La reestructuración de deuda con bonistas extranjeros generó un respaldo casi unánime a partir de un acuerdo que permite una importante reducción en intereses y prorroga los vencimientos más inmediatos. Pero el avance en la negociación lleva a plantear qué modelo económico seguirá el gobierno nacional a partir del desendeudamiento. En diálogo con El Ciudadano, un grupo de economistas rosarinos manifestó su apoyo al plan del ministro de Economía Martín Guzmán, y consideraron que se trata de una nueva oportunidad para plantear un modelo económico independiente del financiamiento externo.
A partir del anuncio, economistas ortodoxos celebraron el acuerdo pero lo entendieron como una nueva posibilidad para volver a endeudarse con los mercados extranjeros. Ante esta lógica que empieza a instalarse en la opinión pública, surge otra alternativa que demanda dejar atrás el modelo de endeudamiento y fuga de dólares para pensar una nueva matriz productiva en Argentina.
Los economistas consultados por El Ciudadano hicieron hincapié en evitar que esa lógica gane terreno nuevamente. Se refirieron a este nuevo escenario como un desafío para discutir la matriz productiva y definir qué cambios pretende la economía argentina para dejar de financiarse con deuda externa.
Cabe destacar que si bien se trata de un paso importante, el margen de maniobra y las decisiones que tome el gobierno nacional luego del arreglo, pasarán por el tamiz del Fondo Monetario Internacional (FMI).
Si bien el organismo respaldó el acuerdo logrado por Guzmán, y manifestó en reiteradas ocasiones su apoyo a Fernández, continúa siendo uno de los mayores acreedores de Argentina y cuenta con una importante injerencia en el futuro del plan económico. De hecho uno de los próximos pasos para Guzmán será sentarse a negociar con su titular, Kristalina Georgieva.
Radiografía del acuerdo
Pasadas las tres de la madrugada de este martes, el Ministerio de Economía de la Nación oficializó el acuerdo de reestructuración de deuda entre Argentina y los tres principales grupos de acreedores extranjeros. El nuevo diseño evitó el noveno default, permitió un ahorro económico y posibilitó un período de gracia para cumplir con los compromisos más urgentes.
Con esta jugada el gobierno acható la curva de una pila de vencimientos, que sin la reestructuración, se acumulaban entre 2020 y 2027 con sumas impagables para Argentina.
De esta forma los 63.664 millones de dólares (en concepto de capital e interés) que debían cancelarse entre 2020 y 2024, se redujeron a 6.116 millones en el mismo período. El resto se abonará hasta 2041 con una distribución equitativa en los montos de vencimiento.
Finalmente Argentina pagará menos de 55 dólares por cada título que originalmente tenía un valor de 100 dólares. La rebaja en la tasa de interés significa un ahorro de 30 mil millones de dólares que pueden ser destinados a otra finalidad.
Repensar la matriz
El acuerdo generó un alivio temporal para la economía nacional, pero obliga a repensar el modelo a futuro. En diálogo con El Ciudadano, la economista del Centro de Economía Política Argentina (Cepa), Julia Strada, se refirió al desafío de discutir la matriz productiva.
Al respecto sostuvo: “A partir de 2025 tenemos una nueva cita con la solvencia, mientras tanto el gobierno va a disponer de dinero para producir, puede plantear un plan económico mucho mas expansivo”.
Entre las prioridades que debería tener en cuenta el gobierno, la economista y actual directora del Banco Provincia de Buenos Aires mencionó la generación de dólares a través de la producción, “para tener un mejor margen fiscal”.
Por otra parte, Strada señaló la necesidad de “discutir la estructura tributaria y profundizar políticas para resolver el tema de la pobreza”.
Nuevo modelo
A su turno, el referente de la Fundación Pueblos del Sur (FPS) Esteban Guida, respaldó los términos del acuerdo pero consideró que lo más importante ahora pasa por conocer qué cambios va a hacer la economía argentina para pagar.
“Está latente que sin financiamiento externo la economía argentina no levanta, y eso me preocupa. SI no hacemos ningún cambio para no depender del financiamiento externo, lo que hacemos es prepararnos para el nuevo default”, aseguró a este diario.
En este sentido Guida se refirió a implementar modificaciones que frenen el balance comercial negativo y la fuga de dólares. “Financiar la fuga tradicional frena el crecimiento y descuida las reservas”, argumentó.
Por último manifestó: “Hay que discutir para qué nos desendeudamos, porque este modelo primarizado y sin industrialización va a hacer que tengamos que recurrir nuevamente a la deuda”.
Evitar ese camino
Por su parte Federico Fiscella, economista local especializado en finanzas, coincidió en la idea de barajar y dar de nuevo en relación a la políticas de endeudamiento. “Lo que no hay que hacer es volver a taparse con deuda, volver a abusar de esa herramienta”, sostuvo.
Planteó que los préstamos en dólares sirvan para financiar exportaciones. “Que lo tomen estructuras que se administran de esa manera habitualmente, pero el Estado no tiene que volver a endeudarse de esa manera en dólares», explicó el economista.
Más allá de la advertencia, Fiscella ponderó el trabajo de Martín Guzmán, a quien le reconoció haber aplicado la teoría que desarrolló durante años en una negociación tan compleja, particularmente lo relacionado al período de gracia.
“Hasta el 2025 prácticamente no va a haber pagos de importancia, va a ir muy de a poquito y va existir una curva ascendente a partir del 2025 con una carga de deuda razonable para argentina de 10 mil millones de dólares por año, que es lo que genera el excedente de exportaciones”, concluyó.