas de servicios, derrumbe del poder adquisitivo de los salarios, achicamiento del Estado (resintiendo servicios) y la consecuente caída de la producción fabril en todos los niveles, salvo en sectores puntuales que únicamente funcionan para mercados externos.
En abril pasado, a poco de iniciarse la cuarentena, el 20 de marzo, en Santa Fe 24.300 personas perdieron su trabajo en comparación con el mismo mes de 2019. Esa caída, que en puntos porcentuales representa un 4,9% interanual, también fue inferior al total nacional, que tuvo un retroceso del 5,3%.
“En la variación mensual sin estacionalidad, todos los sectores presentaron una disminución en el empleo. Las caídas más fuertes, en términos porcentuales, se registraron en construcción (-11,1%), hoteles y restaurantes (-7,7%), servicios comunitarios, sociales y personales (-2,4%), transporte, almacenamiento y comunicaciones (-1,9%) y actividades inmobiliarias, empresariales y de alquiler (-1,9%). Por su parte, comercio y reparaciones e industrias manufactureras presentaron caídas de 1,3% y 0,9%, respectivamente”, tabuló el informe de Fisfe.
Y reflejó que en la comparación mensual sin estacionalidad “sólo Tucumán alcanzó una variación positiva del empleo” y casi nula: 0,2%. “El resto de las jurisdicciones mostraron variaciones negativas y las caídas más importantes se observaron en Catamarca (-5,5%), La Rioja (-5,5%), Mendoza (-4,6%), San Juan (-4,1%), Tierra del Fuego (-3,8%), Neuquén (-3,6%) y Formosa (-2,9%)”. En la ciudad de Buenos Aires el empleo cayó un 2,1%, en tanto que hubo una medisión similar en la zona núcleo: en Buenos Aires y Cordoba retrocedió el mismo nivel porcentual que en Santa Fe: 1,7%.
La patria sojera
El relevamiento de Fisfe midió que el procesamiento de soja en la provincia se mantuvo igual o con leves mejoras: para el poroto no hubo ni impacto del derrumbe del mercado interno (todo se va para afuera) ni pandemia que valga, ya que desde un principio se consideró actividad esencial a la actividad agrícola, a los puertos, y a toda la cadena. Así que en mayo de 2020 la industria de la oleaginosa tuvo una suba del 1,3% interanual, “alcanzando en los primeros cinco meses un volumen similar en relación al mismo período del año anterior”. Y la elaboración de aceite de soja creció aun un poco más: se ubicó 4,2% por encima de 2019.
“Entre enero y mayo de 2020 la industrialización de porotos de soja en nuestra provincia fue de 13,7 millones de toneladas, mientras que la producción de aceite de soja superó las 2,7 millones de toneladas. El valor de las exportaciones argentinas de aceite de soja presenta al mes de mayo de 2020 una mejora de 0,4% y de 3,5% en relación a volumen, principalmente por los mejores resultados obtenidos en abril y mayo”, tabuló el informe de Fisfe.
Pero de igual modo la entidad midió “importantes bajas” en los despachos externos de harina y pellets de soja desde comienzos de 2020 y hasta mayo: “Exhiben una contracción en torno a 12% tanto en valor (425 millones de dólares) como en volumen (1,3 millón de toneladas)”, es decir una caída “tanto en valor como en volumen” de las exportaciones con origen en Santa Fe de los dos principales productos del complejo sojero.
También continuó, producto de la contracción del mercado interno y el aumento de precios, la caída en la cadena cárnica. “En mayo de 2020 la producción nacional de carne bovina alcanzó a 255 mil toneladas” de res con hueso, un volumen 2,7% menor en relación al mismo mes del año anterior. Empero, Fisfe relevó uqe “en el acumulado al mes de mayo creció +2,6%” y que, aunque la faena –1.136.000 cabezas– registró en mayo una merma de -3,3% interanual, “en cinco meses subió 3%”.
“El volumen de las exportaciones argentinas de carne bovina continuó en mayo su importante expansión al subir 20,1% frente al mismo mes de 2019”, marcó la entidad. Pero en contrapartida midió que “el consumo aparente por persona” tuvo una marcada caída en mayo pasado: 12% interanual.
Si no hubo asado, al menos se cocinó pollo: Fisfe relevó que la industria avícola argentina procesó en el período enero-mayo de 2020 “algo más de 317 millones de cabezas, representando una mejora de 2,9% en relación al mismo lapso del año anterior”. También en mayo registró una caída interanual pronunciada (-9,1%), pero también, al igual que la carne vacuna, se recuperó en los primeros cinco meses del año: “Creció 3,9%, mientras que el consumo anual por habitante se expandió 1,3%”.
Pero mientras eso ocurría a nivel nacional, “contrariamente, en la provincia de Santa Fe la actividad sectorial muestra resultados desfavorables: la faena cayó 14% interanual en mayo, y acumula una merma de 9% en los primeros cinco meses del año”.
Otro tanto ocurrió con el cerdo. “En el plano nacional la faena porcina mostró en cinco meses de 2020 una baja de 0,75 % frente al año anterior. La producción argentina de carne porcina enfrentó en cinco meses una baja de 2,6%, al totalizar 253 mil toneladas equivalentes a res con hueso. En mayo mejoró 1% interanual. Por su parte, el consumo anual de carne porcina por persona registró en el cotejo acumulado enero-mayo de 2020 una disminución de -7,2% en relación a igual período del año pasado”. En contrapartida, el volumen exportado pegó un salto más que importante: “Se expandió en cinco meses 40% en relación a 2019”.
En tanto en la industria láctea el achatamiento de la curva –de caída– y su cambio por una de ascenso parece una tendencia instalada “La industria láctea santafesina muestra desde febrero de 2020 y hasta la actualidad una coyuntura marcada por una cierta recuperación de su nivel de actividad. En mayo la recepción de materia prima presentó una mejora de 14,8% interanual, acumulando en cinco meses un incremento de 7,1% en relación a igual período del año anterior”, relevó Fisfe.
“Entre los meses de enero y mayo de 2020 el arribo de leche a las principales plantas lácteas en Santa Fe trepó a 867 millones de litros. En el primer cuatrimestre las exportaciones santafesinas de productos lácteos mejoraron 17,7% en valor, y 47% en el caso de leche entera en polvo, en relación al mismo período de 2019”, marcó la entidad empresaria.
Ladrillo visto
En tanto en los sectores ligados a la construcción el dato sigue siendo el derrumbe. “En Santa Fe el nivel de actividad del bloque «minerales no metálicos» registró en mayo de 2020 una baja de 61% interanual. El consumo total de cemento en nuestra provincia enfrentó en mayo de 2020 una caída de 32% interanual. Traccionada por la construcción, para los meses de junio y julio se espera la continuidad de la recuperación sectorial, pero a partir de muy bajos niveles de actividad”, consideró Fisfe.
Es la misma tendencia que en la siderurgia: “En mayo de 2020 se reanudó parcialmente la producción de acero en Santa Fe, alcanzando no obstante un nivel 42,5% menor al año anterior. En cinco meses la actividad sectorial muestra un descenso de 48%. También se reactivó la producción de laminados aunque presentó una baja de 40,1% interanual, y de 43% en la medición acumulada”, marcó Fisfe. Y otra vez las expectativas están puestas en el mes que marca la mitad del año: “Para junio se anticipa una mayor producción intermensual y la moderación de las bajas interanuales”.
La misma tendencia tiene en Santa Fe la metalurgia en general: “Mostró en mayo de 2020 mayor nivel de actividad respecto al mes anterior; sin embargo, enfrentó una nueva y aguda caída de 30% en la medición interanual. En cinco meses la producción metalmecánica retrocedió 24% en relación al mismo período de 2019. Los reiterados menores niveles de consumo e inversión, y el bajo nivel de actividad en la industria automotriz, construcción, petróleo, gas, y energía, dan cuenta de una prolongada y profunda crisis metalúrgica, acentuada desde marzo tras el avance del Covid-19”, alertó la Federación Industrial
Y expuso la realidad del sector en detalle: “Fundición, -63%; productos metálicos para uso estructural, -60%; otros productos de metal y servicios de trabajo -41%; maquinaria de uso general -50%; otra maquinaria de uso especial, -36%; aparatos de uso doméstico -58%; equipos y aparatos eléctricos, -54%; autopartes -75%; carrocerías, remolques y semirremolques -13%, y motocicletas -73%. Sólo se salvó del derrape la maquinaria agrícola, que creció un 32 por ciento.
“La utilización de la capacidad instalada en la industria metalúrgica registró en abril de 2020 un mínimo histórico de 20,1% de los recursos. Este indicador retrocede en forma reiterada en los últimos veinticuatro meses. Según Adimra (Asociación de Industrias Metalúrgicas), en mayo el 53% de las empresas debió reducir la jornada laboral, mientras que el 23% afirmó haber solicitado Repro o proceso preventivo de crisis”.
Freno total
En cuanto a la producción automotriz santafesina, la cuarentena obligatoria resultó determinante. “Fue nula durante el mes de abril de 2020, mientras que en mayo y junio no se reanudó la producción. En el primer semestre la actividad sectorial exhibió una disminución de 81,7% respecto a igual período de 2019”.