Marcelo Ezequiel Aliendro tenía 19 años y en las calles de los barrios La Paloma y Molino Blanco, en el extremo sur rosarino, era conocido como Negrito. Los últimos minutos del fin de semana lo encontraron en la vereda de la casa de un amigo, en Guillermo Tell –Pasaje 529– al 600, a una cuadra de su casa.
La reunión sufrió un corte abrupto cuando el trío fue baleado desde un auto negro: Aliendro se llevó la peor parte del ataque al sufrir un tiro en la espalda que se cobró su vida en un quirófano del Hospital Roque Sáenz Peña. “Estaba con unos pibes que tenían bronca, él estaba de casualidad ahí y lo mataron”, fue una de las versiones que se escucharon en el barrio.
El crimen de Aliendro fue el segundo registrado en el fin de semana, luego de un homicidio intrafamiliar en barrio Empalme Graneros, la madrugada del sábado.
De acuerdo con voceros oficiales, Aliendro vivía en Guillermo Tell al 500. Por esa zona, alrededor de las 23, un auto negro con vidrios polarizados circuló “en actitud sospechosa” y al pasar por segunda vez por esa cuadra a la altura al 600 desde el interior al menos dos de sus ocupantes abrieron fuego.
Marcelo Ramón P., de 25 años, y Nicolás Jesús M., de 20, recibieron heridas en sus hombros derechos y sus vidas no corrían peligro, señalaron fuentes policiales.
A Aliendro, en tanto, uno de los disparos le atravesó la espalda hiriéndolo de muerte en el estómago. El joven llegó malherido al Hospital Roque Sáenz Peña y los médicos intentaron reanimarlo sin éxito.
Personal del gabinete criminalístico de la Agencia de Investigación Criminal (AIC) recolectó vainas servidas calibre 22 y 9 milímetros, añadieron fuentes del caso. En tanto, los investigadores a cargo de la fiscal de Homicidios Marisol Fabbro buscaban pistas para el móvil del ataque.
