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Ruptura de tregua hace peligrar la estabilidad en la región al sur del Cáucaso

El domingo 12 de julio último Azerbaiyán violó el alto al fuego global decretado por la ONU, en la provincia de Tavush, en Armenia, y se produjeron escaramuzas con víctimas, lo que pone en peligro una frágil paz y activa un conflicto que lleva tres décadas

Cátedra Armenia y Grupo de Estudio Geopolítica del Cáucaso y Asia Menor (UNR)

El domingo 12 de julio último, más allá que la pandemia mundial distendió conflictos armados a lo largo y ancho del mundo, Azerbaiyán violó el alto al fuego global decretado por la ONU, en la provincia de Tavush, Armenia, y continua con los ataques hasta estos días provocando la muerte de un soldado armenio en la frontera y amenazó con bombardear la Central Nuclear de Metsamor, la única central del país.

La provincia de Tavush ocupa el área nororiental de la República de Armenia y limita con Georgia por el norte y con Azerbayán por el este. Uno de los cuatro parques nacionales de Armenia se encuentra en Tavush, es famoso por su rica biodiversidad, bosques pintorescos y manantiales de agua mineral. Lamentablemente las vulnerables aldeas de Tavush se vieron atacadas por tropas del ejército de Azerbaiyán.

El corresponsal de guerra ruso Semyon Pegov del War Gonzo Project,  fue el primer periodista que logró acercarse lo más posible a la frontera entre Armenia y Azerbaiyán.

“Los azerbaiyanos dispararon a las posiciones fronterizas armenias desde patios y jardines de civiles –utilizándolos como escudos humanos–; las fuerzas armadas azerbaiyanas se esconden detrás de la población civil”, dijo Pegov.

Luego de los ataques el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, quien en un discurso reciente amenazó con terminar con el genocidio armenio, prometió ayudar a Azerbaiyán.

“Nuestros vehículos aéreos no tripulados, armados con municiones y misiles y nuestra experiencia, tecnología y capacidad están al servicio de Azerbaiyán”, dijo Ismail Demir, director de uno de los organismos de defensa de Turquía.

“Necesitamos mostrarle al mundo que Azerbaiyan y Turquía están en plena unidad. Una nación, dos Estados”, agregó.

Amenazas y escalada militar

Esta es la única central nuclear de Armenia y está ubicada a 30 kilómetros de Ereván, la capital de Armenia. “Azerbaiyán declaró que van a tirar misiles sobre la planta atómica de Armenia; una declaración muy preocupante.

Significa que están siguiendo una política genocida; significa que están pensando en exterminar una nación”, dijo por estos días Ester Mkrtumyan, embajadora de Armenia en Argentina y concurrente en Uruguay, Chile, Paraguay y Perú. Anna Naghdalyan, portavoz de la cancillería de Armenia insistió en la misma denuncia: “Recientemente, la parte azerbaiyana, en contradicción con los pedidos de los copresidentes del Grupo Minsk de la Osce (Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa), de fortalecer el cese el fuego y abstenerse de acciones provocativas y retórica belicista, recurre constantemente a las amenazas del uso de la fuerza y la escalada militar”.

Historia del conflicto de Nagorno-Karabaj-Artsaj

El conflicto actual tiene sus orígenes sobre el final del período soviético, en 1988, cuando comenzaron las manifestaciones en Armenia y en Nagorno-Karabaj para la unificación de ambos territorios.

Allí ya intervino Azerbaiyan, que pretendía anexar Nagorno-Karabaj. En esos enfrentamientos murieron una buena cantidad de armenios, y luego continuaron una serie de manifestaciones violentas en Bakú, la capital de Azerbaiyan y en Kirovabad, en Ganja, la segunda ciudad azerí en tamaño y habitantes.

En los dos años siguientes, y a pesar de vivir pacíficamente en ambos países, cerca de 400 mil armenios dejaron Azerbaiyán y 170 mil azeríes dejaron Armenia en medio de tensiones nacionalistas. A fines de 1990 y comienzos de 1991, el ejército soviético participó en acciones militares apoyado por unidades azeríes, que forzaron el éxodo de entre 150 y 200 mil armenios que habitaban el norte de Nagorno-Karabaj.

Azerbaiyán proclamó su independencia. En septiembre de ese año, Nagorno-Karabaj informó que no deseaba seguir formando parte de Azerbaiyán, y proclamó su propia independencia, ratificada en diciembre de ese mismo año.

Las acciones militares se intensificaron, primero con una ofensiva de Azerbaiyán desde el sur, entre diciembre 1991 y mayo de 1992, interrumpida por las victorias armenias en Khojali, Shushí y Lachin.

Los incidentes en la línea de separación entre Nagorno-Karabaj y Azerbaiyán y en la frontera entre Armenia y Azerbaiyán han sido constantes desde entonces.

Las conversaciones de paz son conducidas desde 1992 por el grupo de Minsk de la Osce, presidido en la actualidad por Rusia, Estados Unidos y Francia, y hasta el momento no se lograron resultados que puedan terminar con un conflicto de larga data, que además parece irresoluble.

Desde 1991, Nagorno-Karabaj, ahora denominado oficialmente Artsaj se ha desarrollado como república independiente.

Ataques en el extranjero

Una vez que comenzaron los conflictos, la cancillería armenia denunció algunos casos de violencia contra personas de origen armenio en distintos países: “Hubo casos de violencia contra ciudadanos de Armenia y miembros de las comunidades armenias en diferentes países.

También hubo casos de obstrucción al funcionamiento normal del servicio diplomático de Armenia y de las comunidades armenias en el extranjero, destruyendo deliberadamente su propiedad personal y de servicio, lo que en algunos casos también ha amenazado la seguridad del personal diplomático”.

Las acciones “están dirigidas por las estructuras estatales de Azerbaiyán”, acusó la cancillería.

Los buenos oficios: una posibilidad

Aunque los ministros de Armenia y Azerbaiyán habían decidido mantener contactos por videoconferencia antes de este nuevo brote guerrero, el presidente de Azerbaiyán, Ilham Alíev, restó importancia a esos contactos diplomáticos.

Según explicó el mandatario, “el Grupo de Minsk sigue actuando. Bueno, ¿pero hasta cuándo? Actuar no significa ser efectivo”, había dicho en una rueda de prensa.

En cuanto a las reacciones internacionales que despertaron estas últimas escaramuzas en donde hubo víctimas, fueron muy tibias –si se excluye la de Turquía antes citada que tomó partido por Azerbaiyan– y delegaron las declaraciones en el organismo que brega por la paz en la zona. Moscú, por su parte, expresó una “seria preocupación” por la seguridad regional.

Desde la Unión Europea, su representante para el Cáucaso, Toivo Klaar, pidió a ambos países moderación y utilizar los canales de comunicación directos, así como “los buenos oficios de los presidentes del Grupo de Minsk”.

 

 

 

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